La automotriz Stellantis y la Municipalidad de Tres de Febrero inauguraron un museo dedicado al Fiat 600; qué hay adentro y por qué es más interactivo que otra cosa
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La memoria es, desde una perspectiva filosófica, crucial para la construcción de la identidad. Es una suerte de hilo conductor en el que se expone la toma de decisiones individual, pero también colectiva, a lo largo del tiempo.
La memoria, desde una perspectiva pragmática, es fundamental para la evolución. En esta línea reflexiva, sin demasiada pretensión de profundidad, pero sí con un deje de nostalgia, el viernes 13 de octubre, la automotriz Stellantis inauguró junto con la Municipalidad de 3 de Febrero el Museo del Fitito, con el fin de conmemorar y honrar a las más de 297.000 unidades producidas en la antigua fábrica de la automotriz italiana con sede en la localidad de Caseros.
Abierto a quien quiera visitarlo y con la visita dar un salto en el tiempo, el Museo del Fitito se inauguró como un espacio de conmemoración del vehículo que movilizó a más de una generación de argentinos. Así como se exhibe al auto en sus distintas versiones, también se exponen fotografías de la planta de producción nacional, cartas y otros documentos que se desprenden del boom del modelo.
En otra parte del museo, se exhiben publicidades de la época, prendas que muestran cómo era la vestimenta de los operarios en ese entonces y piezas mecánicas donadas y curadas por fanáticos y coleccionistas. Además, cuenta con un sector en el que cada admirador puede dejar un recuerdo propio y personal vinculado con el Fiat 600; y un simulador del modelo que recorre diferentes lugares a bordo de auto.
Para potenciar la presentación y estreno oficial, dentro del mismo museo se va a llevar a cabo el día 5 de noviembre una fiesta, la Fiesta del Fitito, en la cual se reunirá a centenares de ejemplares del Fiat 600. El evento tendrá inicio en el Autódromo de la Ciudad y fin en el Playón Municipal de Caseros, a pocas cuadras de la fábrica de donde salieron todas las unidades producidas en el país. Próximamente, se conocerán los días y horarios de visita para el público en general.
El Fiat 600 en la Argentina
Los inicios de la década del 60 en la Argentina estuvieron marcados por contrastes. Mientras el país caminaba hacia el autoabastecimiento petrolero, uno de los pilares de la estrategia de desarrollo del presidente Arturo Frondizi también puso el foco en la promoción de la siderurgia, la petroquímica, el sector celulósico y la industria automotriz, complementado por la asignación de un rol fundamental al capital extranjero para dinamizar las inversiones en dichas actividades.
El gobierno de Frondizi logró sentar las bases para que se diera un nuevo ciclo de desarrollo de la industria automotriz en el país, con la prioridad puesta en darle impulso a un sector con fuerte poder multiplicador.
Como fruto de la sanción del decreto 3693/59, llamado «Régimen de Promoción de la Industria Automotriz», Fiat definió la construcción de una planta en la localidad bonaerense de Caseros dedicada al core business de origen: la producción de autos. El 8 de abril de 1960 salió de la línea de producción de la planta de Caseros el primer vehículo de la marca fabricado en el país, y uno de los más exitosos del momento: el Fiat 600 d.
Diseñado en 1951 por Dante Giacosa, el Fiat 600 d tenía peso y dimensiones casi iguales a su antecesor, el Fiat 500 c, pero su precio a la venta se fijó por debajo, aunque sus prestaciones mecánicas y de carrocería fueron superiores.
Aquel primer 600 de un gris claro marcó el principio de un romance de más de dos décadas entre los argentinos y un conjunto de fierros emblemático que, además de imponer un nuevo estándar, dejó una producción de 294.197 unidades, convirtiendo al modelo en una de los más fabricados por la marca en el país. Podría decirse que el fin de este museo es, en definitiva, hacer registro del impacto que tuvo esta aventura entre humanos y autos.
LA NACION