Es a raíz de los nuevos montos en las escalas del tributo dadas a conocer por el Gobierno; varios modelos figuran más baratos que en diciembre en su precio al no ser alcanzados por el impuesto
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Durante enero, la ausencia de precios oficiales de los autos cargó de incertidumbre al sector. La demora en la actualización del impuesto al lujo -que las terminales esperaban para los primeros días del año y finalmente se dio a conocer el jueves último- paralizó al mercado a la espera de esa información.
Lo que ocurría hasta el momento era que prácticamente todos los vehículos, hasta los del segmento más bajo, quedaban comprendidos por el impuesto interno, motivo por el cual se decidió no iniciar operaciones nuevas hasta tanto se conocieran las nuevas escalas.
Finalmente, el gobierno de Javier Milei publicó los nuevos valores, llevando la primera escala (la que tributa un 20%) a todos los autos que cuesten a partir de $19.826.151 salido de fábrica, monto que se traduce en unos $28.000.000 de precio de venta al público.
“Esto implica una baja de los precios al consumidor, pero hay que ver si las agencias pueden asumir esa pérdida total o parcialmente”, le explicó el tributarista Sebastián Domínguez a LA NACION. Es decir, esta actualización implica la baja de algunos precios, por lo que habrá autos que figuren más baratos a partir de ahora, pero el problema lo tendrán los dueños de concesionarias.
“Las agencias tienen stock que compraron con las escalas viejas y ahora van a vender con los precios nuevos, lo que puede provocar que terminen vendiendo a pérdida”, agregó Domínguez. “Sobre el stock se aplica el impuesto interno anterior; sobre lo que se compre a partir de ahora, la escala nueva”, completó.
Qué autos bajaron de precio
En el mientras tanto, algunas automotrices ya dieron a conocer sus valores de lista para lo que resta del mes, dado que en febrero se volverán a actualizar los precios por la inflación. En ese sentido, Toyota y Renault fueron las primeras marcas en aparecer con valores oficiales.
El Toyota Corolla Cross, por ejemplo, uno de los SUV más vendidos del mercado, estaba listado en diciembre en $23.103.000 y $30.037.000 para las versiones de entrada y tope de gama. Ahora, figura a $22.777.000 y $28.221.000, respectivamente (las versiones XLI y SEG).
En sintonía similar, la versión Exclusive (tope de gama) del Nissan Versa pasó de estar listada a $31.000.000 a figurar en $26 millones, según los precios que la marca difundió. Las otras versiones de la gama del Versa, Sense y Advance, que estaban topeadas en $14,2 millones en diciembre (para no caer en el impuesto al lujo), se reacomodaron entre $16 millones y $20 millones.
En el caso de Volkswagen, también se produjeron rebajas en los precios al subir los montos del impuesto al lujo, según los precios que manejan los concesionarios. Por ejemplo, el nuevo Volkswagen Virtus en su versión tope de gama Exclusive, que en diciembre figuraba a $26,1 millones (afectado por el 20% del tributo en ese momento), tiene ahora un precio de lista de $24,1 millones, al quedar fuera del alcance del impuesto.
Lo mismo ocurre con el SUV Nivus tope de gama (Highline), que costaba $29,3 millones y bajó a $24,9 millones al salir de la primera escala del impuesto.
De a poco, las nuevas escalas empiezan a reordenar los precios en la industria. “[Estos anuncios] estuvieron en línea con lo esperado, va a ordenar el mercado”, comentaron desde una automotriz ante la consulta de LA NACION.
Plantas paradas sin fecha de reinicio
A la incertidumbre provocada por la falta de actualización de las escalas del impuesto hubo que agregarle un freno en la actividad de las plantas productivas de cuatro automotrices (General Motors, Volkswagen, Renault y Nissan). Si bien estas detenciones son normales en épocas de vacaciones, lo que ocurrió -y ocurre- en esta oportunidad es que no hay una fecha prevista de reinicio.
Esto se debe a que las cuatro marcas se enfrentan a una falta de autopartes e insumos importados por parte de los proveedores, con quienes todavía tienen deudas generadas en 2023 como consecuencia del cepo total al acceso de divisas que dispuso el entonces ministro de Economía Sergio Massa.
Hoy, con el cambio de gobierno, rige la flexibilización del régimen de importaciones y liberación de dólares del Banco Central, pero el sector, incluidas terminales y autopartistas, acarrea una deuda que supera los US$7000 millones, acorde a la información compartida por la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa).
De momento, no hay novedades en torno al reinicio de la actividad productiva, pero sí se prevé que con estas nuevas escalas del tributo empiecen a reanudarse las operaciones de venta al público y que la oferta se acomode “un poco” en relación a la demanda. “Tuvimos consultas, hay interés y listas de espera”, se sinceró una marca. “Enero fue un mes desafiante, pero dentro de todo hubo algo de movimiento”, remarcaron desde otra terminal.
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