Tres casos de propietarios de autos que alcanzaron la marca del millón de kilómetros en tiempo récord; cómo lo lograron y qué reacción hubo de parte de las automotrices
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Es normal preguntarse, al adquirir un auto nuevo, cuántos kilómetros van a ser los que le saquen definitivamente la titularidad de 0km y lo conviertan en una máquina en uso. Es menos normal, sobre todo en una sociedad de consumo como la actual, regida por la obsolescencia programada y el recambio compulsivo, pensar en que todavía existen vehículos que, en manos de un único dueño, completan el millón de kilómetros en el ruedo.
A continuación tres casos de personas que, sin saber que lo buscaban, superaron esta cifra. Sus historias conmovieron a sus allegados, localidades y hasta a firmas automotores.
Más de un millón y medio de kilómetros arriba de una Toyota Highlander y contra un huracán
El primer caso es el de Mark Miller, un estadounidense con residencia en Florida, que superó el millón y medio en kilometraje arriba de una Toyota Highlander Hybrid del 2006. El hombre se autoproclama fanático de la marca nipona, y el SUV fue el primer vehículo 0km que compró. Lo manejó por todo el estado de Florida, principalmente para transportarse a los lugares en donde tenía que realizar trabajos de pavimentación, su oficio, pero también para divertirse y variar un poco la vista. En total completó alrededor de 8.000 viajes por distintas rutas y autopistas del estado del sol.
La historia de Miller, sin embargo, no es todo color de rosas. A finales de septiembre del 2022 apareció un enemigo en su vida. Potente, destructivo e imparable. Su nombre, Ian, se escuchó en todo el mundo, pero se sintió sobre todo en el oeste de Cuba y sureste de Estados Unidos. Fue catalogado como huracán de grado cinco y causó daños catastróficos. Entre las tantas víctimas que Ian se llevó está la camioneta de Miller.
Para este entonces, Miller ya había completado el sueño del millón de kilómetros sobre ruedas, pero las ruedas le habían sido acaparadas de repente. Es en este momento de su vida en el que, con un sabor agridulce en la boca, recibe un llamado de un concesionario de Toyota en Naples. Era el propietario, Richard Germain, que lo invitaba a la sucursal. Miller asumía que le iban a dar algún tipo de premio simbólico por haber superado las 500.000 millas. Quizás sea esta expectativa de baja escala, la que hace que la secuencia contada a continuación sea tan increíble.
“El hecho de que hayas manejado tu Toyota por más de 16 años, recorrido más de un millón de millas y nos hayas permitido ser parte de esta historia te convierte, probablemente, en el cliente más leal que tuvimos”, fue el discurso con el que Germain recibió a Miller, seguido de la entrega de un par de llaves de nada más ni nada menos que una nueva nave: una Toyota Highlander Hybrid Bronze Edition del año 2023. No solo es nueva con un odómetro que vuelve a marcar cero y una vida en potencia, sino que también está equipada con varios sistemas más avanzados en seguridad y consumo de combustible que su anterior versión.
La historia de Miller es un ejemplo clarísimo de cómo una marca puede identificar a sus clientes fieles, y fidelizarlos para siempre. Agradecido y descolocado, Miller, que había llegado a la concesionaria caminando, volvió con un nuevo bebé automotor. “Tengo que volver a casa, cargar mis herramientas y volver a trabajar”, dijo antes de irse. “Pero primero necesito conseguir fundas para los asientos y proteger a mi nuevo auto. Es un momento mágico”.
“El taller se paralizó”: superó el millón en siete años y arriba de un Etios
Al segundo relato lo protagonizan Walter Rivasplata, un taxista oriundo de Perú pero con residencia en Brasil desde hace casi 30 años, y su socio automotor: un Toyota Etios XS en su versión sedán, del año 2013. En su caso, es sin dudas la profesión lo que lo llevó a romper el millón tan temprano. Esto, y que cada vez que viaja a Perú lo hace arriba de su auto. Según cuenta Rivasplata, por día está acostumbrado a recorrer hasta 500 kilómetros y, por otro lado, cada viaje desde la capital brasileña a su tierra natal es de alrededor de 4500 kilómetros.
La cuestión es que, entre idas y vueltas, en siete años el hombre rompió el récord que a la mayoría le llevaría más de una década. Como si su Etios no estuviera preparado para ser testigo de dicha trayectoria, el odómetro del auto se quedó trabado en la marca de 999.999 kilómetros. Al margen de arreglos menores y lógicos después de semejante trayectoria, como lo son el reemplazo del embrague, pastillas de freno, aceite, filtros y luces, “el Etios funcionaba perfecto”.
Pero el Etios no fue el único al que sorprendió Rivasplata. Al parecer, en el taller al que lo llevó para resolver el problema, tampoco estaban preparados para registrar tal récord. “Cuando nos trajo el auto, se paralizó el taller”, confesó el encargado de posventa del concesionario oficial al que Rivasplata llevó el Etios para desbloquear el instrumental. “Vimos modelos de autos chicos con marcas de 500.000 kilómetros pero jamás con la marca del millón”.
El desenlace de la historia del súper taxista fue, esencialmente, el reemplazo del medidor, que volvió a marcar cero, como a quien se le olvida un sueño al despertar.
El repartidor médico motorizado y el segundo Honda Accord en superar el millón de kilómetros
El último caso corresponde al equipo de un Honda Accord Coupe del 2003 y su dueño, un repartidor de insumos médicos estadounidense que lleva el nombre de Justin Kilmer. Al igual que Rivasplata, aunque con otro propósito, su trabajo lo llevó a ir de acá para allá, y en ocho años alcanzó y superó la marca del millón de kilómetros.
Kilmer se internalizó bastante con la causa del kilometraje de su Honda, e hizo un seguimiento de sus varias trayectorias en un canal de youtube llamado TX Accord. Su familia le hacía el seguimiento y terminó por hacerse viral en las redes sociales.
Según relató Kilmer, entre viaje y viaje, su Accord tuvo que visitar más de una vez el taller. Entre los arreglos y cambios que tuvo que hacerle están el reemplazo del embrague, bujías, y asiento del conductor; la actualización del sistema de cierre centralizado y, por más que duró bastante, el reemplazo de su motor, un V6 naftero de 3.0 litros.
Otra similitud en el relato del estadounidense con el del peruano Rivasplata, y quizá sea una tendencia generalizada en el mundo de los autos chicos, es que el odómetro se congeló antes de marcar el millón de millas.