La automotriz detuvo la actividad de su fábrica, donde produce los modelos Chevrolet Tracker y Cruze, por falta de piezas importadas; reanudará “tan pronto se reciban las piezas de los proveedores”
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La automotriz General Motors paró la producción en su planta de Alvear, en la afueras de Rosario, por falta de piezas importadas. La información fue confirmada hoy por la compañía.
“La planta de GM en Rosario interrumpió temporalmente su producción esta semana por un problema en la cadena de suministro de varios proveedores. La producción será reanudada tan pronto se reciban las piezas de los proveedores afectados”, señaló la automotriz en una declaración. Ante la consulta de LA NACION sobre cuándo retomarían la actividad, desde la empresa no brindaron más precisiones. Lo mismo respecto del tipo de piezas faltantes.
General Motors produce en Alvear los modelos Chevrolet Tracker (SUV del segmento B, chico) y Cruze. Este último, un sedán mediano, está dando sus últimos pasos, ya que dejará de fabricarse a fin de este año. Desde septiembre de 2022, la producción principal de la planta está puesta en el Tracker, modelo para cuya fabricación local GM invirtió US$300 millones. El SUV se exporta a Brasil (donde también se fabrica, pero su mercado interno requiere más unidades) y Colombia.
Con la inversión de US$300 millones, la capacidad de producción de la planta santafesina subió de 80.000 a 110.000 unidades anuales. Cuando arrancó la fabricación del Tracker, la marca señaló que el objetivo era exportar el 80% de las unidades.
En los primeros nueve meses del año, Chevrolet patentó 25.140 unidades, un 8,2% más que en el mismo período de 2022. La fabricación local del Tracker le permitió a la marca ganar terreno en el segmento de SUV, donde viene liderando la franja en ventas. En lo que va del año, vendió 9563 unidades. Hasta que arrancó la producción local, la SUV Tracker llegaba al mercado argentino proveniente de Brasil.
Por la falta de dólares que dificulta las importaciones de autopartes y vehículos, otras automotrices sufrieron parates transitorios de producción durante este año, pero retomaron rápidamente su ritmo. En el último mes y medio, por caso, Renault y Nissan debieron detener en Córdoba la fabricación de pick ups (Alaskan y Frontier) por faltantes de parabrisas. En otras ocasiones, las terminales sacan de la línea de producción una unidad con alguna parte menos -microchips, por ejemplo- y completan el modelo cuando les llega la pieza.
Tanto terminales como autopartistas vienen alertando que los proveedores del exterior formularon advertencias crecientes sobre los plazos de pago que determina el sistema SIRA de importaciones (que pueden llegar hasta los seis meses para la liberación de los pagos). Por ese motivo, en el sector temían que los faltantes transitorios de piezas se agraven y lleven a paradas completas de planta.
La producción de vehículos alcanzó las 465.236 unidades en los primeros nueve meses del año, un 18,1% más que en el mismo lapso de 2022, según datos de Adefa, la asociación de terminales. Para su funcionamiento, la industria requiere componentes importados, ya que los niveles de integración de piezas locales no llegan al 50% en los modelos con más partes nacionales (como Fiat Cronos o Toyota Hilux).
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