Los modelos que hicieron historia en las carreras son piezas de alto valor simbólico a las que muy pocos pueden acceder; Alfa Romeo, Ferrari, Mercedes-Benz y Lamborghini figuran entre los siete más coleccionables
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Cuando se habla de la meticulosa preservación del estilo y del valor simbólico, los coleccionistas de autos son un nicho que puede dar cátedra. “Ultimate Collector Cars”, la nueva antología de doble volumen de los autores Charlotte y Peter Fiell, presenta 100 de los autos más coleccionables de la historia.
“Son cien de los autos más raros, deseables, extraordinarios y coleccionables de todos los tiempos”, asegura Peter Fiell. Además de ser joyas históricas, las unidades se vuelven aún más exclusivas por lo que cuestan. El valor total de los autos expuestos en el libro supera los US$1.200 millones.
Cada modelo que forma parte de la lista fue elegido por su rareza y originalidad dentro del mercado. La mayoría de los rodados eran autos de carrera, u “homologados” a partir de estos últimos. En definitiva, en ambos casos se habla de autos fabricados como edición limitada.
“No estaban hechos para personas. Eran autos de vanguardia que mostraban lo mejor de las posibilidades técnicas de la industria”, reveló Charlotte Fiell y aseguró que todos y “cada uno de los autos en el libro fue pionero en su día”.
Los autores del libro explican que muchas veces se desconoce la ubicación de muchos modelos históricos porque las ventas a menudo se mantienen a puertas cerradas, y porque muchos coleccionistas privados mantienen en secreto el contenido de sus colecciones. “Queremos compartir la belleza y las historias de estos vehículos. Queremos mostrar el mundo de la colección de autos clásicos”, señalaron.
Los siete modelos más innovadores publicados en la colección de los Fiell:
Alfa Romeo 8C 2900B MM Araña, 1938
Para Alfa Romeo, el 1938 fue un año clave porque marcó el regreso de la empresa italiana al automovilismo, después de varios años de disolución. El modelo 8C 2900B MM Spider fue el auto de carreras diseñado para esa temporada; y se produjeron solo cinco unidades para el evento de la Mille Miglia. Una de ellas fue conducida por Clemente Biondetti, el ganador de la icónica carrera italiana; y hoy es propiedad del Museo del Automóvil de la Fundación Simeone en Fildaelfia. “Se lo considera el auto de carreras deportivo pre guerra más coleccionable de todos los tiempos”, dijo Peter Fiell.
Mercedes-Benz 300 SLR “Uhlenhaut Coupé”, 1955
El auto que se distingue por sus puertas al estilo de “alas de gaviota” que se abren hacia arriba y hacia afuera, fue el más rápido de su época, y posiblemente el más valioso del mundo. Diseñado por Rudolf Uhlenhaut, fue creado como una versión coupé del coche de carreras 300 SLR, que Stirling Moss condujo a la victoria en la Mille Miglia de 1955.
Aunque el modelo fue fabricado originalmente para las pistas, nunca llegó a competir. Después del desastre de Le Mans ese mismo año –choque múltiple en el que murieron el piloto Pierre Levegh y 83 espectadores-, que involucró al auto de carreras 300 SLR, Mercedes Benz se retiró de las carreras por el resto de la temporada. Esto resultó en que solo llegaran a producirse dos ejemplares del automóvil, que hoy se exhiben en el museo oficial de la marca alemana.
Ferrari 290 MM, 1956
“Este no es solo uno de los Ferrari más hermosos de todos los tiempos, también es uno de los más raros”, dijo Peter Fiell, describiendo el 290 MM. Solo existen cuatro ejemplares, y uno de ellos pasó a la historia por ser conducido por el piloto argentino Juan Manuel Fangio en la Mille Miglia de 1956. Aunque se esperaba que el combo del auto y el piloto ganara la carrera, quedó en cuarto lugar.
“Fangio, quien puede considerarse el mejor piloto de carreras que jamás haya existido, no cumplió su promesa; probablemente sintió que estaba defraudando a Enzo Ferrari”, dijo Fiell. Sin embargo, la historia de uno de los modelos definitivamente más deseados por todo entusiasta de las carreras no terminó ahí. Fangio y el 290 MM ganaron el Campeonato Mundial de Autos Deportivos en el mismo año.
Ferrari 250 Testa Rossa, 1957
Con su estética aerodinámica baja, el Ferrari 250 Testa Rossa fue un automóvil controvertido, pero clave para competir, pues dicha característica no solo logró reducir la resistencia, sino que también dirigía el aire a las rejillas de ventilación para enfriar los frenos. El modelo de avanzada conservó el excepcional manejo y la confiabilidad del primogénito de su misma especie, fabricado en el 1956, pero su motor V12 lograba una mayor potencia.
El modelo contó con 34 copias; una de ellas fue la ganadora de los 1000 kilómetros de Buenos Aires en 1958. Se trata de un Testa Rossa que fue ganador de la competencia, pero también destaca por la particularidad de ser el único modelo negro. “Todos los Ferrari son rojos, por eso era particularmente especial tener este auto en su inusual color”, destacó Fiell.
Shelby 427 Cobra S/C, 1966
Como las anteriores, la historia de este modelo también se remonta al mundo de las carreras: Carroll Shelby había planeado competir con su 427 Cobra en la temporada de 1965, pero como la producción era lenta, no cumplió con las reglas de homologación que requerían que se fabricaran 100 autos. En consecuencia, la producción se frenó, y 29 de los chasis de competencia no utilizados se reutilizaron para crear el 427 Cobra S/C (semicompetencia). Estos autos de calle conservaron muchas de las características de los autos de carrera, incluida la toma de aire remachada en el capó, el enfriador de aceite, la barra antivuelco y los escapes laterales.
“Es uno de los autos de carretera más poderosos, peligrosos y viscerales que puedas imaginar. Si escucharas esto, no lo creerías. Es una bestia”, confesó Peter Fiell. De los ejemplares producidos, pocos preservaron su estado; los autores revelaron que la mayoría fueron “machacados en el suelo” por sus dueños.
Lamborghini Miura P400 SVJ, 1971
El Miura P400 fue noticia cuando se lanzó por primera vez en 1965, como resultado de su motor V12 de 60° montado transversalmente en el medio, una gran innovación para ese entonces. Más tarde, el equipo de diseño de Carrozzeria Bertone le dio un cuerpo curvilíneo al modelo.
Considerado por muchos como el superdeportivo más lindo de la tierra, el modelo fue tan exitoso que el ingeniero Bob Wallace logró convencer a Ferruccio Lamborghini, el fundador de la compañía, para desarrollar una versión de competencia del modelo: el SV.
Aunque el modelo nunca llegó a competir, sí atrajo la atención de los fanáticos de los fierros a nivel internacional; entre ellos, la de Mohammad Reza Pahlavi, sha de Irán y ávido coleccionista de automóviles. A raíz de esto, Lamborghini le construyó una versión modificada, conocida como SVJ, con un mejor rendimiento y una apariencia más deportiva. También se produjeron otros tres ejemplares, aunque el original sigue siendo el más valioso en términos de coleccionismo.
McLaren F1 LM, 1995
El superdeportivo McLaren F1 LM es singular porque combina materiales de alta tecnología como fibra de carbono y titanio, con una posición de conducción central por delante del motor y el tanque de combustible, y puertas de mariposa. “El McLaren F1 todavía se considera hoy como uno de los diseños automotrices más importantes de la historia, por lo que representó; estableció todo tipo de precedentes en términos de su diseño e ingeniería”, aseguró Peter Fiell.
Después de que una versión de carrera del F1 se llevara cuatro de los cinco primeros lugares en Le Mans 1995, McLaren desarrolló la variante LM, un auto de calle que se parecía más al auto de pista que al F1 original, gracias a los motores de carrera y los interiores de peso reducido. Solo se crearon cinco unidades de estos F1 LM, junto con un solo prototipo conocido como XP1 LM.
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