El vehículo perteneció a una familia que decidió cumplirle el sueño a un joven restaurador; la historia del auto más emblemático de la marca que moviliza al mundo entero
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Pam estaba emocionada; y Jerry ni hablar. Lo que pasa es que un auto tiene mucha más historia detrás de lo que uno creería. Durante casi 40 años, un Mustang Mach 1 de 1970 estuvo abandonado en una granja, amontonado detrás de varios tractores, banderas, papeles y mucha chatarra. Había pertenecido a la pareja de Pam y todo el mundo le preguntaba por su llamativo auto rojo luego de que él falleció. Ella lo tenía. Lo guardaba como él lo hubiera hecho.
Pero a veces, dicen, hay que dejar ir. Pero soltar semejante pieza de ingeniería no es cosa fácil. No todos van a darle el valor que merece. Porque para muchos “es solo un auto” pero para otros tantos, es una maquinaria invaluable. Jerry Heasley se dedica a la búsqueda y restauración de autos clásicos y el Mustang era su figurita difícil. Fanático de Ford -y más aún de este modelo en particular- dio con la persona indicada en el momento indicado.
Pam lo contactó y tras ver el vehículo, decidió llevárselo. Todo acordado, manos a la obra. Como estaba encerrado en el fondo de un granero, necesitó la asistencia de varias personas para desmantelar parte de una pared y poder sacarlo. La arquitectura estadounidense hace que estas cosas sean más sencillas y retirar un par de paneles de chapa y cortar un poco la madera del piso no es problema.
Un poco de trabajo abajo de la lluvia alcanzó para que el auto saliera de su lugar. La sorpresa fue que, pese a algunos detalles obvios del paso del tiempo, estaba casi en perfectas condiciones. El último registro databa de 1979, ese día dejaron de manejarlo. Le hicieron un poco más de 80.000 km y quizás el único problema que tenía era un poco de óxido en la parte baja. Pintura original casi sin detalles y un interior cuidado a la perfección.
Lo que sí, necesitaba una lavada. Pero eso no es problema ante el despliegue de hidrolavadoras, jabones especiales y una infinita variedad de esponjas y cepillos que un coleccionista tiene en su garage.
Finalmente y después de una pasada rápida -donde se constató estado de la mecánica y de la estructura- Jerry se unió con su ansiado auto. Sus amigos, su padre y mascota lo acompañaron en el proceso. Al auto le faltan cosas, claro; hay que arreglar el motor, cambiar filtros, limpiar algunas partes y poner en funcionamiento otras que hace muchos años no sienten el calor del pavimento. Pero eso no será problema. La paciencia y la pasión juegan un partido muy importante con este Mustang.
Un canal de YouTube es testigo de lo que este trabajo significa y bajo el título “el final de un cuento”, más de 500.000 persona vieron el video y se emocionaron con la aparición de este vehículo. Jerry, que es consciente de lo que significó para la vida de Pam y lo que significa para él tener un Mustang Mach 1 de 1970 en su garage, confirmó que no lo venderá sino que lo destinará a uso personal y luego, se lo dará a su familia cuando llegue el momento.
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