En Europa ya son varios los países donde las empresas les pagan a sus empleados por usar la bicicleta en lugar del auto para ir al trabajo; el detalle de cada uno
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Cuando las emisiones de dióxido de carbono se volvieron un tema en la agenda global el foco se puso en el sector automotor. Desde entonces, los planes que apuntan a reducir la contaminación se centran, por un lado, en las alternativas de energía a la combustión tradicional. Y, por otro, en la promoción de los distintos formatos de micromovilidad.
En este último campo, la bicicleta se resignificó y volvió a emerger como una solución práctica, saludable -un estudio sugiere que las personas que van al trabajo en bicicleta tienen un 45% menos de riesgo de desarrollar cáncer y un 46% menos de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares- y potencialmente masiva, especialmente en los entornos urbanos.
Es cada vez más común ver en las ciudades redes de bicicletas públicas -como es el sistema EcoBici porteño- y ciclovías y bicisendas para poder pedalear con menos riesgos de por medio.
En esta línea, en Europa varios países -y cada vez son más- dieron un paso más allá y empezaron a implementar políticas de incentivo para que los trabajadores usen las dos ruedas en lugar de las cuatro para llegar a las oficinas. Desde pagarles a sus empleados por kilómetro hasta aplicar descuentos sustantivos en la compra de bicicletas, la lista de iniciativas es amplia y está en proceso de expansión.
Países Bajos: 0,19 euros por kilómetro
Los Países Bajos son el ejemplo en términos de micromovilidad. Desde 2006, las empresas recompensan a aquellos que eligen desplazarse en bicicleta con 0,19 euros por kilómetro, gasto que el gobierno les permite deducir de la factura fiscal.
Para poder dimensionar, un ciclista que recorra 10 km diarios cinco días a la semana podría ganar unos 450 euros al año.
La política proviene de una compensación originalmente prevista para que los conductores costearan el gasto de la nafta, que poco después se amplió para que, aquellos que elijan no usar el auto, puedan ver una ganancia económica, más allá de los beneficios a nivel salud y bienestar general.
De acuerdo con EuroNews, en los Países Bajos cada ciudadano recorre en bicicleta una media de 2,6 kilómetros al día. Según un estudio, si esta pauta se repitiera en todo el mundo, las emisiones anuales de dióxido de carbono se reducirían en 686 millones de toneladas.
Bélgica: 0,24 euros por kilómetro
Casi en paralelo, Bélgica adoptó el mismo sistema. En este país, la compensación es de hasta 0,25 euros por kilómetro recorrido en bicicleta, con un límite anual de 664,65 euros por persona. Además, aquellas empresas que lo implementan se ven beneficiadas con una deducción en los impuestos, aspecto que fomenta la participación en el programa.
Según el Brussels Times, uno de cada cinco empleados -es decir el 20% de los trabajadores- de pequeñas y medianas empresas belgas recibió una asignación por uso de la bicicleta en el primer semestre de 2022.
Francia: 0,25 euros por kilómetro
En Francia, en 2014 el gobierno lanzó un programa piloto de incentivos para el uso de bicicletas en el que se le pagaba a los empleados 0,25 euros por kilómetro recorrido. Habiendo participado 8000 personas (representando un aumento del 50% en el número de ciclistas activos) y 18 empresas, fue considerado un éxito y, en 2016, se implementó formalmente.
En este caso, el máximo exento es de 200 euros anuales.
En este país este programa se complementa con otros beneficios relacionados con la movilidad sostenible, como subvenciones para la compra de bicicletas eléctricas e impuestos impuestos a los SUVs en el centro urbano de París, entre otras medidas.
Italia: 0,20 euros por kilómetro
En Italia, las normas e incentivos cambian de acuerdo al lugar de residencia y existen por lo menos desde el 2015. En ciudades como Bari se ofrecen pagos de entre 0,15 y 0,21 euros por kilómetro, con un tope mensual de 25 euros.
Además, existen bonos adicionales en relación al uso de la bicicleta y del transporte sostenible. Estos pueden usarse para comprar bicicletas o suscripciones de transporte público. Hay, por ejemplo, un vale que da hasta 500 euros para la compra de una bicicleta eléctrica.
En Florencia, por otro lado, se acaba de poner en marcha un plan que comenzará el día tres del próximo mes y durará un año, mediante el cual quienes empiecen a ir al trabajo en bicicleta recibirán 0,20 euros por km recorrido dentro del municipio, con un tope mensual de 30 euros y anual de 360 euros.
Los participantes deben inscribirse en la aplicación Pin Bike, y los 200 usuarios que acumulen más puntos serán premiados con 100 euros al mes.
Luxemburgo, Reino Unido y los futuros adeptos
Ahora bien, hay algunos países que, aunque no ofrecen plata por kilómetro recorrido, sí cuentan con incentivos para la compra de equipamiento.
En Luxemburgo, por ejemplo, las personas que van en bicicleta al trabajo pueden deducir hasta 300 euros de su impuesto sobre la renta (IRPF) para la compra de una bicicleta nueva.
Por su parte, en el Reino Unido tampoco hay todavía pagos por kilómetro, pero sí hay esquemas empresariales como el “Cycle to Work” (pedalear al trabajo en español), que permiten deducciones fiscales sobre el costo de adquirir una bicicleta, y desgravar hasta el 32% del costo total.
Por último, en España hay una propuesta en fase de consulta pública, conocida como “En Bici al Trabajo” que, en el caso de adoptarse, seguiría el concepto de pago por kilómetro a los empleados que opten por las dos ruedas para llegar al trabajo. El país también tiene planes como el Moves III, para incentivar la movilidad sostenible, en el que se ofrecen, por ejemplo, subvenciones para la compra de bicicletas eléctricas.
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