La terminal es la principal vía de entrada y salida de vehículos; las unidades se fueron sumando durante dos meses en los playones a la espera de la autorización del Gobierno, que recién hoy por la tarde firmó un compromiso con las automotrices
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La Terminal Zárate es el principal puerto para el comercio exterior de la industria automotriz. Desde ahí salen las pickups que exportan las automotrices que fabrican en el país, como las Toyota Hilux, Ford Ranger y Volkswagen Amarok, y también entran los modelos que todas las marcas importan de Brasil y otros países. Desde fines de junio y hasta hoy, un plazo de dos meses, el Gobierno no autorizó a las terminales las SIRA (el sistema que regula las importaciones), por lo que no podían entrar los autos que fueron llegando al puerto. Y las unidades se fueron acumulando en los playones hasta alcanzar un récord.
En Zárate hay unas 15.000 unidades, según pudo chequear LA NACION con fuentes del mercado. “Nunca hubo tantos autos”, agregan. Las imágenes aéreas obtenidas por este diario esta mañana son elocuentes.
Las automotrices acaban de cerrar esta tarde del martes un acuerdo con el Gobierno para congelar el precio de algunos modelos hasta el 31 de octubre. Volkswagen, Toyota, Ford, Nissan, Renault, General Motors y todas las marcas de Stellantis -Fiat, Peugeot y Citroën- colocarán un modelo en el programa Precios Justos, que no tendrá variación por dos meses.
Cada automotriz definirá por estas horas qué auto o pickup incluirá en el esquema, pero todo apunta a que se tratará de versiones de entrada de la Nissan Frontier, Ford Ranger, Volkswagen Polo Track o Fiat Cronos, por caso.
A cambio, el Gobierno se comprometió a ir liberando las unidades frenadas en Zárate, uno de los temas críticos para el sector en las negociaciones, ya que la red de concesionarios se estaba quedando sin unidades.
Como producto del acuerdo, también salió esta tarde la resolución que actualiza los montos para el impuesto al lujo que afecta a los autos. La AFIP tenía que publicar las nuevas escalas el 1° de septiembre, pero no lo hizo por razones técnicas que en el sector vincularon con las negociaciones de precios con las terminales. Pagarán hasta el 30 de noviembre la primera escala del impuesto (el 20%) los modelos cuyo precio de fábrica supere los $7.345.883,65, y la segunda escala (35%), los vehículos que cuesten más de $13.561.631,35 salido de fábrica. En el primer caso se incluye a los autos que cuesten más de $10,5 millones de precio de venta al público.
Volviendo a los autos frenados en el puerto, en la industria hablan de unas 30.000 unidades que esperan la autorización respectiva para su nacionalización. En Zárate se acumularon 15.000 en dos meses.
Si bien hoy, por la falta de dólares que agobia a la economía, el 65% de los vehículos que se venden en el mercado interno son hechos en la Argentina, el resto tiene procedencia importada, con Brasil como principal proveedor, con el 28% del total. Desde el país vecino llegan modelos como los Toyota Yaris, Corolla y Corolla Cross, los Volkswagen Polo Track, Polo, T-Cross y Nivus, los Fiat Pulse y Toro, los Citroën C3 y C4 Cactus y los Chevrolet Onix, Montana y S10, entre otros.
En los ocho primeros meses del año, se vendieron en la Argentina 318.954 vehículos, un 11% más que en el mismo período de 2022. De ese número, un 35% fue de procedencia importada, según los datos de la Asociación de Concesionarios (Acara). Unos 95.600 autos de enero a agosto.
La entrada de autos importados fluyó con relativa normalidad a través del sistema SIRA hasta el mes de abril, cuando las automotrices recibieron las autorizaciones para nacionalizar unidades recién el último día de ese mes. A partir de ahí, se repitieron los retrasos y desde fines de junio ya no se permitieron más los ingresos por la falta de dólares. Los casi 70 días sin poder despachar los autos que siguieron llegando en los barcos fueron colmando la terminal, que es operada por el Grupo Murchison.
El ingreso de autopartes empleadas para la producción, en cambio, no se frenó, aunque distintas automotrices sufrieron retrasos puntuales de alguna pieza que las obligaron a realizar paradas transitorias de un turno en las últimas semanas, revertidas al otro día. En la industria hay temor por el abastecimiento de insumos en los meses que vienen porque proveedores del exterior ya les avisaron a sus representantes locales que no harán envíos a la Argentina si antes no regularizan sus pagos. Los giros dependen de la autorización del Banco Central.
El amontonamiento de autos en los playones de Zárate no es una situación inédita. Hace un año, se dio un hecho similar, al poco tiempo de que asumió Sergio Massa en el Ministerio de Economía en reemplazo de Silvina Batakis. En ese momento, las automotrices no pudieron ingresar autos durante poco más de un mes, un plazo que coincidió con el cambio del anterior régimen de importación denominado SIMI por el actual SIRA. Pero nunca se habían acumulado dos meses de unidades como ahora.
El freno no solo preocupa a las terminales por los incumplimientos en las entregas de 0km que la situación está causando (los retrasos en los planes de ahorro son un ejemplo de ello), sino también porque la terminal llena complica el flujo de exportaciones de pickups. Toyota, por caso, la automotriz líder en producción y exportaciones, vende a 23 países de la región el 80% de lo que fabrica en su planta de Zárate. Este año, la automotriz quiere llegar a la marca récord de 182.000 unidades producidas. Todas sus pickups Hilux y el SUV SW4 con destino a Brasil y otros países latinoamericanos salen de ahí.