El empresario confesó que sus fábricas de autos eléctricos en Austin y Berlín están generando pérdidas millonarias por falta de componentes y bloqueos chinos; cómo afecta a los empleados y cuál es el pronóstico
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Por los efectos de la invasión de Rusia a Ucrania y el aumento de la inflación global, las expectativas de crecimiento para este año disminuyeron: las proyecciones de la ONU prevén un crecimiento del 3,1% en el PBI global, un punto menos de lo esperado a principios de año. Y esa desaceleración, unida a los problemas logísticos que dejó la pandemia del Covid, empieza a impactar en las empresas.
Elon Musk, fundador de Tesla, la primera marca de autos exclusivamente eléctricos del mundo, confesó que, por falta de suministros, las nuevas fábricas de Berlín y Austin están generando pérdidas millonarias.
“Son hornos gigantescos de quemar dinero. Es realmente como un crepitar gigantesco, el sonido del dinero en llamas”, dijo Musk a Reuters, refiriéndose a la situación en la que se encuentran dos de las fábricas de Tesla ubicadas en Alemania y en Estados Unidos.
Existen dos razones de logística y producción que explican este panorama. En primer lugar, está la falta de baterías por escasez de materia prima. Tesla reportó que la planta en Texas redujo significativamente su producción debido al faltante de las nuevas baterías Panasonic 4680 para autos eléctricos. A este problema, se suman los retrasos portuarios de China que, al demorar la llegada de las baterías de la generación anterior (2170), impiden la continuación del ensamblaje de vehículos en la fábrica de Estados Unidos.
En Berlín la gravedad del asunto es menor, pero no deja de ser real. La planta alemana no trabaja con baterías 4680, por lo que, aunque su producción actualmente está ralentizada, una vez que los bloqueos portuarios chinos se levanten, tendrá más posibilidades de recuperarse en el corto plazo.
En un tercer frente de batalla está la posición de Tesla en Asia. Por un lado, la planta de Shanghái estuvo cerrada durante semanas con motivo de los confinamientos por el Covid en la ciudad. Y, como si fuera poco, a esto se agrega la convulsión de rumores sobre la posible prohibición de autos Tesla en China. Vale aclarar que ni el gobierno de Xi Jinping ni la compañía de Musk se han pronunciado oficialmente al respecto. Sin embargo, es sin dudas un foco de tensión, ya que el gigante asiático es uno de los mercados más importantes para la compañía.
“Los últimos dos años fueron una absoluta pesadilla de interrupciones en la cadena de suministro, una cosa tras otra”, dijo Musk en una entrevista con un grupo de propietarios de Tesla. “Todavía no salimos de esta. Nuestra mayor preocupación es cómo mantener las fábricas en funcionamiento para poder pagar a la gente y no quebrar”.
Aunque está todavía lejos de transitar un terreno próximo a la bancarrota, hoy Tesla tiene que lidiar con pérdidas económicas que no vislumbran una solución inmediata, y la empresa está llegando al final de su trimestre más difícil, financieramente hablando, en más de dos años.
“Como sabe cualquiera que haya intentado pedir un Tesla, la demanda de nuestros automóviles es extremadamente alta y la lista de espera es larga. Estamos aumentando la capacidad de producción tan rápido como sea humanamente posible”, dijo Musk en el Foro económico de Qatar.
Analistas consultados por Refinitiv, proveedor global estadounidense-británico de infraestructura y datos del mercado financiero, pronostican que las ganancias del segundo trimestre caerán de US$3700 millones a US$2500 millones, en comparación con el trimestre anterior; y las acciones de Tesla cayeron casi un tercio desde que empezó el año. Por su parte, la valuación de la fortuna de Musk pasó de los US$272.000 millones en el cierre del 2021 a US$207.000 millones en mayo.
Es sabido que todo malestar económico trae consigo consecuencias que afectan directamente a los trabajadores; y los números no ideales que recibió Musk en el último tiempo ya impactaron en su toma de decisiones prácticas. El empresario sudafricano, que a principios de junio había dicho públicamente que “la inflación de Estados Unidos –que alcanzó el nivel más alto en cuatro décadas- mermaría inevitablemente la economía de Tesla, por lo que se tendrían que tomar medidas drásticas como recortar algunos puestos de trabajo”, fue más allá de las palabras y despidió a 500 trabajadores de la planta de Sparks, en Nevada.
Así y todo, el empresario multimillonario también líder de SpaceX no dejó de encabezar el ranking de las personas más ricas del mundo, y puede asumir el momento como pocos fabricantes de la actualidad.
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