El tenista español está asociado a la vida marítima de lujo y su yate premium de una empresa polaca lo demuestra; qué joyas esconde y por qué vendió el modelo anterior
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Que a Rafael Nadal le gustan los lujos y pasarla bien no es novedad. En reiteradas oportunidades se vio al tenista español bailando en fiestas, habitando mansiones, manejando autos premium e incluso en yates paseando de acá para allá como quien no quiere la cosa. Es quizás esta última categoría la que más llama la atención, por tratarse de una fantasía con la que muchos sueñan pero pocos cumplen. En parte porque para tener una embarcación se necesita mucho poder adquisitivo y un mínimo conocimiento de lo que es navegar. En el caso de Nadal, ninguno de estos dos factores parece ser un problema y ya es sabido que cuenta con más de una nave flotando en distintos puntos marítimos del mundo.
Hoy se va a hablar de su última adquisición hecha pública: el Sunreef Power 80 Great White -apodado así por el tiburón blanco-, que deja estacionado en nada más ni nada menos que las costas del Principado de Mónaco. Este no es su primer yate de lujo, y de hecho es una suerte de reemplazo de su ahora exyate, el Beethoven, que vendió por 2,6 millones de euros para adquirir su nuevo hogar flotante.
Especialmente fabricado para el deportista por la firma polaca especializada en yates premium, el nuevo catamarán de Nadal tiene 26 metros de largo, 1200 metros cuadrados. Su exterior es moderno pero clásico al mismo tiempo, con cubiertas de suela de teca y baluartes altos. Su interior es una fiesta; con un inmenso flybridge tiene la amplitud suficiente para poder recrear un refugio deluxe en el medio del agua, ambientado con una iluminación sutil y el infaltable deck para tomar sol con estilo.
En cuanto a capacidad, cuenta con cinco habitaciones -cuatro de ellas suite- que pueden hospedar un total de 12 pasajeros. El lugar más privilegiado del barco es sin dudas la suite principal, que incluye un balcón privado que da a la proa del yate, un baño con ducha a ras de suelo, vestidor, escritorio, y está coronado con un techo abatible para presenciar las noches a mar abierto.
Como si fuera poca cosa, la nave valorada en 5,6 millones de euros, cuenta también con espacios comunes para que puedan disfrutar también el resto de los pasajeros. Entre ellos un amplio comedor, una cocina, un spa, una pileta de hidromasajes, un bar, una barbacoa, una lancha auxiliar y un garage acuático con motos de agua para desembarcar y hacer excursiones.
En otras palabras, se trata de un catamarán bastante más lujoso que el Beethoven, y hasta está en la lista de los “mejores yates del mundo” de Robb Report, una revista estadounidense especializada en el rubro.
La elección de Nadal no es arbitraria y, por el contrario, todo indica que es muy personal. El tenista mallorquín tiene raíces isleñas y una vida de contacto directo con el Mediterraneo. El Sunreef 80 cuenta con un par de motores que desarrollan 1200 caballos de fuerza cada uno que le permiten alcanzar una velocidad de 23 nudos para recorrer grandes distancias.
Un dato no menor, que además demuestra la fuerza del vínculo de el astro del tenis y los barcos, es que meses después de adquirir el Sunreef Power 80, la empresa pública del Govern, Ports de les Illes Balears, autorizó al Club Náutico de Porto Cristo a remodelar los amarres del puerto para que Nadal pudiera amarrar su nueva pieza de movilidad.
LA NACION