Sin impulsar la movilidad eléctrica y con medidas “pro peatón” , esta ciudad logró reducir los choques, la contaminación y las muertes fatales por siniestros viales
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Mientras el mundo debate sobre cómo cambiar la forma en la que se mueven las personas, las claves para una movilidad sustentable y cómo reducir las emisiones a nivel global, hay una ciudad que lo tiene en su agenda hace más de 20 años. Considerada como uno de los primeros lugares en peatonalizarse, fueron las medidas pro peatón aplicadas allí las que lograron números fascinantes: apenas registra entre cinco y ocho accidentes de tránsito por año, redujo el tráfico en un 90% y las emisiones en un 70%.
Pontevedra es un ayuntamiento en España, lo que equivaldría en la Argentina a un municipio. Tiene 118km² de extensión y apenas en la ciudad, con dimensiones de 5km², en 1999 había cerca de 100.000 autos circulando por sus calles todos los días. En ese mismo año fue electo Miguel Anxo Fernández Lores, miembro del Bloque Nacionalista Gallego. Alcalde todavía en 2023, llevó adelante una campaña para modificar las calles lerenses y la vida de sus habitantes.
“La densidad de autos afecta a todos los núcleos de la población y las transformaciones que fuimos haciendo, esa preferencia peatonal y el hecho de que las personas puedan estar en el espacio público, también. No es algo que se hizo solo en la ciudad”, le explicó a LA NACION Demetrio Gómez, concejal de Movilidad y Obras de Pontevedra.
En la ciudad, se calcula que hay aproximadamente 65.000 habitantes, mismo número exacto de vehículos patentados en el ayuntamiento. “Nosotros entendemos que el coche nos facilita la vida pero también que no se puede hacer una ciudad donde todos circulan en auto en cualquier lugar y de cualquier forma. La idea es que todos los que lo necesiten puedan llegar a un sitio en su auto, pero solo cuando sea necesario. Si no, van caminando, en bicicleta u otro medio de transporte”, explicó Gómez.
Medidas con efecto inmediato
Tan solo un mes de gobernación después de ser electos por primera vez demoraron los funcionarios de Pontevedra en empezar el proceso de peatonalización. Primero, peatonalizaron todo el centro histórico. De un momento para el otro, en esos 300.000m² que ocupa el casco más antiguo de la ciudad, solo pudieron ingresar con autos los residentes de esa zona y unos pocos vehículos autorizados. “Así se fue ganando espacio para las personas”, sintetizó el funcionario.
La regla es básica y la aplican en todas las calles del área. Para que los autos puedan circular tiene que haber espacio para que pasen los vehículos, una línea para estacionar y dos veredas de 2,5mts como mínimo cada una. “Si no cabe eso, la calle se hace plataforma única”, le explicaron a este medio. ¿Qué significa plataforma única? Terreno nivelado, autos y personas pasan por el mismo lugar, al mismo tiempo. “La velocidad se reduce a 10km/h como máximo y solo pueden pasar los que tienen que pasar”, amplió el concejal. Son circuitos. Se entra y se sale por el mismo lugar. Es un camino que no sirve para atravesar la ciudad sino para ir a un punto determinado, dentro de esa zona.
Eso evita, por un lado, que se use como “atajo” para evitar el tránsito y, por el otro, que se reduzca “el tráfico de agitación”. Es decir, la gente que da vueltas para estacionar. “Lo redujimos con lo que llamamos aparcamiento de servicios. Es un espacio donde puede estacionar cualquiera, en horario comercial, sin pagar pero solo quedándose no más de 15 minutos (estirable a 20 o 25 si es algo ocasional y puntual). Esto genera que se reduzca el tráfico a niveles impresionantes”, explicó Gómez.
A su vez, está el auto patrulla, bautizado por los locales como “El Multamóvil”, que todavía sin funcionar, y por efecto de disuasión, generó en la población el acatamiento de las reglas. Todo este paquete de medidas tuvo efecto inmediato a tal punto que incluso antes de que entraran en efectiva vigencia, ya eran acatadas por los habitantes. “Tenemos una población que se adaptó a las distintas formas de utilizar su vehículo. Es bastante normal ver coches circulando al ritmo de las personas”, comentó Demetrio.
Un ejemplo local y números más que llamativos
Si queremos ver algo similar en la Argentina hay que mirar los barrios privados. Allí, la máxima suele ser de 20km/h y en las calles conviven los niños jugando, las personas que hacen deporte o salen a caminar y todo tipo de vehículos, con multas muy estrictas para quienes superan las velocidades permitidas. “Nosotros decidimos que queríamos una ciudad para personas. En Pontevedra no baja el peatón al nivel del coche sino que el coche sube a nivel del peatón; tenemos como 900 resaltos de estos en el ayuntamiento para que no se pueda correr por ningún sitio”, ampliaron desde la alcaldía.
Otra cosa que juega a favor en Pontevedra a esta forma de moverse es el factor sorpresa. “En cualquier momento pueden haber cortes de tránsito por un recital, exposición u otra actividad”, señaló Gómez.
Pero todas estas medidas no se quedan en un punteo teórico de lo que se hace y deja de hacer, sino que tuvo impacto. Son más de 20 los años en los que este gobierno trabaja en pos del peatón y algunos números los respaldan. Por ejemplo, el tráfico de vehículos motorizados en el centro histórico de la ciudad se redujo en un 90% y en el resto de la ciudad, entre un 60% y 75% según la zona. Se cambió la infraestructura: los estacionamientos se reconvirtieron y ahora, por ejemplo, son las plazas o patios de los colegios linderos.
En términos de emisiones de CO2 lograron reducirlas un 70% sin fomentar la movilidad eléctrica e incluso bajó notoriamente la contaminación sonora, señalan. “Aquí, cuando estás en un bar, sales a la calle a hablar por celular porque afuera es más silencioso”, bromeó el concejal. Y si se habla de seguridad vial, los registros son todavía más destacables: apenas se registran entre cinco y ocho accidentes graves por año (que implican una hospitalización de una sola noche, sin heridas graves), no hubo víctimas fatales por accidentes de tránsito desde 2011 dentro de la ciudad y los incidentes que involucran a bicicletas se mantienen entre 10 y 12 por año.
Pontevedra, en la voz de sus habitantes
Podría considerarse una “ciudad de los 15 minutos” dado que solo apelan a comercios de cercanía. Es una ciudad pequeña, con mucho movimiento pero pocos habitantes y donde los locales de marcas más grandes se ubican en las zonas peatonales. Los autos casi no se usan, el aire es más limpio y quienes viven allí eligen caminar por sobre otro tipo de transporte.
No tiene incentivos para la movilidad eléctrica y tampoco está en los planes que los haya. “Si no dejamos que los autos estacionen, tampoco vamos a dejar que los carguen en la calle”, señalaron desde la alcaldía. Si alguien quiere un auto eléctrico, puede comprarlo; si quiere cargarlo, deberá encontrar algún lugar donde hacerlo sin perturbar la vía pública.
A sus habitantes les gusta y los más jóvenes incluso proyectan una vida a largo plazo en ella. “No conozco a nadie que haya visitado Pontevedra y no le haya gustado, es un lugar muy especial. Pequeña pero surtida de todo lo que puedas necesitar. Es un gran lugar para vivir y donde criar a tus hijos”, le dijo Fernando Redondo (24) a LA NACION.
“Es muy cómoda para vivir y se puede ir andando (caminando) a todos los sitios, sin necesidad de usar el transporte público. Tiene museos, un casco histórico precioso, iglesias muy bonitas y muy lindo ambiente para los jóvenes”, sumó Olivia Gómez. “Lo mejor de vivir en Pontevedra es su accesibilidad total. Creció mucho en estos últimos años, es muy amigable con el peatón y eso la hace muy cómoda, con poca contaminación y con facilidad para llegar muy rápido a cualquier lado”, cerró Jesús García.
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