En los últimos años la población británica envejeció y subió de peso; hoy el gobierno debate una medida para que la gente se anime a caminar más
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Las reglas del juego para la movilidad urbana atraviesan tiempos de cambio. No solo para los fabricantes que, aunque con fechas que varían de país en país, tienen la meta más o menos estandarizada de dejar de producir vehículos con combustión interna; sino también para los peatones, cuya fisonomía, según revelaron estudios, se está modificando.
En el Reino Unido, la incidencia de este fenómeno ya se manifestó y, como consecuencia de un aumento de la población obesa, los semáforos para peatones en los cruces viales van a aumentar su duración, de acuerdo con el último anuncio del Departamento de Transporte del país.
“Si no le damos a la gente el tiempo suficiente para cruzar la calle, van a sentir que no pueden salir de sus casas sin auto”, expresó Brian Deegan, director de inspecciones en ATE (Active Travel England), agencia ejecutiva del gobierno cuya responsabilidad es hacer que caminar y andar en bicicleta sean la opción preferida para moverse en las ciudades. Su objetivo es que para 2030 el 50% de los viajes realizados en las ciudades y pueblos ingleses sean caminando o en bicicleta.
Actualmente, el muñequito verde de los cruces peatonales aparece por 6,1 segundos, lo cual supone una velocidad promedio de 1,2 metros por segundo. La política, en tratativas para ser oficialmente implementada, propone aumentar el tiempo a 7,3 segundos, para que la velocidad promedio sea de un metro por segundo.
Según indicó Deegan, se trata de una medida que apunta a la inclusión y promoción de hábitos saludables, desde la aceptación de una realidad: son cada vez más los británicos con sobrepeso; pero también se habla de una medida de seguridad, ya que el hecho de que haya cada vez más personas que no pueden cruzar la calle en el tiempo establecido por el semáforo supone un mayor riesgo de accidentes graves en las esquinas de las ciudades.
Coincide con ATE la University College London que, además, agregó a la ecuación el factor del envejecimiento poblacional. Un estudio publicado en 2012 por un equipo de investigadores de la institución académica expuso que el 76% de los hombres y el 85% de las mujeres mayores de 65 años no cruzaron la calle antes de que se apagara la luz verde. La velocidad promedio de los participantes fue de 0,9 metros por segundo para los hombres mayores y de 0,8 metros por segundo para las mujeres mayores, ambas cifras por debajo de los 1,2 metros por segundo hoy necesarios para cruzar una calle con semáforo.
“Los tiempos de cruce pueden ser un desafío, especialmente para las personas mayores y discapacitadas, y una mala experiencia puede hacer que alguien decida no hacerlo”, dijo un portavoz de ATE. Desde la organización benéfica Age UK, su directora, Caroline Abrahams, enfatizó la importancia de este cambio y añadió que las buenas comodidades locales y espacios públicos también son fundamentales. “Vivir una vida larga y plena es algo que casi todos aspiramos, y uno de los factores más importantes para ayudarnos a vivir bien por más tiempo es nuestro entorno local”, aseguró.
Lo cierto es que el tiempo para cruzar la calle fue calculado en la década del 1950 y, desde entonces, no se actualizó. “Las personas que caminan o se mueven en sillas de ruedas no deberían tener que apurarse para llegar a un lugar seguro. Estas directrices actualizadas son un paso en la dirección correcta”, manifestó Stephen Edwards, director ejecutivo de Living Streets
La organización benéfica, que hizo varias campañas para mejorar la accesibilidad vial, también aboga por que los cruces peatonales detengan el tráfico más rápido, con el argumento de que las personas corren más riesgos al cruzar las calles si la espera es de más de 30 segundos. “Queremos que las personas caminen más en sus desplazamientos diarios para mejorar la salud y reducir la congestión vehicular. Sin estas consideraciones se van a sentir obligadas a recurrir a medios de transporte menos sostenibles y menos activos”, señaló Edwards.
Otras medidas que se consideran
La de la extensión de la luz verde del semáforo para peatones no es la única propuesta que se hizo en el último tiempo en relación a los cambios físicos que experimentó la población británica en las últimas décadas. Desde la Universidad de Durham, Rachel Colls señaló que podrían tomarse acciones para que los espacios urbanos sean inclusivos para personas de todos los tamaños, como por ejemplo, agrandar las medidas de los bancos en la vía pública, y de los asientos del transporte público.
La doctora también hizo énfasis en que el cambio tiene que ser también social. “Ser una persona de talla grande en un espacio público ya es difícil porque las actitudes tienden a ser hostiles”, señaló. “Eso es lo que hace que los espacios públicos urbanos sean inaccesibles: el temor a ser juzgado, insultado y discriminado”.
Desde Living Streets, Edwards agrega que las veredas también deberían ser un target. Una investigación llevada a cabo por la organización sin fines de lucro mostró que el 31% de las personas mayores de 65 años no caminan debido a que sus calles locales están en mal estado u obstaculizadas por tachos de basura, entre otras cosas. También resaltó la importancia de la presencia de más baños públicos y lugares de descanso. “Los lugares para descansar son increíblemente importantes para las personas que no pueden caminar largas distancias, incluyendo a personas mayores, aquellas con condiciones crónicas o familias con niños pequeños”, indicó.
Por último, el número de personas con demencia en el Reino Unido está previsto que aumente de casi 900.000 en 2021 a 1,6 millones en 2040 y, en este sentido, algunas adaptaciones que podrían ayudar a quienes tienen esta condición incluyen hacer que las señales de las calles sean más legibles, y que las intersecciones sean más simples.
En resumidas cuentas, partiendo de la base de que en las últimas décadas la población envejeció (por una expectativa de vida más alta en las personas mayores), y subió de peso (porque el número de personas con obesidad aumentó), ATE propone actualizar las normativas viales de acuerdo con las necesidades reales, para fomentar la caminata en la movilidad urbana.
“Queremos permitir que millones de personas más viajen caminando, en bicicleta o en silla de ruedas para trayectos cortos. Parte de esto implica asegurarnos de que los tiempos de cruce sean inclusivos y den suficiente tiempo a todos para cruzar la calle”, concluyó un portavoz de ATE.