Por la escasez de microchips se dejaron de fabricar 11 millones de autos en todo el mundo en 2021 y se prevé otro recorte de 7 millones este año; cuándo se normalizaría el abastecimiento
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La escasez mundial de semiconductores, piezas vitales en la actualidad para cualquier tipo de dispositivo o maquinaria, viene golpeando duro en particular a la industria automotriz. Lejos de esquivarle, al tema, la gran mayoría de las marcas han reconocido a nivel global la crisis y difundido oficialmente en qué medida han debido recortar su producción. El principal motivo, lógicamente, ha sido las dificultades de producción a raíz de la pandemia. Por qué ha impactado a la fabricación de automóviles más que a las de otros productos tiene también sus explicaciones.
Si a los números nos remitimos, algunas estimaciones hablan de que la producción mundial de autos en 2021 estuvo unos 11,3 millones de unidades por debajo de lo esperado. Asimismo, se espera que durante 2022 ese recorte alcance los 7 millones y que para el próximo año ronde el 1,3 millones. Sin embargo, es probable que estas cifras deban ser actualizadas pronto, ya que la tendencia a la normalización prevista para el año en curso se está viendo afectada por nuevos acontecimientos.
“Hacia finales del año pasado los pronósticos de las empresas a nivel mundial era de que esta crisis se estabilizaría en 2022. Sin embargo, el repunte de casos de Covid en Shanghái con sus nuevos confinamientos, sumado a la guerra en Ucrania están generando cierta incertidumbre. Lo más preocupante es que Ucrania es el país de donde se extraía el gas neón, el que se utiliza para los dispositivos láseres que se emplean en la industria de la manufactura de los semiconductores”, comenta a LA NACION desde México Omar Longoria, coordinador de la Maestría en Diseño Electrónico y de la especialidad en Diseño de Sistemas en Chip del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, en Guadalajara (conocida como el “Sillicon Valley mexicano”).
Ucrania produce alrededor del 70% de las exportaciones mundiales de este gas y se estima que el 90% de ese volumen se utiliza para la producción de los semiconductores estadounidenses.
Las culpas de la pandemia
Los especialistas coinciden en que el principal factor de esta crisis ha sido la pandemia, que impactó de dos maneras distintas. Por un lado, lógicamente, la caída en la producción por los meses de encierro que atravesaron los distintos países, incluidos los principales productores. Pero, además, los consumidores “confinados” empezaron a demandar más dispositivos electrónicos que también se valen de estos semiconductores.
¿Por qué este cambio de hábitos y necesidades afectó a la provisión de la industria automotriz? “Previo a la pandemia la demanda más fuerte que tenían las manufactureras eran los chips para el sector automotriz. Pero si comparamos los semiconductores que se utilizan en un vehículo con los que llevan, por ejemplo, los smartphones de alta gama, vemos que estos tienen un mayor valor agregado. Las empresas manufactureras, entonces, empezaron a priorizar la producción de esos chips, que requieren mayor tecnología pero a la vez representan más ganancias”, explica Longoria.
La respuesta más común de las automotrices a esta escasez fue la de reducir la producción de vehículos, pero esto no afectó a todos los modelos por igual. “La estrategia de las empresas fue enfocarse en sacar los vehículos de alta gama y dejar de producir los de más bajo costo. Y la otra cuestión que se modificó es la de los inventarios: si en la prepandemia solo disponían de lo que iban a usar, ahora están reconfigurando su logística para poder tener mayores stocks”, dice Longoria. Aunque depende de cada vehículo, se estima que en promedio cada unidad lleva unos 1400 circuitos integrados.
Impactos regionales
El otro matiz de esta crisis es que no ha afectado a todo el mundo por igual. En líneas generales, el mayor impacto lo han sufrido las industrias estadounidense y europea. Según la Asociación Europea de Proveedores de Automóviles, este sector demanda alrededor del 37% de los microchips. Todas las marcas han sufrido problemas de suministro y en 2021 han debido reducir la producción en 7,7 millones de vehículos. “Las compañías coreanas y japonesas han tenido un impacto menor debido a su cercanía con China. La manufacturera más grande es la taiwanesa TMSC. Luego, Samsung también es muy fuerte a nivel mundial. Y son las que proveen a empresas como Intel o Apple. En Estados Unidos, Intel tiene su propia manufactura pero no da el soporte completo para todos los componentes que requieren, por lo que manda a fabricar sus diseños a otras compañías”, cuenta Longoria.
En la Argentina, las automotrices consultadas han preferido excusarse a la hora de dar explicaciones de cómo ha impactado aquí esta escasez, limitándose a reconocer la “crisis global de público conocimiento”. Una crisis que, por el momento, no parece tener solución a corto plazo, aun cuando muchas compañías tecnológicas han anunciado nuevas inversiones para incrementar la producción de estos componentes tan vitales para la actualidad.
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