Quedarse en el interior de un auto en días de calor, aun a la sombra, puede generar consecuencias; qué dicen los organismos especializados al respecto
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El verano, además de representar un final y un comienzo, olas de calor y muchos mosquitos, trae un peligro que muchos subestiman pero que -precisamente por esto- puede ser devastador: quedarse adentro de un auto estacionado.
Sí, el simple acto de quedarse en el interior de un vehículo expuesto al calor -ya sea por períodos de tiempo largos o cortos- puede desencadenar múltiples consecuencias, entre ellas mareos, confusión, fatiga extrema, náuseas y vómitos, desmayos y, en casos extremos, convulsiones y pérdida del conocimiento.
Esto se debe, esencialmente, a que la temperatura dentro de un auto estacionado puede aumentar significativamente en cuestión de minutos, incluso cuando las ventanas están abiertas o entreabiertas.
Según la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) de Estados Unidos, en un día caluroso, la temperatura dentro de un auto estacionado puede elevarse más de 10 grados Celsius en solo 10 minutos. Esto significa que, incluso si la temperatura exterior no es extremadamente alta, el interior del vehículo puede volverse peligrosamente caliente.
Que la temperatura del interior del vehículo aumente tan rápido es el caldo de cultivo perfecto para generar un golpe de calor o incluso la hipertermia en los ocupantes dentro del hábitaculo.
De acuerdo con el National Institute of Health de Estados Unidos, la hipertermia ocurre cuando la temperatura corporal asciende a niveles superiores a los normales y el sistema de termorregulación del cuerpo no puede funcionar correctamente. Llegada esta instancia, el cuerpo pierde la capacidad de enfriarse solo, condición que puede llegar a ser mortal si no se trata a tiempo.
Normalmente, el organismo mantiene una temperatura interna dentro de un rango específico, pero en condiciones de estrés por calor, como cuando se está en un entorno extremadamente cálido, en espacios cerrados sin ventilación, o en casos puntuales en donde la capacidad de enfriamiento del cuerpo puede estar comprometida -ejemplos de esto son personas con enfermedades crónicas, trastornos de la glándula tiroides, o condiciones de salud específicas- el cuerpo puede sobrecalentarse rápidamente.
En este sentido, informes de organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), subrayan que los niños, los ancianos y las mascotas son grupos especialmente vulnerables debido a que su capacidad para regular la temperatura corporal es menos eficiente que en el caso de los adultos.
De acuerdo con datos de la NHTSA, la temperatura corporal de un niño aumenta de tres a cinco veces más rápido que la temperatura corporal de un adulto.
En el marco de una campaña de prevención, la organización estadounidense brindó estadísticas sobre las muertes de infantes por este motivo. En 2022, 33 niños murieron, a raíz de golpes de calor extremos, en el interior de vehículos. Esta cifra, sin embargo, bajó significativamente en relación al 2018 y 2019, años que registraron, cada uno, 53 muertes por esta causa.
Las mascotas, por su parte, también son el foco de atención de distintas organizaciones que llevaron a cabo pruebas en distintas partes del mundo para corroborar el peligro del calor en el interior de un vehículo. Un ejemplo es la investigación de la Universidad de Nottingham Trent, en el Reino Unido, en la cual se monitorearon las temperaturas internas de los autos todos los días durante dos años.
A través del estudio, llevado a cabo en distintas zonas del Reino Unido, se demostró que, mientras que la mayoría de los perros se sienten cómodos a temperaturas de entre 15 y 25 grados (varía dependiendo de la raza, el pelaje, la condición física y otros factores), las temperaturas internas de los vehículos excedieron los 25 grados durante todos los meses del año, y superaron los 35.
Desde la institución explican que los primeros signos de insolación en los perros incluyen jadeo, encías y lengua rojas u oscuras, confusión e inestabilidad, que conducen al colapso, diarrea, vómitos e incluso convulsiones que conducen al coma. “Si el perro no es enfriado y tratado por un veterinario rápidamente, puede ser fatal”, advirtieron.
Esto, señalan, se debe a que las mascotas, y especialmente los perros, tienen una capacidad limitada para regular su temperatura corporal en comparación con los humanos, puesto que no pueden transpirar de la misma manera y dependen principalmente de la respiración para enfriarse.
“La gente asume que el riesgo es solo al mediodía durante el verano, cuando en realidad los autos pueden alcanzar temperaturas potencialmente peligrosas todo el año, con el final de la tarde como el período más caluroso”, aseguró Anne Carter, investigadora en la Universidad de Nottingham Trent.
En síntesis, el acto de dejar a una persona o a un animal dentro de un auto estacionado, incluso cuando es por breves lapsos de tiempo, conlleva un riesgo inminente para la salud y, en casos extremos, la vida, que aumenta exponencialmente en días calurosos y se debe al rápido aumento de la temperatura.
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