Spencer Reeder encontró en Audi una posición con alcance para generar conciencia sobre el cambio climático, y con herramientas para hacerle frente
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A lo largo de su carrera como científico, Spencer Reeder viajó a la Antártida para estudiar los impactos del cambio climático; trabajó en la política climática para el estado de Washington; fue el autor principal de la Evaluación Nacional del Clima de EE. UU.; y trabajó para el cofundador de Microsoft, Paul Allen, colaborando en la financiación de investigaciones climáticas. Hoy es el director de sostenibilidad y asuntos gubernamentales de Audi of America.
“Sentía, cada vez más, este imperativo de involucrarme en el lado de la reducción de emisiones”, cuenta Reeder.
El científico había trabajado para que saliera la ley de tope e intercambio en Washington, pero el proyecto de ley fracasó. Esto frustró sus esperanzas en el proceso político, y lo llevó a considerar alternativas de trabajos para continuar su lucha en el cuidado del ambiente.
En 2016, el transporte superó a la electricidad como la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos, y pasó a ser un foco de atención para la comunidad climática.
Para Reeder, este fue el comienzo de su punto de inflexión. Él sabía que las compañías automotrices tendrían que cambiar fundamentalmente, partiendo de una larga historia de fabricación de motores de combustión interna. En 2018, se reunió con el entonces presidente de Audi of America, Scott Keogh, para postularse al puesto de director de asuntos gubernamentales de la compañía (rol que más tarde incluiría también la dirección del departamento de sostenibilidad).
“Le pregunté qué tan serio era acerca de hacer el giro hacia los vehículos eléctricos. Le pregunté si no se trataba solo de un negocio y de una oportunidad de competir con Tesla. Le pregunté si existía un compromiso real para abordar el cambio climático”, recuerda Reeder, y revela que, al recibir una respuesta convincente, aceptó el trabajo.
Tres años después, en 2021, Audi anunció que todos los modelos nuevos a partir de 2025 serían totalmente eléctricos, y eliminar gradualmente los modelos de combustión interna más antiguos para 2033.
Aunque otras compañías automotrices reconocidas, como Ford y General Motors, dicen que intentarán eliminar las ventas globales de vehículos a nafta y diésel para 2040 o 2035, Reeder asevera que Audi es la compañía “más agresiva” de la industria.
“Apostamos el futuro de la empresa a la tecnología eléctrica. Es lo más importante que podemos, y debemos, hacer para abordar la crisis climática: transformar nuestra empresa en una empresa de vehículos eléctricos”, dice Reeder. Este año, después de presentar el Q4 e-tron eléctrico, Audi tendrá más vehículos totalmente eléctricos en el mercado estadounidense que cualquier otro fabricante de automóviles.
Desde Audi, el científico ayudó a introducir políticas, como el precio interno del carbono, siguiendo el modelo de un programa similar en Microsoft. Debido a que Audi of America no fabrica automóviles por sí misma, algunos de los mayores impactos climáticos internos de la división provienen de factores como los vuelos de los empleados. Con el asesoramiento de Reeder, la compañía comenzó a agregar una tarifa de $200 por vuelo por tonelada de carbono emitida por viaje.
Reeder estaba convencido de que la tarifa tenía que ser alta. “Si alguien tuviera que pagar $ 20 o $ 30 adicionales, ¿se vería realmente afectada su toma de decisiones? Probablemente no”, cuestiona. Este dinero va a un fondo de sostenibilidad interno para pagar más proyectos de la empresa. “Queremos dar una gran señal”, concluye.
En su doble función como director de sostenibilidad y asuntos gubernamentales, Reeder puede garantizar que los objetivos en pos del cuidado del ambiente que logra desde la empresa, se expresen con coherencia públicamente.
“Puedes tener un grupo de defensores de la sustentabilidad dentro de una empresa, pero un equipo de asuntos gubernamentales abogando por una causa puramente de interés comercial”, dice Reeder, y advierte que esto puede comprometer la posición de la empresa.
Para defender una acción climática ambiciosa, Reeder asegura que es necesario generar conciencia interna sobre lo que el cambio climático significa personalmente para los empleados de la empresa y sus comunidades. “Debido a que la directiva para la acción climática venía desde arriba, pudo avanzar rápidamente”, reflexiona.
Cuando la administración Trump dijo que planeaba quitarle a California la capacidad de establecer estándares de emisiones más estrictos para los automóviles, la empresa matriz de Audi, Volkswagen Group, fue una de las pocas compañías automotrices que dijo que cumpliría voluntariamente con el estándar previamente establecido.
Reeder también dedica tiempo a abogar por una mayor inversión gubernamental en infraestructura de carga eléctrica, una parte fundamental para acelerar la adopción de vehículos eléctricos por parte de los consumidores.
Por otro lado, en Europa, Audi está trabajando para reducir sus emisiones de fabricación a través de proyectos como Alcoa para usar aluminio con bajo contenido de carbono que emite oxígeno en lugar de dióxido de carbono cuando se funde.
Así y todo, Reeder está convencido de que el cambio principal es el cambio a los vehículos eléctricos. “Estamos trabajando duro para lograr reducciones de emisiones directas, algo sumamente importante, pero al final del día, se trata de vehículos eléctricos”, declara.
“Podríamos hacer muchas otras cosas súper bien. Pero hasta no tener la mayor parte de nuestra cartera en vehículos eléctricos, queda mucho camino por andar. Esa es nuestra responsabilidad principal”, resume el líder de Audi.
Fast Company