El proyecto del Apple Car lleva años de desarrollo pero no da señales claras de cuándo saldrá efectivamente a la luz; qué dicen los analistas que lo siguen de cerca
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El Apple Car es uno de esos tantos proyectos que forman parte de la revolución tecnológica de la nueva era. Se trata del desembarco de la firma de la manzana en la industria automotriz y la promesa no es modesta: un vehículo eléctrico y al menos parcialmente autónomo con un diseño absolutamente futurista. Así y todo, el proyecto sigue siendo un secreto a voces plagado de idas y vueltas, amagues de pausas y contratos de referentes con carrera en otros sectores.
Pasar de llevar productos Apple a que estos nos lleven a nosotros es la premisa del proyecto. El auto es el último entorno que queda por digitalizar y la aparición de tecnologías como la Internet de las Cosas (IoT, en inglés) y la Inteligencia Artificial son factores que hacen al juego cada vez más interesante. La compañía fundada por Steve Jobs definitivamente cree en eso. Lo dijo Salim Ismail, uno de los fundadores de la Singularity University en Silicon Valley: “El auto es un soporte de aplicaciones con ruedas”.
El último giro del intermitente proyecto es en relación con su fecha de estreno, que cada vez sería más lejana. La noticia proviene de las declaraciones de Ming-Chi Kuo, un renombrado analista de KGI Securities, una empresa taiwanesa que sigue de cerca el desarrollo del auto que, según él, “parece haber perdido completamente visibilidad en este momento”. “Si Apple no adopta una estrategia de adquisición para ingresar al mercado automotriz, dudo que el Apple Car pueda entrar en producción masiva en los próximos años”, sentenció.
Los informes elaborados por KGI Securities se basan en los movimientos de las cadenas de suministro de las que depende la firma en una escala internacional. De acuerdo con ellos, el auto no debutaría en el mundo real antes del 2026.
Otras novedades comunicadas a través de la agencia Bloomberg incluyen el valor del auto, que hasta hace poco se mantenía como un misterio. Así, parecería ser que, una vez en el mercado, el Apple Car costaría menos de US$100.000.
El diseño, por su parte, también es -de acuerdo con Bloomberg- una de las características que se puso en juego. Inicialmente se había hablado de un habitáculo sin volante ni pedales, completamente robot y ultra moderno. Sin embargo, los brainstormers del proyecto parecen haberse inclinado por la moderación y ahora se plantea un diseño “menos ambicioso” que sí va a incluir volante y pedales y que, además, solo admitiría capacidades de manejo 100% autónomo en autopistas.
En materia de aliados y proveedores, los nombres también se reconfiguraron. Aunque en un principio se había anunciado que Hyundai sería la encargada de llevar a cabo la construcción del rodado, hoy la situación no está clara. Según informaron analistas que siguen de cerca el proyecto, la fabricante surcoreana tenía preocupaciones sobre convertirse en un fabricante contratado por Apple para un fin puntual en lugar de un socio estratégico. Las baterías, por otro lado, también cambiaron su origen: ya no las proveerá China sino Japón.
Equipo mixto
El equipo parte del desarrollo del primer auto de Apple es otro de los temas cuyo ajedrez es interesante. Hace unos meses, Automotive News había informado el contrato de Luigi Taraborelli, un alto directivo e ingeniero de profesión, ex Lamborghini, que durante las últimas dos décadas fue responsable de los chasis y aerodinámica de los modelos desarrollados por la marca italiana. Según reportó la agencia, el hombre se mudó de Italia a la Bahía de San Francisco para, según fuentes citadas por el medio, unirse al programa secreto de vehículos de Apple.
El de Taraborrelli no es el único fichaje que hizo la compañía en la industria automotriz. De acuerdo con fuentes citadas por Bloomberg, el proyecto de Apple cuenta ya con centenares de ingenieros procedentes de Mercedes, Volvo, Aston Martin, McLaren, Porsche y Waymo, la marca de autos autónomos de Alphabet, matriz de Google.
Concretamente, a principios de este año contrató a un veterano directivo de Ford, a quien le encomendó supervisar la seguridad de los vehículos y antes ya se había difundido la noticia del contrato de Stuart Bowers, ex director de los sistemas de conducción autónoma de Tesla.
Por otro lado, en 2021 la firma había enrolado a Ulrich Kranz, antiguo responsable de los autos eléctricos de BMW, que -dicho sea de paso- en agosto fue demandado en un tribunal federal de Los Ángeles por la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) por, supuestamente, quebrantar las reglas de valores en Canoo, su antigua startup de vehículos eléctricos en la que se desempeñaba como director ejecutivo. Kranz fue acusado de proporcionar proyecciones de ingresos poco coherentes y declarar incorrectamente cuánto se le pagaba.
En definitiva, por el momento el Apple Car es un proyecto con mucho potencial, pocas certezas y mucha competencia, ya que la compañía está lejos de ser la única trabajando en el tema. Extraoficialmente, se sabe que los líderes llevan años considerando lanzarse al mercado automotriz. De hecho, una investigación del rotativo financiero japonés Nikkei e Intellectual Property Landscape reveló que la compañía californiana solicitó al menos 248 patentes relacionadas con la industria del automóvil, incluyendo sistemas de conducción autónoma, sensorización, conectividad, realidad aumentada y gestión de la batería eléctrica.
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