Nació en los carros y se eternizó en camiones y colectivos; los secretos de esta técnica iconográfica popular que trascendió a los vehículos y sigue más vigente que nunca
Color, luz, alegría, movimiento, detalles únicos, figuras puras y simbologías, entre otros aspectos, atraviesan el fileteado porteño, un oficio con más de 100 años que hoy suma muchos adeptos desde el estudio hasta su aplicación en infinidad de soportes.
"El fileteado porteño es un arte decorativo y popular; nace a principios del siglo XX en la ciudad de Buenos Aires y en las fábricas de carros como una decoración de transporte. Su historia se basa en la recopilación de testimonios de los maestros de este oficio; la foto más antigua encontrada data de 1908 con carros pintados. Era una costumbre aún más vieja, los carros se adornaban con líneas simples. Pero en Buenos Aires, los primeros pintores crearon un estilo propio, lo enriquecieron cada vez más e inventaron elementos nuevos. Es un arte que se generó al margen de cualquier escuela estética o academia. Había productores, los fileteadores, y consumidores, los dueños de los vehículos; siempre en un ambiente muy popular", comenta el maestro fileteador, profesor de pintura, serígrafo y muralista, Alfredo Genovese.
Con el tiempo, los fileteadores volcaron sus figuras en camiones y colectivos, hasta que en 1975 se prohibió filetear los ómnibus urbanos en Buenos Aires, por la ordenanza Setop N° 1606/75. Aunque por esto decayó su uso en el transporte, surgieron nuevos soportes como carteles, vitrinas y otros objetos. En 2015, el fileteado fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Esta técnica pictórica tradicional usa la simetría, los efectos tridimensionales mediante sombras y perspectivas, los colores vivos y contrastes para dar una falsa sensación de volumen, la sobrecarga del espacio y la conceptualización simbólica de elementos. El filete porteño es un conjunto con figuras representativas que se combinan como las hojas de acanto, las flores y las cintas argentinas (elementos típicos) y los pájaros y dragones (representan sensualidad y fuerza, respectivamente), entre otras.
Arte a la chapa
Para pintar un auto, se trabaja primero con una plantilla perforada con puntos; se apoya sobre la base limpia y se coloca talco arriba del diseño (técnica antigua para marcar llamada spolvero). Luego, "sobre esta marca se pinta usando esmalte sintético, primero el color plano, después las luces y sombras, y por último aplicamos laca, epoxy muy resistente (antes se usaba barniz, pero era muy frágil); tras esto se pule para que el trabajo quede protegido de la abrasión y los lavados. El único cuidado es no dejar el vehículo al sol, porque quema los colores", remarca el artista.
Hace 15 años, realizó su primer fileteado en un auto. Fue en su Renault 12 TS Break 1981, al que le dedicó cuatro meses y que, hasta hoy, rehizo dos veces más. "Es el fileteado con el que me he sentido más orgulloso, me representa y lo exhibo a diario, es el más elaborado y le he dedicado mucho tiempo", aporta Genovese y señala: " aunque ahora hay piezas de plástico, la chapa es la mejor base, porque agarra mejor la pintura".
Hay cierta metodología en el diseño sobre los vehículos. La cinta argentina va adelante en el capot, los datos del dueño del auto en las puertas y la imagen de la Virgen de Luján en el frente (como ícono de protección), más una frase adelante y otra atrás (un clásico entre los camiones de antaño). Las frases son netamente argentinas y surgen para comunicar un mensaje al transeúnte. Puede ser un chiste o una frase filosófica, amorosa o popular; nunca son políticas.
Cada diseño se trabaja con el dueño del auto; se basa en su deseo o necesidad. Se hace un boceto y, en muchos casos, se usan las fotos de la unidad para mostrar el perfil de cómo quedaría y dónde iría cada elemento. Genovese describe que "si es un food truck, coloco algo referente a su marca, hago elementos de comida o cuernos de la abundancia (cornucopias). En 2011, por la celebración de los 60 años de Mercedes-Benz en el país, pinté dos Sprinter con la cara de Fangio en el capot (fue presidente de la marca de la estrella aquí) junto con cintas argentinas y otros detalles: cada una requirió 15 días de trabajo con ayudante. También caractericé mini colectivos en varios Fiat 600 para una campaña de Beldent".
En 2012, Liliana Mendoza, coleccionista de antigüedades, compró un camión Ford AA 1931 con un fileteado en mal estado. "Como apasionada por el fileteado porteño, tenía esa asignatura pendiente. Contacté a Genovese y le dije qué quería. Tenía un emprendimiento food truck llamado Desaforadas y al recuperar y pintar el camión lo usamos para recorrer las calles del Alto Valle de Río Negro ofreciendo nuestra comida. La estética del camión suma el nombre del emprendimiento, una canasta con frutas, flores y más, ¡es hermoso! El fileteado porteño es de nuestras raíces, único por los colores y movimientos, y picaresco por sus frases. Es un arte que merece estar en nuestras vidas".
La argentinidad al palo
Para el maestro Genovese, los valores del fileteado y su reminiscencia a la argentinidad incluyen que es un arte tradicional, netamente nacional y elaborado a mano. "Hoy, muchos trabajan el fileteado y se suman más seguidores. Encuentro nuevas técnicas y soportes como el digital. El trabajo llega al mundo y en la labor de mis alumnos veo cómo cada uno imprime su estilo propio".
Así, Norberto "Beto" Cáceres, artista plástico, fileteador y tatuador comenta que en 2003, con solo 16 años, empezó a estudiar este arte. "Lo veía en los camiones y colectivos y me atraía mucho su forma y los colores chillones. La figura que me atrapa es el dragón, porque es fuerte, poderosa y una mezcla de muchos animales. He fileteado de todo: carteles, objetos, personas, sulkys, motos y automóviles como un Citroën 3CV negro con dorado monocromo (según Genovese, su maestro, un trabajo difícil para lograr el volumen y disimular algún error), entre otros. El fileteado nace en el vehículo, es su raíz y luego ha hecho su camino. Cada obra, tiene "mi persona" expresada allí; el fileteado es alegría y quien la recibe siempre sonríe y alegremente dice, ¡qué bello!". Hoy, el potencial llega a vertientes como tatuadores, calígrafos, diseñadores gráficos, y un público nuevo, nacional y extranjero, que lo estudia y aplica.
El tatuador Claudio Momenti, con casi 30 años de trayectoria, señala que existen diversos estilos de tatuajes en el mundo; pero, "en una búsqueda de un estilo propio y para diferenciarme, llegué al filete y aprendí de Genovese. Gracias a esto, en 2000 lo incorporamos como un estilo típico en el tatuaje y hoy ya se conoce en el mundo como la técnica de tatuaje del fileteado porteño. Me atrapan los pájaros, los dragones y las flores, realizo el diseño junto con la persona que quiere tatuarse y es un orgullo hacer este estilo único". Acerca de la analogía entre los autos y los cuerpos, destaca que cada uno tiene sus curvas y formas: "Ahí el dibujo encaja de la mejor manera posible, está buenísimo. Los extranjeros vienen a tatuarse estos diseños para tener un recuerdo de la Argentina y los argentinos que viven en otro país se quieren llevar un poco del arte autóctono en su piel, ¡Eso sí te acerca a la argentinidad al palo! (risas)…"
El futuro de este emblema iconográfico que refleja la argentinidad no tiene límite. "Todo es apto para ser fileteado, si la base agarra la pintura. La fusión con lo digital estará muy emparentada con el fileteado porteño y con otras prácticas o artes menores que están muy de moda. También lo revalorizan el lettering (pintar letras a mano) y el tatuaje. Mi sueño es pintar un avión para que este arte tan nuestro esté en el aire o trabajar con una automotriz para crear la trama de las alfombras y tapizados con un diseño de fileteado. Este es un arte vivo, que te mantiene en plena acción siempre", concluye Genovese.