El Salón de Tokio, que finaliza por estos días, es una gran vidriera en lo que hace al diseño y la tecnología. Aquí, seis modelos que definen la tendencia en el futuro cercano de las marcas niponas
El de Japón es uno de los mercados más cerrados del mundo para las marcas extranjeras. De hecho, más del 94% de los vehículos que se venden ahí pertenecen a alguna de los 7 grandes fabricantes locales: Toyota (que tiene casi el 50% del mercado), Nissan, Honda, Mitsubishi, Mazda, Suzuki, Subaru y Daihatsu.
El Salón del Automóvil de Tokio, que se realiza todos los años a fines de octubre, es un fiel reflejo de esa realidad, y por eso –a diferencia de los grandes salones chinos, por ejemplo– presenta en su gran mayoría novedades locales, con escaso o nulo protagonismo de las marcas occidentales. Más allá de eso, casi siempre es un terreno muy fértil para las novedades en el terreno del diseño innovador y la tecnología de punta, dos pilares de la industria nipona. Este año no fue la excepción, y hubo demostraciones de creatividad para todos los gustos. Vaya aquí un resumen de lo más destacado, que además de varios concept cars incluyó un par de modelos de serie que dieron que hablar.
La limousina Lexus del futuro
Empecemos por lo más futurista. En este terreno las palmas se las llevó el Lexus LF-30 Electrified Concept. Demás está decir que es un vehículo totalmente eléctrico que además incluye tecnología de manejo autónomo, realidad aumentada, comandos de control gestual e, incluso, trae un dron ¡que puede transportar el equipaje! Pero más allá de toda esta parafernalia techie –de rigueur, en cualquier prototipo que intente proyectarse al futuro– la propuesta de diseño exterior del auto es de lo más interesante. El LF-30 sorprende con una silueta monovolumen que tiene una marcada forma de cuña y una línea parabrisas-techo muy fluida que se corta abruptamente en la cola. Al igual que marcas como Aston Martin o Mercedes-Benz, Lexus anticipa que el futuro de los grandes vehículos de lujo pasa por este tipo de morfología exterior y mucha –muchísima– tecnología en el interior.
Un detalle: para el mes que viene está prometido el primer auto de producción ciento por ciento eléctrico de Lexus, y es probable que el LF-30 anticipe algunas cosas que veamos en él. La nueva interpretación casi cónica de la Spindle Grille (la enorme parrilla en forma de doble trapecio invertido característica de Lexus); las ópticas delanteras extremadamente estilizadas y tal vez algo de esas superficies laterales muy torsionadas, podrían ser parte del arsenal estilístico del nuevo modelo, que se viene perfilando como un SUV mediano.
Extreme makeover para el Mirai
Otro de los autos muy sorprendentes en Tokio fue el Toyota Mirai Concept. A primera vista parece ser solo un sedán mediano-grande muy estilizado y elegante, pero todo cambia cuando tomamos en cuenta que sería el sucesor del actual Mirai, el primer (y todavía único) auto de serie con propulsión "a hidrógeno".
Desde el vamos quedó claro que Toyota quiso darle al Mirai original una apariencia tan rupturista como la tecnología que lo propulsa, pero el resultado fue tan reñido con los cánones establecidos de belleza automotriz que lo convirtió en uno de los autos más incómodos de ver de cuantos circulan hoy por las calles del mundo. El nuevo Mirai Concept–que se anticipa como muy cercano a los que será la versión de producción– cambia radicalmente la estrategia: ya no es un "raro demostrador de tecnología" sino un producto de vanguardia que irá a pelear por los mismos clientes de alto poder adquisitivo que el Tesla Model S (del que Toyota parece haber aprendido bastante). Lo interesante del diseño del Mirai Concept es que no es solo que puede convertirlo en una de los mayores makeovers (cambio de imagen, en inglés) de la historia de la industria automotriz, sino que también colaborará a reposicionar el producto en un segmento mucho más rentable que puede hacerle ganar plata a la compañía. Lo que se dice una estrategia muy inteligente.
Toyota también tuvo en Tokio varios prototipos con diseños mucho más futuristas que el del Mirai. El más destacado fue el LQ Concept, un ejercicio creativo que anticipa un uso intensivo de inteligencia artificial y tiene un estilo muy particular, que parece salido de una película de ciencia ficción de las décadas de 1990 o 2000 (ver El Demoledor, Yo Robot o Minority Report). Lo más llamativo del auto es la inusual superficie vidriada lateral, pero lo más interesante (y eventualmente aplicable a modelos de serie) es el delicado tratamiento gráfico en la parte trasera.
Nissan y un SUV eléctrico muy cercano
Por el lado de Nissan, lo más relevante fue el Ariya Concept. Es bastante "tranquilo" para el estándar conceptual de la marca, lo cual puede indicar que es un producto cercano a la producción en serie. De hecho se lo señala como un posible complemento (¿o sucesor?) del Leaf, ya que es una propuesta 100% eléctrica.
Lo particular del Ariya es que abandona varios de los recursos estilísticos que actualmente definen el family feeling de Nissan (como la parrilla en forma de V, el parante C quebrado y el techo flotante) y adopta una silueta y proporciones bastante parecidas a las del Tesla Model X. Las suaves superficies laterales también marcan un interesante cambio que podría materializarse en los próximos productos de la marca nipona.
Mini convertible, maxi diseño
En Japón existe una categoría de vehículos llamada kei cars, que son únicos en el mundo. Se trata de pequeños autos de menos de 3,4 metros de largo con una cilindrada no mayor a 660 cc y una potencia máxima de 64 CV. Estos autitos, además de ser de por sí muy económicos en su uso, tienen considerables ventajas fiscales y por ende son muy populares (en 2018 los 5 autos más vendidos en Japón fueron kei cars). En cada Salón de Tokio suele haber muchos prototipos de kei car, sobre todo por parte de Suzuki y Daihatsu, los mejores especialistas en este tipo de vehículos.
Este año el más destacado fue el Suzuki Waku SPO, que además de su encantador diseño levemente retro, tiene la capacidad de convertirse de mini coupé a minirural con solo apretar un botón. Y no solo eso: mediante un juego de luces LED en la parrilla y las ópticas también puede cambiar completamente de expresión en su frontal. Y por supuesto el delicioso toque de los retrovisores (cámaras de visión trasera, para ser más exactos) ubicados en la parte delantera de los guardabarros. Más japonés, imposible.
¿Qué onda, Mazda?
Mazda es una marca que venía haciendo todo bien a nivel diseño en los últimos años. Por eso cuando se anunció que en el Salón de Tokio se iba a presentar nada menos que su primer producto totalmente eléctrico se generó una enorme expectativa. Pero cuando el auto se develó las sensaciones fueron encontradas. El problema con el CX-30 –así se llama– es que ni genera un nuevo lenguaje eléctrico (como en el caso de Honda con el "e") ni tiene la delicadeza y el sex appeal de los últimos concept y productos de la marca. En ese sentido, el CX-30 quedó un poco a mitad de camino, incluso con sus referencias retro hacia el Mazda Luce R130 Coupé de 1969, diseñado por el gran Giorgetto Giugiaro. De nuevo, no es que el auto esté mal, es solo al lado de bellezas como el 3 o el MX-30, el CX-30 parece más el hijo ilegítimo entre una Toyota RAV 4 y un BMW i3.
¿Qué onda, Honda?
Para cerrar, otro auto de serie (muy relevante para nosotros, por cierto) y otro diseño controversial. Se trata de la cuarta generación del Jazz –nuestro conocidísimo Fit– que nuevamente hace una voltereta estilística para diferenciarse de su predecesor. Así, abandona las formas robóticas, filosas y ciertamente agresivas, y las cambia por unas mucho más suaves, amenas y algo blandas. Esto se puede ver en el lateral (más limpio) y sobre todo en la expresión frontal del auto, que pasó de una mirada desafiante a una sonrisita algo ansiosa.
Más allá de esta primera impresión, el del Fit es uno de esos diseños a los que hay que darle tiempo para que se asienten en el gusto de la gente. No hay que olvidar que Honda es experta en lograr que la apariencia de sus autos mejore con el tiempo.