La mujer lleva cinco años en el ruedo de un lugar a otro arriba de su Land Rover Defender; viaja con su perro y dice que está más contenta que nunca
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De cambiar radicalmente el rumbo de vida Eva zu Beck algo sabe. Con 32 años e incontables aventuras encima, la mujer no tiene ni una duda -ni hablar de arrepentimiento- cuando le preguntan por qué dejó atrás “todo”, un trabajo bien pago, una relación estable y todos los lujos materiales de una vida siguiendo las reglas, para mudarse a su camioneta y recorrer el mundo a fondo: para vivir de verdad.
“Recuerdo el terror de lo que fue soltar todo hace cinco años”, redactó en su Instagram. “Soltar las cosas, pero sobre todo soltar la certeza. En ese momento yo sabía cómo iba a ser mi vida dentro de 20 años. En ese sentido, la certeza era reconfortante y hasta hermosa. Pero mi desconexión conmigo misma era tan profunda y dolorosa que me di cuenta de que ese no era mi camino. Solté para experimentar y para reinventarme”.
Hoy Eva tiene 840.000 seguidores en Instagram y cerca de dos millones de suscriptores en YouTube; se define a sí misma como una “feral girl” (chica salvaje) que vive libre en busca de sentirse viva. Su eslogan es “el mundo le pertenece a los valientes”. “No existe la buena vida como tal. Lo que sí existe es tu buena vida, cosa que varía dependiendo de la persona. Yo sé que estoy viviendo la mía porque al vivirla, me siento conectada, libre y viva”.
Bajo mantenimiento pero alto nivel de vida
Oriunda de Polonia pero ciudadana del mundo, la mujer cuenta que se mudó a su Land Rover Defender, que equipó especialmente con una carpa retráctil a prueba de todo en el techo, y ahora viaja por el mundo conociendo lugares distintos. La bautizó “Odyssey”. Zu Beck explica que no le llevó mucho tiempo tunear su vehículo, y que logró instalar su “dormitorio” en solo 20 minutos.
Todas sus travesías sobre ruedas son de la mano de Vilk, su pastor alemán y fiel compañero al que quiere y mima como a un hijo. “Te sigo hasta cuando seguirte signifique meterme en las aguas heladas del Yukon (un río de Canadá) en otoño”, escribe en un post.
Por si no quedaba claro, Zu Beck no es de esas personas que disfrutan de quedarse sentadas mirando algo. Todo lo contrario, cuando ve algo que quiere corre -literalmente- para conseguirlo. Por eso, en algún momento de su corta pero intensa vida desarrolló un perfil de maratonista, y si es en escenarios adversos mejor. Además, promueve el no uso de zapatos como para fortalecer los pies y el cuero en general, respaldándose en estudios que demostraron que los corredores con pies débiles tienen más del doble de probabilidades de lesionarse.
“Si hay algo que aprendí en los últimos años de intensa travesía, es que este estilo de vida me sienta mejor cuando puedo hacerlo al estilo expedición: en ráfagas intensas, sumergiéndome en modo aventura durante semanas. La travesía es realmente muy demandante. En todos los buenos sentidos, por supuesto, pero afecta tu cuerpo y tu mente”, dijo cuando admitió que, aunque se declara una enamorada de la vida en el ruedo, hay veces que el cuerpo le pide volver a un piso estable por algunos meses, antes de volver a salir.
Sin pretensiones de un estilo de vida lujoso y sin miedo al frío -ya que cuenta con una manta eléctrica que le da calor en caso de estar expuesta a temperaturas muy bajas-, Zu Beck vive cada viaje con optimismo y abierta a la sorpresa. Para comer se arregla con verduras, tacos, ensaladas y tostadas, salvo las veces que se le antojan platos más elaborados.
Entre idas y vueltas conoció distintos paisajes en distintas partes de Europa, Medio Oriente y, en su última etapa, Estados Unidos, Canadá y Alaska. “Todavía me cuesta creer que este pequeño ferry en Alaska te pueda llevar hasta un lugar conocido como la “Cuna de las Tormentas” y que te dejen acampar en la cubierta superior”, compartió en un post en el que se muestra a ella en una embarcación, comiendo algo primero y luego instalando su carpa.
A América se trasladó en 2022, después de mandar su Defender desde Alemania a México. Mientras su camioneta estaba en camino no perdió el tiempo y voló a la Antártida a principios de febrero, para formar parte de un grupo que escaló la cima del Monte Vinson, la montaña más alta de la región.
Viajar sola siendo mujer
La mujer da un mensaje especial sobre viajar sola siendo mujer, como alentando a aquellas que no se animan a tomar el paso.
“Viajé sola y encontré mi valentía. Descubrí mi lugar en el mundo. Viajé sola, y aprendí cómo encontrar a mi gente. Viajar sola fue una forma de aprender sobre mí misma y sobre el mundo que me rodea con un corazón verdaderamente abierto. Sí, viajar como mujer implica inherentemente más riesgos que viajar como hombre, por más que me duela decirlo. Pero eso no significa que sea ni remotamente tan peligroso como muchos quisieran que creas. Mantener tus instintos alerta, confiar en tu intuición, hacer saber a alguien dónde estás y no hacer nada que no harías en tu lugar de origen: siempre son mis principales consejos para viajar de manera segura. Más allá de eso, mandate. Salí al mundo. Hacé un viaje corto local para calentar el terreno, y entregate completamente a la experiencia”, reflexionó en sus redes. “Andá a cenar sola a un restaurante, tomate un tren, sentate en el parque o en una playa sola. El mundo te espera”, concluyó.
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