El uso de las sillas infantiles es fundamental para preservar a los niños en casos de accidentes; sin embargo, todavía falta crear conciencia y unificar legislaciones
Todo lo que se realice en el tema de la seguridad vial nunca es suficiente para alcanzar el menor riesgo posible. De hecho, siempre se están investigando y aplicando nuevas medidas que ayuden a minimizar los riesgos y consecuencias que puedan generar los siniestros. En ese camino, en enero de 2018 en nuestro país entró en vigencia la modificación a la Ley de Tránsito 24.449 la cual establece que el uso del Sistema de Retención Infantil (SRI) es, desde entonces, obligatorio hasta los 12 años inclusive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y hasta los 10 en Rosario y Santa Fe.
Esta resolución, la cual necesita que cada jurisdicción se adhiera para que sea efectiva, se suma a la implementada a nivel nacional en 2016 y que establece que todos los nuevos modelos de vehículos lanzados en la Argentina a partir de enero de ese año deben portar anclajes para las butacas infantiles.
¿Qué significa esto? Que todos los nuevos modelos que lleguen al mercado (que no es lo mismo que los autos cero kilómetro), deberán estar dotados por cualquiera de los dos sistemas de anclajes autorizados por la normativa, que son del tipo Isofix o Latch. Existe, a su vez, un tercer punto de anclaje que es llamado Top Tether que asegura la parte superior del SRI para evitar el desplazamiento hacia adelante en caso de impacto.
"La mayor cantidad de siniestros con niños ocurren dentro de la zona de confort, o sea, cerca de las casas, en camino a la escuela o cuando se regresa de alguna actividad familiar; cuando somos padres de familia nos confiamos", explicó a La Nacion Axel Dell’olio, titular de la Asociación para la Disminución de Siniestros Viales (Adisiv) y gerente de Safety Group.
El amor es una gran fuerza, una hermosa energía, pero no puede contra las leyes de la física: cuando un vehículo avanza, el niño adquiere energía (cinética); entonces, si se detiene de golpe quienes lo ocupan seguirán viajando a esa velocidad. Y, por ejemplo, a 60 km/h un niño de 23 kilos puede convertirse en un cuerpo de 1000 kilos. La regla para no olvidar es la de Altura, Peso y Edad (APE), que nos permite elegir el SRI indicado y saber hacia dónde colocarlo y cuándo es momento de cambiarlo.
"El cinturón de seguridad fue diseñado para un adulto de 145 a 150 centímetros, por eso, puede generar lesiones graves en niños debajo de esa altura. En estos casos se habla de Efecto Submarino: ante un impacto, cuando el cuerpo no está bien sujeto por el cinturón de seguridad presiona el asiento hacia abajo y comienza a deslizarse debajo de la banda abdominal del cinturón; algo así como si metiésemos algo en una bolsa sin fondo y siguiera de largo. Por eso, los chicos de hasta 150 centímetros deben ir siempre con el SRI correspondiente bien colocado; en el caso de los más grandes se utiliza un Booster que adapta el cuerpo del niño al cinturón de seguridad", agregó Dell’olio quien, además, dirige Observatorios Viales en localidades de seis provincias de la Argentina y lleva adelante el programa Mamás y Niños Seguros (MyNS) con el respaldo de la organización internacional Safe Kids Worldwide.
Números que preocupan
Con esta información, ¿qué sabemos del cumplimiento en nuestro país de esta importantísima medida de seguridad? Es bien conocido que los siniestros viales, además de los efectos colaterales que generan, son en el mundo una de las principales causas de muertes, especialmente entre niños y adolescentes. De acuerdo con un estudio realizado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), durante 2017 en la Argentina fallecieron 5420 personas por siniestros, de los cuales 324 eran niños de hasta 14 años, es decir, el 5,97%; un porcentaje altísimo.
En esa misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los niños tienen mayores probabilidades que los adultos de sufrir consecuencias severas al momento de un siniestro vial porque su cerebro y su cráneo son más vulnerables al no haber alcanzado la maduración completa. A su vez, la mayoría de los siniestros viales, así como sus consecuencias, pueden ser evitables si se actúa correctamente con las medidas de prevención. Esto quiere decir que si se interviene sobre los factores que incrementan la probabilidad de ocurrencia de un siniestro que abarcan desde la conducta humana hasta las condiciones del entorno, pasando por el estado del vehículo y el funcionamiento de sus dispositivos de seguridad, los riesgos y consecuencias disminuyen. En este sentido, los comportamientos viales que involucran a los menores, como pueden ser el no uso de elementos de seguridad vial infantil o utilizarlos de manera incorrecta, tienen una relación directa en los resultados finales de morbimortalidad infantil.
En esta línea, el Observatorio de Seguridad Vial, que es el organismo perteneciente a la ANSV, y que se encarga de investigar, evaluar y concluir en relación con los actos y hechos vinculados con el entramado vial, su entorno, estructura y los usuarios de las vías públicas, efectuó un estudio que arrojó que 7 de cada 10 menores de edad viajan sin los elementos de seguridad apropiados o éstos están mal utilizados. Los números que arroja esa investigación son preocupantes: sólo el 46,4% de los ocupantes de hasta 4 años que viajan en vehículos de cuatro ruedas se encuentran correctamente protegidos mediante el uso de la SRI en posición trasera; apenas el 17,6% de los ocupantes de entre 5 y 10 años utilizan el cinturón de seguridad en posición trasera; y sólo el 31,3% de los niños incluidos en el segmento de 11 a 17 años utiliza el cinturón de seguridad.
El nivel de desprotección evidenciado resulta sumamente preocupante si se considera que el uso correcto de los sistemas de retención infantil reduce las defunciones de los niños y lactantes entre 50% y 70%. Siempre hay que tener presente que las condiciones de seguridad vial de los niños dependen directamente de las prácticas que llevan adelante los adultos a cargo del traslado de menores. Es de ellos (nosotros), la responsabilidad de cuidar a los chicos.