Por la falta de dólares, en todo julio no fueron autorizadas SIRA para autos nuevos, confirmaron a LA NACION desde tres automotrices; los modelos importados quedan en el puerto a la espera de los permisos
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Por la acuciante situación de las reservas –con signo negativo debido a la falta de dólares-, durante el mes de julio no fueron autorizados ingresos para autos importados, confirmaron a LA NACION desde tres automotrices. El freno a la entrada de modelos que en su gran mayoría provienen de Brasil ya había ocurrido en abril, y el último día de ese mes se revirtió. Pero, esta vez, llegó el 31 de julio y no hubo autorizaciones.
“No se aprobaron SIRA nuevas durante todo el mes para ninguna terminal para ingresar autos”, señalaron a coro en las terminales consultadas. Las SIRA son el sistema de regulación de las importaciones que rige desde octubre del año último, y por el que las empresas importadoras solicitan autorización para ingresar sus productos. En tanto, las SIRA para el ingreso de autopartes destinadas a la producción local de autos, pick ups y utilitarios no se vieron afectadas y están “fluyendo dentro de cierta normalidad”, indican en las mismas automotrices.
Desde que en abril se frenó hasta el último día de ese mes la autorización de las SIRA para la entrada de autos importados, las aprobaciones empezaron a sufrir trabas y contratiempos que no ocurrieron en la última parte de 2022 y los primeros meses de este año. “Demoraban durante el mes, pero los últimos días aprobaban todo de golpe”, cuentan en las empresas sobre lo que pasó en mayo y junio. En julio todo cambió: fue el mes en el que las reservas totales del Banco Central cayeron a su menor nivel en más de 17 años. El rojo de la autoridad monetaria llegó a niveles alarmantes, con más de US$20.500 millones perdidos en lo que va del año.
Por la falta de dólares, en los últimos días numerosos sectores que importan empezaron a enfrentar restricciones para obtener la primera autorización antes de la obtención de la SIRA, la que otorga la AFIP a través de su sistema de Capacidad Económica Financiera (CEF). El CEF funciona en los papeles como un primer filtro que regula el cupo de dólares al que podrá acceder luego una empresa para importar los productos solicitados. Desde distintas cámaras empresarias señalaron ayer a LA NACION que hubo casos de autorizaciones caídas, en coincidencia con la crisis de las reservas.
“Está todo muy complicado. Esperamos que la situación de las SIRA se revierta en los próximos días”, señalaron en una terminal con tono de resignación. La demora ya genera preocupación entre las automotrices. “Los autos siguen llegando al puerto, pero hasta que no está autorizada la SIRA no se pueden nacionalizar”, explicaron en otra automotriz. Las unidades quedan paradas en la terminal de Zárate (de la que entran y salen los modelos producidos en el país y los importados), a la espera de la aprobación correspondiente.
En los primeros siete meses del año, las ventas de autos sumaron 279.450 unidades, un 12,3% más que en el mismo período de 2022. De ese total, casi el 65% fueron vehículos de producción nacional, frente a un 28,2% de los provenientes de Brasil. Desde que el Gobierno empezó a ajustar cada vez más el cepo cambiario por la escasez de dólares, los autos importados fueron perdiendo terreno progresivamente, al punto de llegar a la inédita situación actual. Cinco años atrás, en 2018, cuando las importaciones fluían con normalidad y el mercado automotor alcanzó los 800.000 vehículos vendidos, la relación entre los modelos brasileños y argentinos era a la inversa.
De los 10 modelos más vendidos en julio, ocho son argentinos y solo dos de Brasil. Y de los 15 más patentados, 11 corresponden a producción local. Pese a eso, los modelos importados quedaron parados en julio por falta de dólares. Las automotrices que producen en el país importan al dólar oficial.
Las trabas a las importaciones se suman a la aplicación del impuesto PAIS del 7,5% al ingreso de productos extranjeros decidida por el Ministerio de Economía la semana última, una medida que alteró a todos los sectores. En el caso de la industria automotriz, la extensión del impuesto pega de lleno sobre los modelos importados, pero no afecta a las piezas e insumos destinados a la fabricación local. Por el nuevo impuesto, las terminales ya comenzaron a ajustar sus precios con subas de hasta 10%, más altas de lo que venían aplicando en función de la inflación mensual.
En el caso del sector automotor, la aplicación del impuesto PAIS contempla una excepción para el caso de los distribuidores que importen unidades utilizando sus dólares propios, sin pedírselos al Banco Central. En esos casos, el tributo del 7,5% no rige.
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