El Médano Blanco, a 40 kilómetros al sur de Necochea, tiene 110 metros de altura y es el pico de arena más elevado de la Costa Atlántica; hacia ahí llegan SUVs y camionetas a intentar subirlo de una vez
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La acción dura menos de 30 segundos. Son 50 metros de furiosa carrera por la playa y luego la pared vertical del médano, la marcha en baja, los brazos firmes en el control del volante, el pie de plomo sobre el acelerador, la tracción abriendo huella en la arena, los nervios de acero. Entonces, si todo se hizo bien, el premio será arribar a la cima de la duna, ver el mundo desde las alturas, recibir el azote frío del viento marino.
El Médano Blanco, ubicado a 40 kilómetros al sur de Necochea, tiene 110 metros de altura y es el pico de arena más elevado de la Costa Atlántica argentina. Desde hace unos años se ha transformado en un auténtico desafío para los amantes de la aventura en vehículos 4x4. Aunque hay algunos valientes que, menos preparados para la ocasión, igual se le animan.
Existen dos formas de subir al coloso del sudeste bonaerense con un vehículo. Una es recorriendo un camino levemente empinado que lo bordea y que lleva hasta la cima sin mayores sobresaltos. Es el que habitualmente utilizan las camionetas que realizan excursiones para turistas. El otro es encararlo de frente, a suerte o verdad. Y para esto se necesita temple y técnica.
La primera vez que lo subió Denis Angelakis, presidente de la Agrupación Necochense 4x4, fue como acompañante en una camioneta Dodge RAM 2018, propiedad de un socio de la agrupación hermana de Mar del Plata. “Tenía un par de HP más, la habían chipeado. No era original. Tomando envión lo escaló tranquilo”, recuerda.
Se prometió entonces que volvería a hacerlo, pero esta vez con él al volante. El año pasado cumplió su sueño, que reiteró en varias oportunidades más. Angelakis tiene un Jeep modelo ‘61 con tracción 4x4 y un motor Chevrolet Silverado preparado para correr en la categoría Mar y Sierras. Cuenta, además, con un carburador de dos bocas y un árbol de levas mejorado.
El médano tiene esas dos caras, pero la frontal es sólo para audaces. “No sube cualquiera”, dice Angelakis, que con sus 23 años es ya todo un experto. “A nosotros nos gusta encarar el médano”, insiste.
Para embarcarse en la aventura de subir el Médano Blanco no es condición necesaria contar con un vehículo 4x4. “Puede ser un 4x2, lo que pasa es que necesitas tener mucho motor –recalca-. Algunos son corajudos, se animan con cualquier jeep original. Se puede encarar con cualquier cosa, el tema es que no lo van a subir. ¿Qué pasa cuando no subís? Tenés que bajar. Ahí es cuando se deben hacer las cosas bien porque cualquier mínimo detalle en la maniobra puede provocar un accidente”.
Cómo subirlo
Concentración, temple y técnica son las tres condiciones que se necesitan para poder trepar en un vehículo hasta la punta del Médano Blanco. “Particularmente en mi vehículo no tengo que tomar mucha carrera para subirlo. Calculo que con 50 metros por la playa, metiéndole zapatilla, subo –asegura Angelakis-. Pero mi Jeep es doble tracción. Los Jeep simples necesitan más trecho. Hay uno sólo que lo sube desde el pie del Médano”.
“Al tener doble tracción y motor de sobra, yo particularmente lo subo en alta. Meto primera, segunda y voy en segunda hasta arriba del todo –agrega el experto-. Hay amigos de la agrupación que se dedican a hacer travesías que lo suben en tercera baja. Es decir, arrancan en primera, segunda, tercera y ahí le dan fuerte hasta la cumbre. En baja hay más tracción y no se pierden tantas revoluciones. En alta el motor se empieza a venir abajo. Hay que tener buen motor para solventar esas vueltas”.
Son 110 metros de subida vertical en una fracción de segundos. ¿Qué no hay que hacer en ese trecho? “Lo ideal es tratar de no hacer maniobras bruscas. Mi Jeep tiene una trocha que es bastante original. Actualmente estos vehículos no son muy altos. A medida que se va subiendo, la estabilidad se pierde. Los Jeep con la trocha cambiada y la pisada más ancha le ganan a la gravedad. Lo ideal, siendo principiante, es no hacer locuras. No se debe encarar el médano y ponerse a surfearlo. No hay que jugar arriba del médano porque el golpe es durísimo y no termina hasta que uno llega abajo. Hay que subirlo y bajarlo recto”.
En el trayecto “se siente mucha adrenalina”, confiesa el presidente de la Agrupación Necochense de 4x4, una entidad que cuenta con 130 socios y tres décadas de vida. El Médano Blanco se ha transformado en un lugar de culto, aunque hubo un tiempo en que nadie podía domarlo. Dicen que, años atrás, uno de los pocos que lograba subirlo era Gerónimo Momo Venegas, el exsecretario general de la Uatre (Unión Argentina de trabajadores rurales y estibadores).
Hay quienes se quedan en el intento. Sin embargo, esto no representa una dificultad. “Es muy normal, sobre todo en las camionetas. Hay muchas agrupaciones que vienen de fuera y tienen como meta trepar el médano. Llegan hasta la mitad y por ahí se quedan. Entonces tienen que volver hacia atrás. Lo bueno es que baja sola. La misma gravedad la tira para abajo”.
Cómo bajarlo
Todo lo que sube tiene que bajar, y para esto también hace falta muñeca. “Los que tenemos doble tracción descendemos en primera baja, regulando –dice Angelakis-. Después hay muchos que apagan el motor, meten la marcha atrás y con el freno y la marcha lo va bajando despacito. Bajar el médano no es una locura pero tiene su técnica, sobre todo para el que es principiante y no entiende. No se debe bajar ligero. Si bajan rápido, cualquier mínima maniobra termina siendo peligrosa, se puede cruzar el vehículo. Hay que tratar de llevarlo derecho”.
¿Sufre la caja? “La idea es que no baje con la marcha atrás puesta sino simplemente ir con el freno apretado y con la marcha atrás poniendo y sacando. No se debe forzar la caja al ciento por ciento porque se puede romper. Pero la diferencia que tiene la arena, y sobre todo bajando un médano, es que el vehículo va resbalando, bloquea y se desliza. No es como en la tierra o en la piedra, que se clava. Ahí sí se puede romper cualquier cosa. La arena, en cambio, nos da lugar a hacer otras cosas sin que sufra un montón la caja”.
Un sinnúmero de mitos envuelve al Médano Blanco. Uno de ellos sostiene que era un sitio sagrado para los pueblos originarios que habitaban en la región. Por lo pronto, lo es ahora para los aventureros de la agrupación 4x4, que erigieron una Virgen al costado del camino, adonde han depositado las cenizas de algunos de sus socios fallecidos. El médano atrae a los audaces. Sólo hay que animarse a subirlo.
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