El Audi e-tron Sportback, SUV eléctrico con silueta fastback, se luce por performance y altísimo confort de marcha; con un motor en cada eje y notable nivel de equipamiento, la unidad probada suma los espejos virtuales como plus tecnológico
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Manejar un vehículo 100% eléctrico es ya de por sí una experiencia interesante, distinta. Eso es indiscutible, después se puede uno adentrar en el terreno de las controversias, críticas, elogios y todo lo que envuelve a esta temática que divide aguas. No quedan dudas de que es diferente a lo habitual y genera curiosidad.
La primera vez hay mucho de asombro y de extrañas sensaciones. Se aprieta el botón de encendido y nada, todo es silencio. “¿Está en marcha?”, es la duda inicial, y el “ready” en el tablero de instrumentos es el sí como respuesta. El que no haga ruido y sólo se perciba el desplazamiento de los neumáticos y algún rumor eólico al salir a una ruta o autopista es toda una particularidad. Ya en una segunda instancia empieza una cierta familiarización con ese entorno y el foco de atención pasa a otras cuestiones, de esas más terrenales, como ergonomía, posición de manejo, que la habitabilidad, que el baúl, o que si le falta esto o aquello. El tremendo empuje es lo que se mantiene como patrón común –más allá de las diferencias en kW entre modelos- con esa contundencia en la aceleración que sólo es posible a partir del torque (punto de fuerza máxima que el motor puede generar) inmediato.
Claro que también el linaje del modelo en cuestión es un elemento clave para el análisis y comparación con los de su especie. El caso de este Audi, y aunque parezca una obviedad, no se pueden pasar por alto la calidad de materiales y terminaciones, ni el estilo y equipamiento tecnológico, como aspectos que lo depositan en un escalón superior. Está en un espacio absolutamente de nicho, acá y en cualquier parte del mundo, donde infla el pecho por ser uno de los más eficientes y de mejor performance comercial, además de haber sido el primero de su tipo para la casa de los anillos.
Empuje limpio y dinámica sin titubeos
Técnicamente es un SUV de corte deportivo, ya que esta silueta Sportback se diferencia de la convencional (la e-tron 55 quattro a secas) por el remate tipo coupé o fastback. Está equipado con dos motores eléctricos (uno en cada eje) y con un bloque de baterías ubicado bajo el piso que se compone de 36 módulos (12 celdas cada uno), que pesa unos 700 kilos, entrega 396 V y ostenta una capacidad de 95 kW. El propulsor delantero desarrolla el equivalente a 184 CV, el trasero alcanza los 224. Entre ambos generan una potencia de 360 CV que en determinado momento (un lapso de 10 segundos) se estira a 408 en la suprema función boost.
Y ¿el torque? Descomunal: 561 Nm en uso civilizado y 664 en máxima entrega. En una conducción normal es el motor trasero el que se encarga de la propulsión, al que se acopla el delantero cuando se requiere más. Lo cierto es que sale disparado como una flecha por su sensacional poder de empuje que disimula las 2,5 toneladas de peso, llegando a los 100 km/h desde partida detenida en apenas 5,6 segundos, y a los 400 metros en 14,1. La velocidad final se ubica en los 195 km/h. Y por si hace falta otra cifra para respaldar tamaña performance, va: trepa de 80 a 120 km/h en 3,1 segundos.
Además de lograr un reparto de masa entre ejes casi óptimo, el hecho de que el enorme contenedor energético vaya en la parte inferior permite sacar provecho de un centro de gravedad bien bajo, consiguiendo un notable comportamiento dinámico, a puro confort y seguridad. Es impecable su tenida direccional y en curvas prácticamente ni se inmuta, aún en las más cerradas y a alta velocidad, algo en lo que también colabora el trabajo asociado de ambos motores como esquema de tracción integral. Desplazarse por la city es un verdadero placer, ya que la precisión y rapidez de la dirección permiten maniobrar de manera óptima y sin esfuerzos, amén de sus 4,90 m de largo.
Desde un comando ubicado en la consola central o directamente desde la pantalla táctil, se puede comandar el Audi Drive Select para seleccionar uno de los modos (Efficiency, Comfort, Auto, Dynamic, Individual, Off Road u On Road) para conseguir un ajuste acorde al tipo de manejo que se desee, incluyendo la configuración del esquema de suspensión adaptativo regulable en dureza y altura.
Rendimiento y performance
No es del todo sencillo abordar el tema del consumo debido a que el rendimiento energético es altamente sensible a las condiciones de manejo y, por ende, muy relativo. Depende de varios factores como tipo de terreno (si es llano o con ondulaciones), la temperatura ambiente, el uso del acelerador, si el entorno es urbano o rutero, si el climatizador está activado o no, entre otros. En ciudad, por ejemplo, si bien consume más que en ruta porque hay más picos de aceleración, tanto al frenar y desacelerar consigue más períodos de regeneración, un término muy mentando dentro de la electromovilidad. Es el cierto grado de autosuficiencia –aún muy lejos de su máximo potencial- que consigue el vehículo al aprovechar la energía cinética de los frenos que en un modelo de propulsión térmica se desperdicia.
Para dosificar la tarea del motor en el rol de generador cuenta con dos levas detrás del volante (como si fueran las secuenciales de la transmisión) para solicitar mayor recuperación con la izquierda, o menor con la de la derecha. Nuestros registros indican que viajando a 100 km/h constantes en un terreno liso y sin alteraciones marcadas de aceleración (algo bastante difícil) el consumo es de 20,4 kWh, con lo cual la autonomía debería en teoría superar los 400 kms, para acercarse a los casi 420 que anuncia la homologación en condiciones ideales. Ya a los 130 km/h, el consumo se eleva hasta casi los 34 kWh y el indicador de carga se reduce considerablemente. En términos de uso real mixto -ciudad y autopista- registramos un rendimiento promedio cercano a los 360/70 kilómetros, con un consumo de alrededor de 25,5 kW. A saber: todo esto sin cuidar demasiado los modos en la aceleración, pero también “jugando” bastante con la leva de mayor retención.
Momento de inyectar unos kW
Para la recarga doméstica, el vehículo viene dotado de un cargador cuyo cable se puede conectar a un enchufe de tres patas como cualquiera de los que hay en la casa. Para esa conexión dispone de una entrada del lado derecho del guardabarros delantero, apto para corriente alterna. Con el modo más casero (2,2 kW) el tiempo de recarga completo ronda las 40 hs, en uno de 7,4 kW pasa a las 14 hs, mientras que en uno de 22 kW está en las 4,30 hs. Lo cierto es que Audi recomienda repostar al 80% para optimizar su durabilidad, por lo que con este último en 2 horas y pico estaríamos listos para salir. A la misma altura, pero del lado del conductor, está la compuerta para corriente continua, apta para cargadores de 50 o 160 kW, “surtidores” como el que la marca tiene en el Audi Lounge en CABA o los que comienza a instalar en estaciones de servicio Shell, y en los que el tiempo de espera no demanda mucho más de lo que lleva un café entre que se pide y se toma.
Presencia imponente y vida a bordo
No hay que agregar mucho condimento para subrayar la imponencia de su imagen como principal argumento descriptivo, a lo que ya hicimos al momento del primer contacto con el vehículo. ¿Es llamativo? Sí, claro. ¿Es elegante y sofisticado?, también, por supuesto.
El ambiente interior respeta al pie de la letra la tradición de la marca de entregar vehículos de alta calidad y refinamiento. Óptima es la posición de manejo por el volante de doble ajuste y grip deportivo (uno de los ítems S-Line) y la butaca con regulación eléctrica y generosos pétalos de contención. Frente al conductor, el virtual cockpit Full HD (12,3″) con diferentes vistas, tamaños y todo lo relativo al estado en tiempo real de la batería, el consumo, la recarga y la autonomía. En el centro del panel está multimedia táctil (10,1″) que agrupa gran cantidad de ajustes y funciones de infoentretenimiento. Debajo hay otra pantalla destinada exclusivamente al climatizador automático de cuatro zonas, con salidas y comandos independientes para plazas traseras. El techo panorámico eléctrico se anota en el listado, al que también le podemos reprochar algunos faltantes como la ausencia de cargador inalámbrico o que los puertos USB son sólo tipo “C”. El espacio en las plazas traseras es correcto como para que dos adultos viajen cómodamente, aunque los de más de 1,80 m deberán tener en cuenta la pronunciada caída del techo que tan bonito lo hace por fuera. El baúl ofrece un volumen de 615 litros, más que generoso para acomodar equipaje, aunque con una boca de carga demasiado alta. Debajo del piso hay un auxilio temporal, diferente los de 21″ titulares.
Espejito, espejito…
Párrafo aparte para los espejos virtuales de esta unidad que se ofrecen como opcional por unos US$ 2.500. Claro, durante las primeras cuadras es inevitable mirar a través de la ventanilla en busca de la clásica panorámica que refleja lo que ocurre detrás, pero para sólo encontrar un brazo que contiene ese ojo de preciso gran angular. Es hasta que nuestro chip se acostumbra a que la devolución está en las pantallas (OLED 7″) colocadas en la parte delantera de los paneles de las puertas, con imágenes de alta calidad, que pueden regularse de manera táctil y que, por cuestiones obvias, están encendidas todo el tiempo. Si bien son un chiche extra, ayudan mucho de noche o en días lluviosos. Además, estas piezas reducen la resistencia al avance, colaborando con el coeficiente aerodinámico, y también reproducen los intermitentes de giro en un encuadre de líneas verdes, y del asistente de punto ciego en tono amarillo.
La dotación de seguridad es más que copiosa, ya que a los sistemas más convencionales como ESP y control de tracción o los múltiples airbags, suma asistencias como el de alerta y control de cambio de carril; frenado autónomo; control de velocidad crucero adaptativo; alerta de riesgo de choque con detección de peatones y ciclistas, detector de fatiga, de presión de neumáticos, y varios más. Con radares y sensores tiene todo el entorno controlado para evitar disgustos: desde tráfico cruzado para cuando se conecta la reversa, al cuidado de los ocupantes al bajar del auto de autos o bicicletas que vengan desde atrás.
Con un precio de lista de US$ 221.400, este modelo de los anillos mira desde arriba, recordándonos que está al alcance de una reducida porción del mercado. Con una dinámica superlativa, un formidable confort a bordo y una elogiable dotación tecnológica, este producto es la expresión de todo lo que ha evolucionado la industria y la marca alemana en particular, que busca hacer madurar esta corriente de la movilidad que tanto desvela a las compañías y no solo por los desafíos de mejorar rendimientos y acortar tiempos de recarga, sino por las dudas que plantea la elección de la mejor fuente para generar esa energía de la manera más limpia y con el menor costo posible.