El taller de “formación ética y ciudadana” destinado a infractores de tránsito se da los miércoles y viernes, de 10 a 14
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Son las 9.45 de un miércoles en la Ciudad de Buenos Aires. Un grupo de 35 personas espera debajo de la autopista Arturo Frondizi, en Barracas, para ingresar al taller de Formación ética y ciudadana destinado a infractores de tránsito, que dicta el gobierno porteño para aquellos conductores que dieron positivo en un test de alcoholemia dentro de la Ciudad, sin importar el domicilio registrado del infractor.
El curso es obligatorio para poder recuperar la licencia de conducir, que fue retenida al momento de pagar la infracción. Hay que asistir de manera presencial y para ello, previamente, es necesario completar un formulario y reservar un turno, ya que el taller solo se dicta los miércoles y viernes, de 10 a 14.
En el aula, el agente de tránsito que dirige la clase sorprende con el anuncio de que, al finalizar el curso, se tomará un examen y recomienda tomar apuntes. Es una prueba con multiple choice de 15 preguntas. Para aprobar el taller, hay que tener al menos 13 respuestas correctas. En caso contrario, se deberá asistir nuevamente. Sin esa constancia de aprobación, no se puede recuperar la licencia de conducir.
Al comenzar, de manera introductoria, el agente pregunta si hay algún principiante en el aula. Un chico de 18 años levanta la mano. “No sabía que el límite de alcohol cero era durante los primeros dos años; pensé que era solo por seis meses”, se defendió. El agente aclaró que, aquellos que sacan el registro por primera vez, durante los primeros seis meses deben conducir con el cartel de la “P” de principiante y no pueden manejar por arterias donde la máxima de velocidad sea mayor a 70 km/h. Sin embargo, la tolerancia cero de alcohol permitido en sangre rige por dos años.
El pasado 13 de abril, la cámara de Senadores aprobó el proyecto de Alcohol Cero, que automáticamente se convirtió en ley, luego de que Diputados hiciera lo propio en noviembre de 2022. Sin embargo, para que la reglamentación que establece tolerancia cero rija en todo el país, cada jurisdicción provincial debe adherirse a las modificaciones de la ley nacional de Tránsito.
La legislatura porteña todavía no lo hizo, por lo tanto, en la Ciudad de Buenos Aires, el límite de alcohol en sangre permitido todavía es de 0,5 gramos por litro (g/l) para conductores de autos (excepto que sea principiante), de 0,2 g/l para los de moto y 0,5 para el acompañante de moto. Para los conductores con licencia profesional (los de transporte de pasajeros y de carga), la tolerancia siempre fue cero.
En el curso, el agente dice que en la Argentina, entre 20 y 22 personas fallecen por día a causa de accidentes de tránsito. Las principales víctimas son los conductores de motos; los segundos, los peatones. El 30% de las víctimas fatales tiene como causa que alguien condujo bajo el efecto del alcohol. “No es lo mismo manejar que conducir. La palabra ‘conducir’ viene de conducta. Por eso no es lo mismo accidente que incidente. El 95% de los accidentes se debe a incidentes que se podrían haber evitado”, dice el agente.
Los tres factores de riesgos que ocasionan los accidentes son el ambiental (si hay neblina o lluvias, por ejemplo), el humano (una distracción de la persona) y el vehicular (que también es responsabilidad del conductor), dice el instructor.
“¿Y en qué lado aparece el mal estado de las rutas y de las calles?”, pregunta uno de los asistentes. “Los políticos también deberían hacer este curso, porque nosotros pagamos los impuestos, pero el estado de las rutas y la señalización es un desastre. Eso también ocasiona accidentes”, agrega, sentado en la última fila de asientos del aula. El agente se ríe y le da la razón. Sin embargo, este “factor de riesgo” no estaba entre las respuestas correctas del examen.
El taller no se centra solo en las advertencias sobre manejar con alcohol en sangre. El agente también lista, por ejemplo, los documentos que el conductor debe tener si lo frenan en un control de tránsito en la Ciudad de Buenos Aires, independientemente de si tiene el domicilio registrado en otra jurisdicción. Entre los documentos personales se encuentran el DNI, la licencia de conducir y la “P”, si es principiante. Entre los documentos vehiculares, están la cédula de identificación vehicular (verde o azul), la constancia de VTV, el seguro vigente, ambas chapas de patente colocadas correctamente y el grabado de autopartes.
“Falta la bolsa mortuoria”, dice uno de los asistentes, y genera risas en la clase. “Una vez me la pidieron en Entre Ríos y me efectuaron una multa por no tenerla”, agrega.
El agente aclara que la bolsa mortuoria no es obligatoria y que, de hecho, en caso de haber una víctima fatal, nadie la puede tocar hasta que se realice la pericia correspondiente. “La próxima vez que le quieran hacer una multa así, pida que le aclaren por qué es la infracción, porque le pueden poner que ‘falta documentación’, sin especificar de qué se trata. Verá que en ese caso, el agente le dirá que ‘por esta vez lo deja pasar’”, explicó.
“El chaleco amarillo y el triángulo de señalización son recomendables tener en el auto, pero no son obligatorios. Sirven para que, en caso de un siniestro, cualquiera pueda convertirse en una autoridad de control. Se baliza la zona para proteger a otros conductores y se llama al 911″, agrega el agente.
“¿Qué pasa si el que maneja no tiene la cédula de identificación del vehículo, pero el acompañante sí?”, pregunta una chica sentada en la primera fila. “Depende”, responde el agente.
“Si la cédula verde no está vencida, cualquiera puede conducir el auto, independientemente si es el titular o no. Al año, cuando vence la cédula verde, solo el titular puede manejar el vehículo y el resto debe tramitar la cédula azul. Si no la tiene, es una infracción, sin importar que el acompañante sí la tenga. Para evitar esa infracción sin necesidad de tramitar la cédula azul, se le puede hacer un permiso de conductor designado que dura por 72 horas. Para ello hay que completar un formulario online”, explica el agente.
Trámites en caso de dar positivo
En caso de que el test de alcoholemia dé positivo, por encima de los límites permitidos, los agentes de tránsito retienen el vehículo y le dan al conductor un permiso transitorio de manejo por tres días para ir a retirarlo, donde habrá que pagar el costo del acarreo (alrededor de $11.000 los autos y $5000 las motos). La playa de acarreo varía según el lugar donde fue la retención.
El trámite para pagar la infracción de tránsito solo se puede hacer de manera presencial en la sede central de infracciones de la Ciudad, en Barracas (av. Regimiento De Patricios 65). Si es la primera vez que se incurre en esta falta y el nivel de alcohol en sangre fue menor a un gramo por litro de sangre, la retención de la licencia es por 30 días y se quitan 10 puntos del total de 20 que tiene cada conductor. Además, hay que pagar una multa de al menos $16.000 y asistir de manera presencial al curso de educación vial de cuatro horas, que es obligatorio para recuperar la licencia de conducir.
El taller de “formación ética y ciudadana destinado a infractores de tránsito” se dicta solo los miércoles y viernes, de 10 a 14, en Barracas (Araoz De Lamadrid 1750). Previamente, hay que enviar un mail a tallerdealcoholemiagcba@gmail.com, completar un formulario y sacar un turno. Al finalizar el curso, se debe rendir el examen. Los resultados se envían por mail a las 24 horas. En caso de no aprobar, hay que repetir el taller.
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