Los siniestros de tránsito son una de las principales causas de muerte hasta los 14 años; las ventajas de utilizar los SRI a contramarcha; pautas para seleccionar la sillita correcta y las zonas grises de la legislación
Está demostrado que los Sistemas de Retención Infantil (SRI) salvan vidas y previenen lesiones graves, pero en la Argentina apenas el 30% de los niños y niñas lo utilizan, según relevamientos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV). En consecuencia, el informe "Salud Materno-Infanto-Juvenil" realizado por la Sociedad Argentina de Pediatría y Unicef señala que la primera causa de mortalidad en niños de 1 a 4 años (31%) son las externas, entre las que están involucradas las lesiones ocasionadas en el tránsito, situación que se reitera en el grupo de 5 a 14 años (37%).
Aunque el uso de los SRI es obligatorio por ley hasta los 10 años, técnicos y pediatras coinciden en que falta información formal. El escaso uso de elementos de seguridad en los vehículos se relaciona con que no se les explica a los padres cómo deben ser trasladados los niños desde que nacen. A esa situación se agrega el uso de motos y ciclomotores como vehículo familiar, pese a que directamente están prohibidos para menores de 12 años, en términos generales.
"Paradójicamente, desde que comenzó la pandemia por el Covid-19 más familias empezaron a interesarse sobre cómo trasladar de forma segura a sus hijos en vehículos particulares. Las consultas sobre cuál es el mejor sistema de retención infantil se multiplicaron y comenzó a instalarse con fuerza la recomendación de hacer traslados a contramarcha hasta los 4 años", expresa Axel Dell’olio, titular de la Asociación para la Disminución de Siniestros Viales, que lleva adelante el programa Mamás y Niños Seguros desde 2011, con el respaldo de Safe Kids Worldwide.
"La gran cantidad de información que circula hoy en las redes sociales ayudó a generar conciencia sobre el uso de los SRI en madres y padres, pero la falta de jerarquización y adaptación de los mensajes a la oferta disponible en la Argentina, en muchas ocasiones, termina confundiendo", agrega Dell’olio, técnico y especialista que genera acciones para mejorar la movilidad infantil en el país desde hace más de una década. En ese sentido, plantea que existe mucho desconcierto respecto de temas claves tales como: ¿hasta cuándo se recomienda que los niños viajen a contramarcha (es decir con la cabeza del niño mirando hacia atrás)? ¿Qué anclaje es más seguro? ¿Cuál es la fecha de vencimiento de los SRI?
Hace pocas semanas una pediatra que lidera una comunidad de más de 100 mil personas en Instagram arrojó en una historia: "Los que tienen una silla que no va a contramarcha hasta los 4 años, corran a cambiarla". Para el especialista, que responde a diario consultas personalizadas sobre cómo seleccionar un sistema seguro, el comentario tiene buena intención, pero genera "caos". La realidad es que en el mercado existen pocas marcas y modelos homologados –bajo norma europea o norteamericana–, que permiten prolongar la contramarcha hasta los 18 o 22 kilogramos de peso, que es lo que se recomienda a nivel internacional. "Cuando las personas comienzan a buscar, encuentran mucha variedad y cierta publicidad engañosa por parte de marcas que ofrecen SRI contramarcha, pero solo hasta los 10/13 kg, que es lo frecuente para el grupo 0/0+, que siempre va a contramarcha, y los sistemas que permiten prolongar la contramarcha rondan los $50.000, con lo cual la oferta real se acota muchísimo", asevera Dell’olio.
Hoy en el mercado conviven sistemas de Grupo 1 (9 a 18 kg) a favor y a contramarcha, pero también se suman versiones más integrales que incluyen el Grupo 2, elevador con respaldo, y Grupo 3, elevador sin respaldo.
- Grupo 0: bebés de 0 a 10 kg o de 0 a 6 meses; sentido: a contramarcha
- Grupo 0+: bebés hasta 13 kg o de 0 a 15 meses; sentido: a contramarcha
- Grupo 1: niños de 9 a 18 kg o de 9 meses a 4 años; sentido recomendado: a contramarcha
- Grupo 2: niños de 15 a 25 kg o de 4 a 6 años; sentido: hacia el frente
- Grupo 3: niños de 22 a 36 kg o de 6 a 12 años; sentido: hacia el frente
Son sistemas que se van transformando de acuerdo con el desarrollo del niño y garantizan el uso de SRI hasta que alcanza 1,50 metros (10/12 años) y ya está en condiciones físicas de utilizar el cinturón de seguridad sin ningún adaptador. "En los últimos tiempos notamos una gran toma de conciencia sobre la importancia de utilizar butacas, no solo homologadas, sino también que cumplan con altos estándares de calidad, tests que respalden su efectividad y marcas que den seguridad a los padres", relata Justina Marra, responsable de marketing de Chicco Argentina.
Incrementar la seguridad
Hasta hace pocos años la Academia Americana de Pediatría recomendaba que los niños debían viajar a contramarcha por lo menos hasta los dos años, pero desde 2018 extendieron la edad mínima a cuatro. La recomendación se difundió a través de un comunicado oficial publicado en AAP News, la revista de dicha institución: "Los niños deberán viajar a contramarcha en su sistema de retención infantil el mayor tiempo posible, hasta los límites especificados por el modelo de silla que usen. Esto incluiría virtualmente a todos los niños menores de 2 años y a la mayoría de los de hasta cuatro".
Distintos especialistas coinciden con esto. En una colisión frontal, la inercia del movimiento lanza a los ocupantes del vehículo hacia adelante. En una silla a favor de la marcha, el arnés retiene el cuerpo del niño, pero no su cabeza, que sale proyectada hacia el frente tirando del cuello con una fuerza brutal, que puede producir lesiones fatales en la zona cervical. "La única forma de evitarlo es impidiendo el movimiento de la cabeza y eso solo se logra con un asiento a contramarcha", dice Dell’olio.
Tanto en Suecia como en Noruega viajar de espaldas es la única opción. En España es obligatorio que los menores se desplacen en sillas homologadas hasta los 135 centímetros; similar criterio se utiliza en Canadá y Estados Unidos.
Factores de riesgo
"Cuando hablamos de cómo trasladar niños, nos encontramos con una multiplicidad de normativas que tienen que ver con la capacidad de cada jurisdicción de adherir o no a la norma nacional y generar sus propias leyes en materia de tránsito –plantea Axel Dell’olio–. Esto crea zonas grises: ¿cómo puede ser que en una provincia sea obligatorio usar SRI hasta los 10 o 12 años y en otra directamente no exista legislación?
"Eso es lo que nos impulsa a delinear reglas básicas más allá de cada región del país –agrega–, estamos enfocados en promover la mayor seguridad para el traslado y circulación de bebés, niños y niñas". Advierte que lo prioritario es incrementar el uso de los SRI; lograr que se incluya entre los cuidados básicos del recién nacido salir de la maternidad en una sillita segura, bien sujeta y colocada, y generar líneas de crédito para que los dispositivos de seguridad sean más accesibles.
En el mismo sentido se expresa Lucas Navarro, responsable del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y confirma que "la primera causa de muerte en la Argentina en niños mayores de un año son las lesiones externas, en especial las asociadas al tránsito". Navarro destaca que las fatalidades se producen porque los niños utilizan el cinturón de seguridad antes de estar preparados para hacerlo, van sueltos o usan de forma inadecuada el SRI. "En los chequeos que realizamos junto con Adisiv en los últimos años, más del 90% de los SRI estaban mal colocados". Un agravante a la situación es la comercialización de SRI sin homologación.
Actualmente, existe una importante cantidad de sistemas con distintas opciones de anclaje al vehículo y han proliferado normas técnicas que muestran que los SRI bien instalados reducen las defunciones de lactantes un 71% y, en general, en un 70% los riesgos de lesiones graves en un incidente vial.
La seguridad en los autos mejora lentamente, por ejemplo, con la incorporación de sistemas de anclaje (Latch/Isofix) y el cinturón de tres puntos en todas las butacas, pero aún las características de los vehículos que más se comercializan en nuestro país no permiten instalar cómodamente un SRI y menos, para familias numerosas, ubicar tres butacas en la zona trasera.
Los especialistas indican que la instalación con anclajes Isofix/Latch es más eficaz, pero no más segura que el cinturón de seguridad si se hace de forma correcta. Respecto de la plaza más segura, apuntan a la central trasera por estar alejada de los laterales, pero advierten que muchos vehículos no lo permiten, ya sea porque tienen cinturón de dos puntos o el auto no está diseñado para alojar un SRI en ese asiento.
Severidad y sinceramiento
Sentar a un bebé en un SRI no es tarea sencilla, pero si se realiza con tiempo y constancia se vuelve un hábito. "Que un niño aprenda a usar su silla y se acostumbre a viajar en ella es responsabilidad de los adultos: no existe la receta perfecta para hacerlo sin que la criatura llore o muestre resistencia, pero hay que hacerlo", explica Dell’olio.
La Asociación elabora programas y ofrece jornadas y talleres gratuitos para reducir las muertes y lesiones asociadas al tránsito, que tienen características de epidemia según la Organización Mundial de la Salud. "Durante muchos años trabajamos con niños y niñas de todos los niveles: jardín, primaria y secundaria, pero hoy el canal digital nos agilizó el contacto con embarazadas, madres y padres primerizos que nunca recibieron información y a la hora de elegir un SRI no saben por dónde comenzar", cuenta Dell’olio.
Por eso, a través del programa Mamás y Niños Seguros (www.mamasyniñoseguros.com.ar) de forma gratuita ofrece: asesoramiento personalizado, se hacen chequeo de SRI online por videollamada y, con el apoyo de Fundación Mapfre, realizan las Jornadas SER: Seguridad en el Embarazo y el Recién Nacido, los últimos sábados de cada mes.
Precios: SRI tradicionales homologados, hacia el frente de marcha, desde $18.000. Los que prolongan la contramarcha para niños de 18 a 22 kg, entre $35.000 y $40.000
"Detectamos que las consultas escalaron con la pandemia, particularmente desde mayo. Pasamos de responder 80 consultas mensuales a 160 en agosto y más de 300 en lo que va de octubre", describe Dell’olio y cuenta que el contacto se genera de forma personalizada, dentro de las 48/72 horas, luego de que los interesados envían su consulta.
Acciones posibles
Para Navarro, pediatra de la SAP, la estrategia para enfrentar este problema se puede tomar de otros países como España, Australia y Nueva Zelanda, que lograron reducir los altos índices de siniestralidad vial infantil. Los programas apuntaron a hacer obligatorio el uso de SRI, incorporar criterios de homologación, fiscalizar el uso bajo multas severas y concientizar.
"No se va a aumentar el uso de SRI con videos y folletos en redes sociales –plantea Navarro–. La vacuna efectiva es el acatamiento de la ley; no podemos esperar a que se pierdan más vidas y se generen lesiones permanentes para actuar".
La escasez de recursos no puede ser una excusa para que el SRI no sea exigible. "Si seguimos esa lógica podemos eximir del pago de seguro contra terceros o la Revisión Técnica Obligatoria", dice el pediatra especializado en lesiones infantiles. Y agrega: "Tenemos que aceptar que los niños o viajan en un sistema de retención de acuerdo con su altura, peso y edad, o no viajan en auto. Si una familia puede acceder a un vehículo que, en promedio, no baja de los $500.000 es ilógico pensar que no podrá llegar al menos a un sistema de modesta calidad".
En la Argentina, como en la mayoría de los países de ingresos bajos y medios, la siniestralidad vial es pandemia; se estima que más de 6000 personas por año pierden la vida en siniestros viales. De ese porcentaje, un 6% son niños menores de 14 años y otra gran cantidad sufre lesiones con secuelas de incapacidad permanente. "No podemos seguir naturalizando la muerte vial", dice Dell’olio y celebra la realización del Primer Congreso Iberoamericano de Movilidad Infantil Segura (MOVIS) que se desarrollará del 1° al 3 de diciembre en formato virtual.
MOVIS, organizado por Adisiv, con el apoyo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, busca ampliar el foco de la problemática y vincularla con las áreas de salud y educación de manera federal, para alcanzar cambios permanentes. "El uso de SRI es también una forma de incorporar hábitos, inculcar responsabilidad y respeto por el tránsito y el uso de vehículos desde la primera infancia; sabemos que la problemática es mucho más grande y debemos trabajar ahora para lograr mejores resultados".
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