Además del kilometraje, hay varios aspectos a tener en cuenta para evaluar si llegó o no la hora de conseguir otro vehículo
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Mientras que el 2024 empezó con el pie en el freno en el mercado de 0km, los usados demostraron un poco más de movimiento, según fuentes consultadas. En 2023, las transferecias de seminuevos crecieron un 5,32% frente a 2022 y durante los primeros momentos de este año, las novedades corrieron una sintonía similar.
Más allá de las circunstancias macroeconómicas que llevan al consumidor a ver como tentador el mercado de autos usados, hay una cuestión de utilidad y durabilidad. “En líneas generales, los autos modernos tienen una vida útil de entre 15 y 20 años, entendiendo que tengan un buen uso, cuidado normal y realizando los servicios en tiempo y forma”, comentó Alejandro Lupo, titular de la Federación Argentina de Cámaras del Comercio Automotor de la República Argentina (FACCARA), en diálogo con LA NACION.
Es decir, más allá del kilometraje, si a un auto se lo cuida, puede tener una vida útil sin problemas de 20 años. Lo que ocurre con todo vehículo, explicó Lupo, es que siguen una lógica de ciclos de fatiga de materiales, que son momentos en los que hacer el service.
Eso no significa que haya llegado el momento de reemplazar la unidad, pero si se pretende que dure 20 años hay que hacerle chequeos periódicos, cambiarle algunos elementos y mantenerlo en condiciones. “A los 60.000 kilómetros, le tenés que cambiar la correa de distribución, cubiertas desgastadas, tren delantero y pastillas de freno. A los 120.000 kilómetros se repite ese ciclo, aunque en el medio seguro necesitás un cambio de bujías, lámparas que no funcionen y demás”, explicó Lupo.
No obstante, es a partir de los 130.000 kilómetros recorridos que el deterioro por envejecimiento empieza a hacerse notar. “Todo auto sufre ese envejecimiento. Aparecen pérdidas de fluidos, consumen más lubricantes, aparecen ruidos en la carrocería...”, añadió. El ojo debe estar afinado para detectar esos primeros síntomas de que el tiempo ha pasado.
Cambiar el auto en un mercado volátil
Los lineamientos mecánicos marcan un punto de inflexión donde poner el ojo, pero el contexto en el que se mueve el mercado argentino demanda otra lógica. “En línea generales, un auto aumenta al ritmo de la inflación. Lo importante en épocas de incertidumbre o alto contexto inflacionario es evaluar los gastos que ese usado tenga para ponerlo en valor. Si el auto se encuentra en buenas condiciones, el valor es determinante en estos tiempos”, explicó Lupo.
Otro punto a tener en cuenta es la devaluación de un modelo. Hay unidades que pierden mucho su valor conforme pasa el tiempo y, si bien en la Argentina se vive una paradoja donde un usado puede estar más caro que un 0km, el mero uso de una unidad lo devalúa con el tiempo.
Ahí es conveniente revisar qué unidades pierden menos su valor en un contexto de incertidumbre económica y evaluar la situación. “Ahí hay que ver si es mejor tenerlo como reserva de valor o salir a venderlo. Depende cómo se mueva el mercado y las necesidades de cada uno”, explicaron fuentes del sector.
“Hoy es un buen momento para entregar un auto usado como parte de pago de otro”, comentó Lupo. “Venimos notando, igualmente, que los compradores hacen hincapié en saber si los autos fueron bien mantenidos. Poder demostrar los pagos de los servicios que emiten servicios oficiales como independientes [es muy importante]. Es fundamental que el auto no tenga choques estructurales ya que son difíciles de reparar”, añadió.
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