Se trata de la séptima generación del muscle car americano; LA NACION viajó a Brasil para un primer contacto con el vehículo y estas son sus novedades
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Dicen los que visitaron Säo Paulo, Brasil, que el tránsito allí es caótico. Comentan también que, para un trayecto que en otro contexto no debería tomar más de 40 minutos, recorrerlo en la ciudad paulista puede demorar algo así como dos horas. Y efectivamente tienen razón: vasta con sobrevolar a la urbe más grande de Sudamérica para ver su entramado de caminos, calles y autopistas plagadas de autos a paso de hombre y motos que los rodean como si fueran conos en un circuito cerrado.
Es difícil imaginar cómo en medio del caos se puede disfrutar de todas las cualidades que un Ford Mustang tiene para ofrecer, pero fueron necesarios poco más de 400 kilómetros para entender que el nuevo muscle car que llega a la región es un auto para todos los días y contextos.
Ford presentó en Brasil a la séptima generación del Mustang, modelo que no sólo cumple 60 años sino que es, también, el único referente de su categoría que sigue en producción global. Para ello, LA NACION viajó a la caótica ciudad brasileña y entró en contacto con la versión Performance GT del Mustang.
Naturalmente, lo primero que generó impacto fue su exterior. Fabricado sobre la misma plataforma que la generación anterior, los cambios más significativos están los faros, más estilizados y modernos; líneas más marcadas en la parrilla y capot y un alerón trasero, que en Argentina llegaría como accesorio opcional. En resumidas cuentas, pese a algunas modificaciones estéticas de diseño y perfil, sigue teniendo la misma esencia Mustang.
En el interior, sin embargo, estuvo puesto el acento. Mientras varios Mustang ya hacían resonar el ruido del motor V8, hubo tiempo para jugar con las configuraciones de la pantalla multimedia de 12.4″ anexada al tablero de 13.2″, que conformaban un gran panel tecnológico con varias cosas para mirar.
Desde ahí, es posible setear el modo de conducción, el ruido del escape, la climatización e incluso el instrumental. Un detalle que no le escapa a los nostálgicos es la posibilidad de configurar el tablero para que emule la estética de los Mustang Classic de 1967 o de Fox Body de finales de los 80.
Además, la información en pantalla permite conocer en tiempo real el estado de muchos de los componentes del auto: desde la temperatura del motor, aceite y frenos hasta la presión de cada neumático.
En cuanto al espacio, las dimensiones siguen siendo prácticamente las mismas, pero con terminaciones que denotan un salto de calidad en los materiales de los asientos, volante y habitáculo. De más está decir que los asientos traseros son simbólicos, más cuando quien conduce es alto y necesita retraer todo lo posible su asiento.
La evolución más potente
Este Mustang estrena también la cuarta generación del motor V8 Coyote de 5.0 litros, la más potente equipada en uno de estos autos. Acorde a lo que la automotriz informa de manera oficial, se le incorporaron materiales más livianos y nuevos sistemas de inyección, refrigeración y lubricación. Entrega 488 CV de potencia a 7520 rpm y 564 Nm de torque a 5000 rpm.
El sonido y la potencia del V8 estuvieron presentes en todo el trayecto. Después de haberlo inspeccionado por dentro y por fuera, LA NACION tuvo la posibilidad de manejar por 180 kilómetros desde el edificio donde se hizo la presentación oficial hasta el Autódromo Velo Cittá, en las afueras de la ciudad.
Los planetas se alinearon y el tránsito acompañó: apenas unos pocos tramos fueron trabados, para luego recibir a la caravana de Mustang con autopistas fluidas, paisajes para el recuerdo y un trayecto que permitió explorar las virtudes de los sistemas de asistencia a la conducción, la posición de manejo y sus distintos modos (fueron probados el “normal” y “deportivo”).
El cierre de la jornada se dio en el autódromo, donde se pudo probar en pista algunas libertades del auto que no habían sido aprovechadas en tránsito. En pocas palabras, este nuevo Mustang revalidó su historia: es un modelo potente y diseñado para la velocidad, pero también es una gran alternativa para conducir en condiciones normales.
El gran responsable de esto son sus amortiguadores Magneride, que varían su dureza y se adaptan en cuestión de segundos a las imperfecciones del camino. Así, se vuelve casi imperceptible pasar sobre baches, pozos y demás elementos. La marcha es bastante confortable y si bien la dirección no es blanda, tampoco resulta pesada ni incómoda.
La caja automática de diez velocidades respondió en todo momento, pero para los interesados también hay levas de cambio en el volante. No obstante, por el momento sólamente se venderá en versión automática.
Otro punto interesante del nuevo Mustang son sus frenos Brembo delanteros y traseros y un sistema de drift electrónico. Junto al asiento delantero, hay una palanca de freno de mano que no acciona ningún sistema mecánico sino un tecnológico dispositivo que bloquea las ruedas traseras y asiste para poder derrapar con mayor facilidad.
Y en línea con la tecnología, es posible conectar el auto a dispositivos Apple o Android, en donde también se puede descargar la aplicación FordPass y recibir actualizaciones del software sin trasladarse a centros oficiales. El auto, llamativo para el que lo maneja, mira o escucha, llegará a la Argentina en septiembre, donde comenzarán las entregas de una preventa que iniciará en agosto. Su precio para el país todavía no fue informado.
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