La integración en los desarrollos entre las automotrices, el universo de las aplicaciones que podrán descargar los autos y las nuevas funciones son algunas de las características que llegarán en los próximos años; un vistazo al futuro
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¿Quién tiene la bola de cristal o el diario del lunes? Definitivamente no quien escribe esta nota, y sin embargo me tomaré el atrevimiento de partir de referencias respetadas a nivel global, y de la experiencia y los vínculos con la industria para repasar cinco grandes tendencias que nos afectan en el mediano y largo plazo a nivel global, y en nuestro próximo encuentro sumar cinco que honestamente creo están mucho más cerca de lo que pensamos para nuestro entorno local.
En esta primera entrega tratemos de ver la imagen amplia de los fenómenos de alcance mundial sobre la industria de la movilidad. Un “oráculo” frecuentemente consultado por quienes trabajamos en tecnología en todos sus aspectos es la consultora Gartner, que todos los años brinda entregas de su “Curva de Expectativas” (Hype Cycle) donde trabaja los términos más mencionados o los que generan mayor ansiedad entre los analistas. Con el correr del tiempo, algunas se confirman y otras se esfuman como los fenómenos pasajeros que constituyeron; si tiene algún momento de más le recomiendo visitar las de 2010 o 2011 para sorprenderse con qué cosas guiaban la conversación en ese momento y cuántas se han confirmado a la fecha.
Con frecuencia también editan “curvas” especializadas, la última vinculada a la industria automotriz fue editada en 2020, y a principios de este año emitieron un informe un poco más escueto del que he tomado algunos conceptos como base para esta nota.
Cinco tendencias de la industria a nivel global
Tendencia 1: la revolución en las cadenas de abastecimiento
Luego de la gran crisis de los proveedores de microchips, Gartner predice que para 2025 la mitad de los 10 principales fabricantes de automóviles diseñarán sus propios circuitos integrados, estableciendo relaciones estratégicas de largo plazo con los fabricantes, al mismo tiempo que abandonan las prácticas tan habituales de provisión Justo a Tiempo (Just In Time).
Esto puede ir incluso más allá: fenómenos como la integración de componentes comunes entre marcas consideradas “antagónicas”, como la caja de cambios que hoy comparten Ford y Chevrolet en sus pick-ups grandes, bien podría acentuarse en el capítulo de los vehículos eléctricos. Las economías de escala que promueven la fabricación de sistemas de baterías, así como el desarrollo de nuevos sistemas de tracción, como los basados en motores de flujo axial, bien podrían plantear una “tregua” en la competencia sabiendo que los atributos diferenciales cada vez se van a apoyar más en criterios estéticos o en el desarrollo del software que corra por encima de las plataformas digitales que cada vez más representan los vehículos.
Tendencia 2: la integración de los gigantes digitales
La conformación de un “Ecosistema Holístico” donde converjan pesos pesados del medio digital como Amazon Web Services (AWS), Google o las grandes firmas chinas va a seguir imponiendo su peso en la industria automotriz. Gartner predice que para 2028 el 70% de los vehículos a la venta utilizarán el sistema operativo Android en su versión automotriz, a comparación del 1% actual.
Sin tener que esperar seis años, hoy día la integración con las dos principales plataformas móviles es una prioridad para muchos compradores de vehículos. En un par de años y pandemia de por medio, hemos evolucionado desde integraciones muy tímidas con los productos a la disponibilidad de plataformas inalámbricas que operan de manera transparente y reemplazan funcionalidades que antes integraba el fabricante, como el navegador o el almacenamiento de medios. No sorprendería encontrar en un futuro próximo funciones de telemetría (encontrar mi auto, saber dónde, a qué velocidad y con qué volumen de sonido conduce mi hijo, por ejemplo), funcionalidades donde la articulación con estos grandes ecosistemas genera un dividendo tecnológico que simplifica notablemente el desarrollo de nuevas funcionalidades.
Tendencia 3: el turno de la colaboración en Datos y Código Abierto
En 2021 varias compañías automotrices crearon nuevas arquitecturas abiertas para sistemas operativos y plataformas de vehículos eléctricos, y nada anticipa que esta tendencia se vea disminuida sino todo lo contrario.
De manera muy similar a lo que ocurre en el mundo de la tecnología, y siguiendo el mantra que reza “Libre no es Gratis” (apelando a la confusión del terminó en idioma inglés, donde ambos se expresan como free), es la construcción de servicios de valor agregado alrededor de modelos donde se pueden desarrollar soluciones compatibles y fundamentalmente generar e intercambiar datos. Este tipo de esquemas permitirá el surgimiento de nuevos proveedores de valor agregado que, avalados y compartiendo parte de su rentabilidad, podrían brindar nuevas funciones del mismo modo en que históricamente existían proveedores de accesorios que se podían adquirir en una casa de repuestos de Warnes. Lo que ayer era un parasol o una colita rutera, bien podría ser hoy un skin para el tablero de instrumentos, un nuevo programa para el sistema multimedia, o la posibilidad de cobrar por nuestros datos cuando éstos resultan de valor para un desarrollador de plataformas de movilidad autónoma.
Tendencia 4: las actualizaciones como canal de ingresos para las automotrices
Según Gartner, en 2023 la mitad de los 10 principales fabricantes ofrecerán mejoras mediante actualizaciones “en el aire” similares a las que recibimos en nuestros teléfonos para actualizarlos, pero en este caso pagas.
Esta modalidad existe hace muchos años en el sector de vehículos pesados, donde por razones de economía de escala un mismo conjunto motriz, por ejemplo, se fabrica ofreciendo distintos tipos de prestaciones, y éstas pueden modificarse en un concesionario adquiriendo paquetes de mejora. Tanto los actuales vehículos a combustión e híbridos como principalmente los eléctricos prometen traer con intensidad este fenómeno a los automóviles particulares. Para eso la electrónica cumple un rol fundamental: sin el hardware apropiado no pueden incorporarse estas mejoras. A nivel motores está todo dispuesto, pero a nivel de sensores, seguridad o entretenimiento es imprescindible que el vehículo tenga el equipamiento aunque no se haya adquirido la funcionalidad.
¿Hackers? Con seguridad aparecerán propuestas alternativas para activar estas funcionalidades a un precio menor, pero con el costo de perder las garantías o incluso crear una contingencia legal si eventualmente un mal uso de las funcionalidades generara un daño al conductor o a terceros.
Tendencia 5: mayor regulación disponible para vehículos autónomos, pero con restricciones comerciales
La promesa de autos que se manejen solos se hace esperar, aún con la profusión de nuevas tecnologías de sensores, algoritmos de inteligencia artificial y el avance de nuevas regulaciones y estándares.
Si bien ya existen constructores que anuncian vehículos con autonomía de nivel 3 e incluso ya están trabajando en camiones con nivel 4 o robotaxis comerciales, las preocupaciones en términos de seguridad siguen demandando mucho tiempo de validación. Las responsabilidades en caso de accidentes, consideraciones legales y las dudas sobre la interacción entre humanos e inteligencia artificial también suman desafíos. Gartner prevé que para 2030 la cantidad de taxis robóticos de nivel 4 podría cuadruplicar el total de taxis actual.
El gran desafío para la popularización de las tecnologías autónomas no será resuelto probablemente ni por tecnólogos ni por abogados, sino por actuarios: son los seguros los que en definitiva definen el riesgo y aplican primas por la contingencia de un error cometido por una computadora. Cuando esta disyuntiva se resuelva, la tecnología ya está disponible y puede llegar a nuestras calles mucho antes de lo pensado, como otras cinco tendencias locales que están literalmente a la vuelta de la esquina. Pero eso lo dejo para nuestro próximo encuentro.
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