Comprar un auto usado puede ser un juego de trampas; cómo saber cuando una unidad tuvo buen uso, bajo kilometraje y mantenimiento oficial
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Durante 2023 se transfirieron 1.654.395 autos usados, según informó la Cámara del Comercio Automotor (CCA). En un contexto de incertidumbre en el mercado de 0km, con repercusiones en precios y disponibilidad para la adquisición de nuevos modelos, los seminuevos ganaron terreno y crecieron un 5,32% frente a 2022.
Al tratarse de vehículos de segunda mano, el estado de cada unidad -lógicamente- va a depender del uso, mantenimiento y refacciones que su primer dueño consideró necesarios. Es un universo con blancos, negros, y muchos grises, en el que pueden encontrarse joyas, pero también pueden aparecer “clavos” (y más cuando no abundan las opciones).
Por ese motivo, los expertos del segmento identifican algunas premisas que hay que tener en cuenta a la hora de concretar una compra, y dan consejos para evitar caer en un engaño a la hora de comprar un auto de segunda mano.
Prestar atención al kilometraje
Cuando se piensa en comprar -y vender- un usado, el kilometraje es un factor crucial: refleja el uso real que se le dio al auto y, por lo tanto, el desgaste del motor, tren delantero, embrague y frenos, entre otras piezas claves en la mecánica de cada rodado. Cuanto más viejo el auto, más definitoria es esta cifra.
En la Argentina, como en otros países de la región, la práctica de “maquillar” el kilometraje de los usados es usual entre los vendedores, para simular que el auto es más nuevo, está en mejor estado y, por ende, puede venderse a un precio significativamente más alto. La técnica de los llamados “manipuladores del kilometraje” consiste en, a través de un escáner, modificar la cifra del odómetro. Los avances tecnológicos de los autos en los últimos años volvieron más difícil que en el pasado esta práctica, pero se sigue haciendo con el instrumental adecuado.
Además de ser un engaño en sí mismo, esta alteración puede desencadenar otros problemas a futuro. El cambio de la correa de distribución de un auto, para dar un ejemplo concreto, se calcula a partir del kilometraje. Ahora, enunciado el problema, cabe la pregunta: ¿cómo detectar un fraude en el kilometraje de un auto usado?
El primer punto a tener en cuenta es que el kilometraje promedio por año de un auto se ubica en el rango de los 10.000 y 15.000 kilómetros. En líneas generales, el consejo es buscar coherencia entre el estado del auto y la cantidad de kilómetros declarados. Los años de vida y uso de un auto se notan principalmente en el estado en el que se encuentran el tablero, volante, pedales, tapicería y llantas del vehículo. Por ende, si el kilometraje “vendido” es bajo, pero alguna o varias de estas partes denotan mucha trayectoria, es posible que haya habido una manipulación del odómetro de por medio.
A la hora de jugar al detective antes de una compra, los neumáticos juegan un rol clave. Porque si el vendedor asegura que el auto cuenta con menos de 40.000 kilómetros, el auto debería tener los originales. El atributo de nuevas llantas, entonces, podría ser a su vez una pista para levantar sospechas.
Un auto con bajo kilometraje tampoco puede tener el volante, el pomo de la palanca de cambios o los guiños desgastados. Es otro indicador a mirar con detalle.
Mecánica: realizar un chequeo doble
Sobre todo cuando el comprador no es experto en autos, la mecánica se convierte en un vector de engaños. La recomendación en este área es aplicar el lema de “mejor prevenir que lamentar”, y consultar a un mecánico de confianza que revise el interior de la unidad; vea en qué estado se encuentra el motor, mangueras, y otros elementos de la mecánica interna del auto, así como pedir al vendedor una revisión del aceite.
El estado del motor también habla, según los expertos: en el caso de un usado, no debería estar ni muy sucio ni muy limpio. Una limpieza excesiva puede esconder algún defecto que se intentó disfrazar.
Revisar el estado de los neumáticos
Dado que los neumáticos son piezas cuyo estado hace a la calidad de manejo, y que hoy en día siguen siendo elementos que sufren crisis de escasez y sobreprecio, a la hora de concretar la compra de un usado se convierten en un factor clave. En vehículos de 2006 o 2007, por ejemplo, las cubiertas pueden representar hasta el 10% del valor total del auto.
Documentos en forma y pruebas del mantenimiento
Al margen de la apariencia y estado del vehículo, algo indispensable en un auto usado es que cuente con toda la documentación necesaria: matrícula vigente, documentos de propiedad y garantía del auto, facturas de impuestos, multas y deudas, el grabado de autopartes y VTV, entre otros.
Otro punto clave es comprobar que exista un registro del historial de mantenimiento del auto. Cualquier taller o concesionaria tiene que conceder esta documentación, y es una buena forma de demostrarle al vendedor que se va a realizar un análisis riguroso.
A través de estos papeles, por ejemplo, se puede demostrar si el auto conservó su carrocería, o chocó. Los expertos del mercado indican que los servicios técnicos deberían hacerse en un concesionario oficial y, en línea con estas averiguaciones, es pertinente preguntar cuáles son los gastos mensuales que requiere el vehículo.
Dar una vuelta arriba del auto
La recomendación final para evitar sorpresas y desilusiones es pedirle al vendedor dar una vuelta arriba de auto de interés. Una vez adentro y en ruedo, es más fácil identificar fallas y comprobar que la apariencia superficial de los asientos, pedales, palanca, radio, tablero y demás elementos de la cabina sea coherente con el funcionamiento real en la práctica. También es posible percatarse de cosas que, en frío, no hubiesen levantado sospechas, como puede ser sentir olor a nafta o a quemado, o escuchar un ruido extraño o particular.