Cuáles son los puntos que hay que mirar en un auto usado para evaluar en profundidad si conviene o no comprarlo; de la alineación al motor y los desgastes de piezas, dónde poner el ojo para encontrar oportunidades, según los expertos
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La compra de un automóvil usado exige tener los sentidos bien afinados. Vista, oído y tacto serán clave para poder examinar la unidad y advertir si estamos frente a la tan buscada perlita o a punto de pisar una trampa cazabobos.
El escenario es diverso. Por lo pronto, si bien nunca hay que bajar la guardia y actuar de manera confiada, existe una diferencia clara entre buscar vehículos usados en una agencia que salir a la pesca en el ancho mar de las ofertas publicadas en internet.
A sabiendas de que el riesgo siempre está presente, el interesado deberá evaluar el auto a conciencia, con tiempo, sin apuro. ¿Cuáles son los puntos básicos que hay que mirar para descubrir una verdadera joya?
“Lo primero es ver la carrocería, el estado general del auto –afirma Alejandro Lamas, secretario de la Cámara del Comercio Automotor y propietario de una agencia que vende autos usados-. Se debe mirar la parte estructural. Es decir, las soldaduras de cada uno de los paneles. Estamos hablando del capó, las puertas, el baúl. Que estén alineados. Esa es una forma de detectar si ha tenido golpes o no”.
Y añade: “Más profundamente se debe revisar la pintura. Claro que para esto hay que entender un poco más. La idea es detectar si la pintura es la original de fábrica o ha sido repintado. No es lo mismo que tenga repintado un panel por un rayón o un bollito muy pequeño, o un golpe fuerte que le mueva la estructura”.
Según Lamas, la segunda fase pasa por evaluar la parte mecánica, el motor. “Hay que revisar lo que se puede ver a simple vista y, si es necesario, hacer un análisis más profundo”. Lo que sigue es el interior del vehículo: “Debemos ver la prolijidad, el desgaste del volante, desgaste de tapizados, desgaste de pedales, la palanca de cambios. Hay que tener una visión del estado general del auto”.
Los que tienen ojo y experiencia para examinar vehículos sacan rápidas conclusiones a partir del desgaste de los pedales, la palanca de cambios y el volante, más allá de lo que digan los números del cuenta kilómetro. Claro que en ocasiones no hay que apresurarse. “Hay que entender que a veces la calidad de los materiales hace que se muestren con un desgaste prematuro. En la pandemia, con el uso del alcohol en gel, se deterioraron muchos volantes –recalca Lamas-. Esto tiene que ver con que por ahí los materiales no son lo suficientemente buenos. No es lo mismo un volante tapizado en cuero que uno de pasta, y la calidad de la pasta”.
Si bien el kilometraje del vehículo es una de las primeras cosas que pregunta el buscador de perlas, los expertos le quitan relevancia a esta obsesión. “Es lo último que miramos”, señala Lamas. E insiste: “Es lo primero que la gente nos pregunta, pero en realidad es lo último que miramos. Esto es como cuando uno va al médico. Te deja hablar pero ya va detectando por dónde puede estar el tema. En esto pasa algo parecido”.
Buenas experiencias
Gabriel cambió hace tres años su Toyota Corolla 2014 con 140.000 kilómetros por un Corolla XEI CVT 2015 que apenas había rodado 30.000 kilómetros. Fue amor a primera vista. Lo que más lo sedujo fue el interior tapizado en cuero y la caja automática.
“Cuando me dijo caja automática, dije lo quiero ya. Ni hablar el tapizado de cuero, que es más fácil de limpiar. Casi que no tiene mantenimiento. Siendo un coche usado, la patente no era tan cara. Eso me beneficiaba también. Además es un Toyota, que no se rompe nunca. Si se le hace el service, anda bárbaro. No necesita ninguna nafta premium, con súper marcha más que bien”, resalta.
Otro punto clave fue el uso que le había dado el propietario anterior. “Era una persona que no hacía viajes largos –recuerda Gabriel-. Si se iba al interior del país viajaba en avión. En la ciudad casi no lo usaba. Le hizo 30.000 kilómetros en cuatro años”.
La de Juan también fue una experiencia con final feliz. Estaba buscando un auto económico y con baúl grande para que su hijo, que por entonces estudiaba arquitectura, pudiera viajar hasta Ciudad Universitaria y transportar las maquetas sin riesgo de que se rompieran en el camino.
La oferta era amplia pero encontró lo que buscaba una mañana en la vereda del Automóvil Club de Olivos: un Renault 12 TL modelo 1987 con caja de cuarta. “Estaba estacionado con un tachito arriba. Era de un hombre que trabajaba en vigilancia. Salimos a probarlo y listo, lo compré. Así de fácil”, recuerda.
¿Qué hizo que la decisión cuajara? “Estaba bien parado. Tenía un buen interior. Seguro que el cuenta kilómetro había dado ya la vuelta pero el estado general del auto era muy bueno. Lo habían pintado pero no tenía golpes. En el R12 es clave mirar los esquíes, es decir el falso chasis adonde va apoyado el motor. Si está picado, el motor se puede caer. Estaba todo bien y además era un Renault, que nunca te deja a pie”. Su hijo usó el auto hasta que se recibió. Luego pasó a manos de la hija de Juan, que se lo llevó a Misiones. Por allí circula ahora, pisando tierra colorada.
Neófitos
El cepo cambiario y la alta inflación provocaron que el auto usado se transformara en un refugio para quien tiene un ahorro guardado. La inversión vale la pena. Claro que no todo el mundo sabe de mecánica y entonces salir a comprar un vehículo de segunda mano puede volverse una vivencia traumática.
Aquí es donde entra a jugar la figura del mecánico como asesor de quien sale a buscar su perla en el mercado. “Lo que nosotros siempre aconsejamos es que si no tiene conocimientos, lo mejor es ir con alguien que sepa del tema. Ya sea un mecánico, un chapista o un comerciante en autos –sugiere Lamas-. Hay muchas cosas para ver. No es lo mismo un auto con la cartilla donde figuran todos los servicios realizados, donde se tenga una trazabilidad de su historia, a no tenerlo y tener que adivinarlo. Claro que uno puede tener la cartilla con todos los servicios y resulta que al auto lo partió un colectivo al medio”.
Y agrega: “Es importante un peritaje completo de la unidad. Primero tiene que estar bien estructuralmente. Eso tiene que ver con la soldadura y la alineación. Alineación es que las puertas tengan la misma luz en los cuatro paneles, que los paragolpes estén bien calzados en el frente y la parte posterior; que los guardabarros tengan una alineación perfecta con el capó y el baúl. Una vez que se avanza con esto, se sigue con lo demás. El auto puede tener 5000 kilómetros y estar nuevo mecánicamente pero si se le cayó un árbol encima y partió el vehículo al medio, ya está, no va. Si el auto estructuralmente está perfecto y tiene un buen mantenimiento, puede tener 300.000 kilómetros y no pasa absolutamente nada”.
También es cierto que las redes sociales y las plataformas comerciales en internet se han convertido en un terreno muy trajinado por los compradores de autos usados. ¿Es seguro moverse allí o resulta un campo minado? “En las concesionarias con trayectoria se van a conseguir mejores autos que con los particulares –argumenta Lamas-. Por lo pronto, hay una garantía. Además es más fácil verlo, revisarlo, llevar un mecánico, probarlo. En cuanto a los papeles, es muy raro que en una agencia haya problemas con la documentación. Con un particular puede pasar algo tan sencillo como que no pidieron el libre deuda de infracciones y cuando lo van a transferir se encuentran con que debe 300.000 pesos en multas”.
Siete tips
Los mecánicos consultados por LA NACION coinciden al momento de armar una guía práctica para aquellos buscadores de perlas que quedan mano a mano frente al vehículo de sus sueños. Los especialistas sugieren siete pasos:
- Poner el motor en marcha y que caliente
- Acelerar para ver si larga humo por el escape. Si es así, significa que “el motor está flojo”
- Controlar ruidos del motor como, por ejemplo, un golpeteo raro
- Probar el auto en ruta para controlar ruidos en la caja y el diferencial. Generalmente son zumbidos. Pueden sonar también los engranajes
- El escape libre suele tapar otros ruidos, enmascarando fallas
- Controlar las ondulaciones de la carrocería por si ha tenido choques o vuelcos. Sinónimo de daño estructural
- Darle una mirada general, observar cómo está parado el auto