La capital británica está a la vanguardia en movilidad urbana; transporte público de alto nivel, bicicletas y scooters eléctricos y zonas donde no pueden circular autos son parte de su transformación
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Hoy quiero invitarte a hacer un recorrido por Londres, la ciudad más inteligente del mundo conforme el Cities In Motion Index 2021, una ciudad donde hay mucho que aprender sobre movilidad urbana.
Aterrizar en Heathrow International Airport es llegar a una de las ciudades más modernas de Europa, pero también abrir la puerta a un futuro que ya ha comenzado: el de la transición hacia las energías limpias. Sólo necesitamos unos minutos dentro del aeropuerto para entender que la sostenibilidad es el lema de la ciudad y, lejos de ser una consigna aspiracional, es un concepto que se aplica en la planificación urbana.
En este recorrido hasta el centro de Londres los ejemplos lo confirmarán por sí mismos. La política del aeropuerto es conectar a las personas y al planeta, y parecen tomárselo en serio. Conscientes de que la industria aerocomercial concentra las miradas cuando se debate sobre la emisión de gases, Heathrow toma la delantera y anuncia un plan para proveer su aeropuerto con energía 100% renovable y reducir 0.5% la huella de carbono para 2030 en su espacio aéreo. Fiel al propósito de las ciudades inteligentes, que buscan ser espacios diseñados para el bienestar de personas que las habitan, la política de sostenibilidad del aeropuerto también plantea una mejora en la comunidad local a través de la transformación de Heathrow en un entorno silencioso, saludable, con oportunidades de trabajo dentro del aeropuerto y el uso de sus instalaciones como espacio de networking. El recorrido por la ciudad de la innovación ha comenzado.
Es hora de conocer lo que el resto de la ciudad tiene para ofrecernos. Para llegar al centro de Londres, como a la mayoría de las ciudades europeas, el auto suele ser la primera opción a descartar. No sólo por sus altos costos en comparación a otros medios de transporte, sino porque el tránsito hará que el trayecto sea más largo y tedioso. Por el mismo motivo descartaremos las opciones de autos compartidos que habitualmente pedimos desde una app en nuestro teléfono. No olvidemos que estamos en Londres, donde el subte ya se ha convertido en un ícono identitario de la ciudad, desde su logo hasta la estética asociada a este medio de transporte.
Entre las ventajas a evaluar, sin dudas las que más determinan la preferencia por el metro londinense son que nos llevará directamente al centro de la ciudad en no más de una hora y que pagarlo será tan sencillo como utilizar cualquier tarjeta de crédito o débito con tecnología contactless -sin contacto-. Ya no es necesario comprar la tarjeta de transporte local -Oyster- ni adquirir boletos en una ventanilla. Quienes quieran conocer lo último de la innovación británica en materia de transporte podrán optar por la línea ferroviaria rápida que recientemente se estrenó: Elizabeth Line, la más moderna de Europa. Información en tiempo real de sus servicios, más frecuencias a más destinos y menor tiempo de viaje con trenes confortables y estaciones nuevas resultan una opción tentadora. Londres, ya estamos en camino.
No es casual que las mejores opciones para llegar al centro de esta ciudad dinámica y siempre activa sean las del transporte público. La misma lógica se repetirá cuando decidamos recorrerla. Y esto no se trata de algo fortuito sino de una ciudad planificada que busca simplificar los trayectos diarios de sus habitantes y ofrecer alternativas respetuosas del ambiente. Aquí se abre un mundo de opciones que cada persona evaluará según sus preferencias, necesidades y destinos. El paisaje de ciclistas urbanos inspirará a probar esta opción, que por su accesibilidad y presencia en toda la ciudad será, en más de un momento, la ideal. El sistema de bicicletas compartidas -Santander Cycle- es público y su uso se fracciona cada 30 minutos. La primera media hora de uso es gratuita y luego se cobra dos libras por 24 horas para realizar viajes ilimitados de esa misma duración. Las bicicletas, según sean plegables o no, pueden llevarse en algunas opciones de transporte público y hay más de 150.000 estacionamientos de bicis por las calles de Londres. También existen servicios privados de bicicletas, que pueden ser ágilmente contratadas desde una app, a lo largo y ancho de la ciudad.
El mapa de la micromovilidad eléctrica es amplio y la tendencia se repite cada vez en más ciudades. Los scooters eléctricos, con sistemas digitales de rastreo y contratación del servicio, ya están tan incorporados al ritmo urbano como las bicis.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible establecida por la ONU presiona a los gobiernos para implementar una transición hacia energías limpias a paso firme y con perspectiva -e inversiones- a largo plazo. Las autoridades británicas no dudan en asumir el desafío y convertirse en un caso modelo para otros países. Entre las medidas vinculadas a innovación y sostenibilidad, el gobierno de Londres declaró ‘zonas de baja emisión’, que cubren la mayoría de los barrios de Londres, y de ‘ultra baja emisión’, en el centro de la ciudad. Esto quiere decir que los vehículos que más contaminan, los que funcionan a base de combustibles fósiles, no tienen permitido ingresar dentro de los límites de estas áreas. Para regularlo existe un sistema digitalizado de chequeo de las características de cada vehículo que permite consultar si es apto o no para circular por estas áreas, las alternativas existentes en caso de que no lo sea, y un riguroso control que incluye multas.
Todos los caminos conducen a favorecer la producción, comercialización y uso de vehículos eléctricos. Algo que requiere, para que la transición efectivamente se realice, una infraestructura adecuada para que las personas usuarias de estos autos encuentren más beneficios que obstáculos. Con ese propósito, el gobierno aplica cargos a los vehículos que no sean eléctricos y circulen por ciertas zonas en días y horarios determinados. Del lado de las ventajas, la ciudad se vuelve un entorno amigable para quienes opten por la emisión cero. Desde alumbrado público con estaciones de carga para autos hasta toda una red de autobuses híbridos y eléctricos garantizan que la emisión cero deje de ser un horizonte utópico para convertirse en un objetivo a concretar mediante determinación política, inversión y planificación urbana.
En este recorrido por Londres la aventura no sólo consiste en pensar qué lugares visitar sino qué medio de transporte novedoso y sustentable elegiremos para ir al destino deseado. Que las opciones sean cada vez mayores y accesibles para todas las personas es indicio de que el camino de la movilidad sostenible es posible.
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