“Rolling Road Wind Tunnel” es el nombre de la descomunal turbina que Ford construyó en EE.UU. para las pruebas aerodinámicas de sus modelos; con un motor de 7000 caballos, genera ráfagas de hasta 322 km/h
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Soplan vientos de cambio en Ford. Y soplan con una contundencia notable. Por más trillada que parezca, esta frase calza justo para abordar el momento que atraviesa la compañía del óvalo que, encaminada en una transformación multifacética de todo lo que desarrolla y cómo lo produce, construyó este impresionante túnel del viento que está ubicado en Dearborn, en el estado Michigan.
El monumental ventilador, bautizado con el nombre de “Rolling Road Wind Tunnel”, fue desarrollado para servir como banco de pruebas en este vanguardista laboratorio, donde la marca hacen los ensayos e investigaciones destinadas a lograr las mejores soluciones aerodinámicas para sus nuevos productos. La disminución de la resistencia al avance (reducir al máximo posible los efectos del choque contra el viento) es clave para desarrollos de vehículos de alta performance, como los de competición o los súper deportivos de calle. La fórmula es simple: cuanto más fluido sea el desplazamiento de un vehículo ante el embate del aire, mejor será su performance porque redunda en una menor inversión de potencia que ayuda a disminuir el consumo, lo que en un vehículo de uso civil es muy apreciado, mientras que el universo de las carreras significa lisa y llanamente ser más rápido.
Sin embargo, acá se hacen pruebas y estudios sobre todo tipo de vehículos, y los eléctricos e híbridos no serán la excepción, ya que, si de eficiencia se trata, la aerodinámica es una cuestión preponderante. Tomó 7 años desde que comenzó el diseño, pasó por el desarrollo y la construcción, hasta finalmente su puesta en marcha.
Descomunal por donde se lo mire
Todo suena, se ve y se lee a desmesurado cuando de describir a este ventilador se trata. Primero, el costo económico para su concreción: fueron US$200 millones los destinados. Sus aspas de fibra de carbono miden 8 metros de diámetro y el motor trabaja con una potencia de 7.000 caballos. Se ganó el título del túnel de viento más rápido del mundo porque es capaz de producir ráfagas de hasta 322 km/h. El trazado que recorre el flujo de aire en el “RRWT” es de casi 200 metros en total, incluyendo el sector donde se coloca el vehículo en estudio, y la galería que conduce hasta la turbina que lo vuelve a impulsar.
Buena es la analogía hecha por John Toth, supervisor de Ingeniería de Túneles de Viento de Norteamérica, al señalar que “la cantidad de aire que mueve nuestro túnel de viento es suficiente para llenar un dirigible de clase K (los de mayor tamaño) en poco más de 5 segundos”. La plataforma en la que se posiciona el vehículo a probar está compuesta por rodillos dispuestos para cada rueda, que se ajustan a la medida de diferentes trochas y distancia entre ejes. Una vez situado correctamente, comienza la simulación de la marcha y se alcanza la velocidad buscada de las ruedas –unos 250 km/h- y de la turbulencia, por encima de los 300 km/h. Gira el piso y giran las ruedas, cada una sobre su rodillo, haciendo las veces de asfalto.
Además, debajo del vehículo hay una gran alfombra móvil que lo recorre a lo largo, por donde también pasa turbulencia, con el fin de reproducir las condiciones que generan el tan famoso efecto suelo. En otras palabras, es como llevar la ruta al auto y no viceversa, para probar la resistencia aerodinámica y la carga aerodinámica. Por otra parte, este enorme complejo cuenta con una instalación de simulación ambiental que puede alcanzar temperaturas extremas que van desde - 40º hasta casi 60º.
Mustang “Dark Horse” como modelo referencia
Fue uno de los primeros en desarrollarse contando con el aporte de esta herramienta, por eso la marca lo nombra en los comunicados referidos al túnel. De ahí se extrae que un auto de este tipo requiere unas 250 horas de sometimiento a las ráfagas para completar su estudio y desarrollo aerodinámico. Sin embargo, son cientos o miles de horas extra las que se dedican a la preparación de cada prueba y otro tanto para procesar esa información obtenida. Más allá de esta edición del muscle car, allí se prueban los Mustang de carrera y los Puma del World Rally Car. Es sabido que la casa del óvalo confirmó su presencia en la Fórmula 1 para el año 2026. Más allá de esto, no significa que sí o sí vayan a realizar las pruebas en este laboratorio que es perfectamente apto para exámenes tan exigentes y, de hecho, ningún equipo dentro de la máxima categoría cuenta con un túnel de estas características y potencia.
El trabajo para mejorar la eficiencia es constante. Para eso, las automotrices invierten enormes montos de dinero y tiempo en conseguir no sólo los desarrollos que más se acercan a lo óptimo, sino también los procedimientos y herramientas para analizar los resultados y llegar a una conclusión definitiva. A mayor exigencia en cuanto a eficiencia energética, mayor el requerimiento metódico y tecnológico para la comprobación. Ante ese escenario y teniendo en cuenta el rumbo tomado por Ford en lo que hace a vehículos eléctricos de alta performance, parece quedar claro que este gigante de los ventiladores está perfectamente a la altura de las circunstancias.
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