Una startup estadounidense diseñó un avión para transportar palas de turbinas eólicas gigantes y facilitar la construcción de parques eólicos
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Dentro del panorama de cambios planteados -y esperados- en la nueva era de la movilidad, el de la aviación es uno de los sectores que enfrenta el desafío más grande, literalmente. No solo por el porcentaje de contaminación que representa esta industria en la torta global de emisiones de dióxido de carbono -que es, según estadísticas, de entre un 2 y un 5% del total-, sino por el tamaño de las aeronaves.
El foco de atención hoy está puesto en Radia, una nueva empresa estadounidense de energía que presentó los planes para construir el avión de carga más grande del mundo, cuyo fin sería, exclusivamente, transportar palas de turbinas eólicas gigantes para acelerar la transición energética.
Lidera el proyecto Mark Lundststrom, un científico especializado en cohetes formado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que, en 2016, fundó Radia con el objetivo de aplicar soluciones aeroespaciales a la expansión de la energía eólica, un tema en el que la logística de transporte es la principal traba.
Según informó al Wall Street Journal, él y su equipo de ingenieros dedicaron los últimos siete años a trabajar y perfeccionar el diseño de la nave, bautizada “Windrunner”.
La aeronave tiene una longitud de 108 metros, altura de 24 metros, y envergadura de 80 metros, con capacidad de carga de 80 toneladas. En otras palabras, es tan largo como una cancha de fútbol, casi 25 metros más largo que el avión militar más grande existente y más grande que un Boeing 747, además de poder transportar 12 veces el volumen que este.
Si se concreta, se convertiría en el avión más grande del mundo por sus dimensiones y volumen de carga. Se requerirá una pista de 1800 metros de largo para aterrizarlo.
Cómo es y cómo planea achicar la brecha logística
Desde la firma con sede en Boulder, Colorado, explican que la meta es achicar la brecha logística que hoy dificulta la expansión de la energía eólica.
El transporte de palas de turbinas eólicas de grandes dimensiones es crucial para la construcción de parques eólicos de mayor alcance, puesto que el tamaño de las palas hace que las turbinas sean más potentes y eficientes.
Sin embargo, actualmente, a partir de los 70 metros, dichas palas solo pueden instalarse en alta mar, debido a que, por restricciones de infraestructura ferroviarias y viales (como puentes, túneles y giros), no es posible transportarlas por tierra, y se transportan con embarcaciones especializadas.
Así y todo, tanto la instalación como el mantenimiento sobre terreno -especialmente si se habla de desiertos y páramos-, es exponencialmente más simple, y barata, que en un entorno marino. Por eso, Lundststrom argumenta que, si se resuelve el inconveniente de la logística, el resto es beneficio.
Qué tan posible es el proyecto
La firma de Lundstrom cuenta con US$104 millones para desarrollar el proyecto, según informó al Wall Street Journal, y, de acuerdo con datos de PitchBook, ya alcanzó una valuación de US$1000 millones.
Los patrocinadores incluyen al gigante petrolero y firmas de capital de riesgo como Caruso Ventures, Capital Factory y Good Growth Capital.
Por su parte, entre los empleados y asesores de Radia hay ejecutivos actuales y anteriores de la Administración Federal de Aviación, la industria de Boeing, servicios públicos y desarrolladores de energías renovables.
Ernest Moniz, ex secretario de Energía y actual miembro del consejo asesor de Radia, dijo que los servicios públicos están aumentando sus previsiones de demanda abismalmente, en parte porque el consumo de electricidad está aumentando debido a la electrificación del transporte, la calefacción y los centros de datos para la inteligencia artificial en auge en gran parte de Estados Unidos.
“Todos ellos también quieren electricidad limpia”, aseguró Moniz. De hecho, la firma ya cuenta con su primer cliente, un gran productor de energía independiente que compró un proyecto de 1 gigavatio en Nevada, una de las regiones desérticas de Estados Unidos.
Desde Radia estiman que la implementación a gran escala de turbinas eólicas podría reducir el costo de la energía hasta en un 35% e incrementar la consistencia de la generación de energía en un 20%, en comparación con las turbinas terrestres actuales.
En materia de tiempos, Lundstrom prevé que la instalación de las palas gigantes de turbinas podrían convertirse en realidad en cuatro años.
Cómo sería un proyecto estándar
Lundstrom especificó que, para que la idea sea rentable, cada proyecto llevado a cabo por Radia idealmente concretaría la instalación de 25 turbinas en tierra. Así, producirían aproximadamente el doble de energía que las instalaciones en tierra actuales y serían posibles en más lugares también.
El resultado serían instalaciones alrededor de 90 metros más alto que el promedio actual, es decir, una altura similar a la combinación del Capitolio de Estados Unidos y el Monumento a Washington.
“Palas más grandes unidas a torres más altas harían que el viento fuera más competitivo en todas partes, y lograrían que más áreas fueran viables para el desarrollo eólico”, dijo Jesse Jenkins, profesor de la Universidad de Princeton que realizó un estudio para Radia como consultor.
Jenkins, sin embargo, también plantea que, más tamaño y altura equivale a mayor visibilidad, y que, consecuentemente, esto podría generar más oposición a los proyectos entre las comunidades. “La mayor incógnita es la licencia social y la aceptabilidad social”, señaló el académico.
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