Con la presencia de las marcas francesas como protagonistas estelares, la tradicional muestra parisina volvió a abrir sus puertas, con el foco en la electrificación; cuáles son las principales novedades
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París (Enviado especial). - Volvió. Luego del paréntesis forzado que impuso la pandemia del Covid 19 durante dos años para los eventos presenciales, el Salón del Automóvil de París –el más antiguo del mundo- volvió a abrir sus puertas en el predio del Parque de Exposiciones de la Puerta de Versalles donde se realiza habitualmente, y las expectativas de las marcas presentes son importantes. Durante todo el día de hoy será el turno de la jornada de prensa, a la que viajó LA NACION junto a otros medios para ver de cerca los lanzamientos previstos y las novedades que ofrecerá la industria. Para el público, la muestra estará abierta del 19 al 23 de octubre.
Pero el retorno del primer salón relevante que vuelve a organizar el sector después de las presentaciones virtuales obligadas que poblaron la agenda durante 2020 y parte de 2021 no tiene las características de otras épocas. Las tres muestras más representativas que históricamente marcaron los tiempos del calendario automotriz –Detroit, Frankfurt y esta de París- ya no son lo que eran. El salón que retornó a esta mágica ciudad tiene stands de pocas marcas y no dejará un largo listado de nuevos modelos como solía suceder hasta hace pocos años. Con el slogan “Revolution is on” (la revolución ya comenzó), el acento está puesto en la electrificación, los combustibles alternativos como el hidrógeno y el bioetanol y los concepts. Por eso entre los expositores las empresas ligadas a la energía, la transformación tecnológica y los servicios son mayoría.
Atrás parece haber quedado aquella impronta de mega muestra que demandaba ir en auto de un punto al otro por las calles internas de los predios y que reservaba dos días para la prensa especializada porque era imposible recorrerla por completo en una sola jornada. En este Salón de París, las automotrices francesas como Renault –haciendo valer su condición de local- tienen el protagonismo estelar, pero no hay exponentes de marcas estadounidenses como Ford y General Motors, ni alemanas como Volkswagen, Audi, BMW y Mercedes-Benz, japonesas como Toyota y Honda e italianas como Fiat y Alfa Romeo. Ya no es un salón para verlas a todas, como lo supieron ser París y Frankfurt en Europa (el de París en años pares y el de Frankfurt, en los impares, para alternarse). Hasta Citroën, francesa y parisina como pocas, acotó su presencia a la versión a hidrógeno de su utilitario Jumpy. En este caso, Stellantis –que maneja un gran portafolio de marcas tras la fusión que le dio origen entre FCA y PSA- concentró los esfuerzos en Peugeot, DS y Jeep, la única estadounidense que develó un nuevo modelo.
En cambio, es un salón donde se ven marcas chinas, que siguen adelante con su estrategia de internacionalización impulsada por el tamaño de su propio mercado interno y sus números de producción. Great Wall y BYD muestran sus cartas (y sus ambiciones) en el auto show parisino.
Entre los anuncios principales figuran, por el lado del Grupo Renault –que hizo la principal apuesta de todo el salón con cuatro stands de sus marcas Renault, Alpine, Dacia y Mobilize, su nueva división de servicios de movilidad-, la presentación mundial del concept del nuevo Renault 4, mítico modelo de la marca del rombo que será reinterpretado en formato SUV y 100% eléctrico. En el caso de Alpine, la marca deportiva del grupo, mostró por primera vez en Europa el nuevo A110 R.
En su stand, Peugeot exhibe tres estrenos globales, con el nuevo 408 Fastback como actor principal, junto al e-208 100% eléctrico y el scooter eléctrico e-Streetzone.
DS exhibe en público por primera vez los nuevos DS3 y DS 9 E-Tense Opera Premiere. En el espacio de Jeep, la estrella para ver es el nuevo Avenger eléctrico, SUV que encarna la punta de lanza de la estrategia de electrificación de la marca y es una gran apuesta para el mercado europeo.
De esto se trata, justamente: de una industria que vive la transformación más profunda de su historia en la transición entre el motor a combustión y la propulsión eléctrica, y que ya no piensa en organizar salones con la estructura de 10 años atrás porque el propio concepto de lo que significa un auto –y su contenido tecnológico- está cambiando a gran velocidad. De todas formas, no hay realidad virtual ni presentación web que se acerque a la sensación de ver de cerca un nuevo modelo, abrir la puerta y sentarse detrás del volante. Por suerte es posible hacerlo otra vez, aunque con pocos modelos.
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