El carsharing avanza en el mundo y ya tiene exponentes locales; la empresa Keko cuenta con una flota de 250 autos en 100 puntos de Capital Federal que pueden alquilarse a través de una app y se destraban con el teléfono
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Sin prisa, pero sin pausa, el carsharing va ganando terreno en la Argentina. El sistema de alquiler de automóviles por hora, que le permite al cliente recogerlo y devolverlo en alguno de los puntos distribuidos en la Ciudad de Buenos Aires, ha llegado para darle una solución al problema del estacionamiento y el alto costo del mantenimiento de los vehículos.
La experiencia es aún novedosa y tiene en la empresa Keko al mascarón de proa independiente (las propias automotrices como Toyota y Ford ya cuentan también con el servicio). La iniciativa obedece a lo que Arturo Simone, CEO de la compañía, explica como “una oportunidad única” para desarrollar el modelo de negocios en el país y la región ante la escasa competencia. “Quisimos implementarlo en la Argentina primero, hacer todas las pruebas y salir rápidamente a regionalizar el servicio”, destaca.
Lo que por aquí es aún una modalidad con ribetes singulares, en Europa lleva ya décadas de éxito probado. El carsharing se inició en Suiza en el año 1987 y desde entonces no ha dejado de crecer. Según estudios de mercado se calcula que existen en el mundo casi 1 millón de usuarios, y que el servicio está presente en 600 ciudades de 18 países, en 4 continentes.
El estandarte lo porta el Viejo Continente, donde la plaza es liderada por Share Now, empresa alemana propiedad de Mercedes-Benz y BMW que surgió de las fusiones de Car2go y DriveNow en 2019. En una prueba de que el segmento interesa cada vez más a las propias automotrices, a principios de mayo último Stellantis adquirió Share Now a través de su propia firma de carsharing, Free2move. Entre las dos empresas tendrán un parque de 12.500 vehículos para alquilar.
En Estados Unidos, en tanto, el sistema ha tenido notas altas y bajas, con una buena performance de la firma Zipcar, que tiene una trayectoria de más de 20 años en las principales ciudades estadounidenses.
Aquí los números son más austeros, pero la curva de crecimiento es vigorosa. Keko tiene una flota de 250 vehículos, entre autos compactos, premium y cargo. “Hoy lo que más se demanda es el SUV”, recalca Simone y agrega: “Hoy cualquier auto compacto no vale menos de $ 3 millones, y mantenerlo cuesta alrededor de $ 35.000 mensuales. Hoy con $ 40.000 tenés disponible un Keko todos los fines de semana del mes”.
De acuerdo al tarifario un auto compacto cuesta $28,50 el minuto recorrido ($14,25 detenido); el premium cotiza a $ 36,50 el minuto activo ($18,25 detenido); y el cargo a $33 ($16,50 el minuto detenido). Los precios por minuto y por hora incluyen 50 kilómetros de uso. Los precios por día entero extienden el kilometraje a 180 kilómetros por día. La tarifa incluye 2 pases de telepeaje por día y el valor de la franquicia para todos los vehículos es de $20.000.
En urbes donde el tránsito se ha vuelto una verdadera pesadilla y los costos de mantenimiento de los vehículos escalan de la mano de la inflación, alquilar un auto por hora puede transformarse en una salida elegante. “Te despreocupás del mantenimiento, de buscar estacionamiento, de cualquier trámite que haya que hacer con un auto. Desde el pago de la patente, infracciones, la VTV, el grabado de cristales, trámites de la transferencia, trámites del siniestro, recuperar la plata del seguro. Simplemente el cliente se dedica a disfrutar del vehículo y tener la sensación de tener tu propio auto durante un tiempo sin todos los costos y gestiones asociadas con tenerlo”, describe el empresario.
Desde lo operativo, el sistema de Keko demanda bajarse la aplicación al teléfono celular, tener documento y tarjeta de crédito. Lo demás es manejar.
A la hora de comparar el servicio con los que brindan las automotrices, como Toyota con Kinto, o Ford con FordGo, Simone marca las diferencias: “Nuestro sistema es la única plataforma de carsharing 100% contactless. Significa que no hay que ver a nadie. Con la misma aplicación se abre la puerta, se firma el contrato, se paga y arranca el vehículo. Desarrollamos una tecnología que, con sistemas de geocercas, vincula el celular del cliente, el vehículo y la persona. Eso, una vez que triangula, permite darle arranque al vehículo en forma electrónica. No hay llave, no hay que ver a nadie. Somos el único que en el precio incluye el combustible, los peajes. El tiempo que está detenido el vehículo la tarifa baja al 50% del valor porque ese tiempo no está consumiendo ni combustible ni neumáticos, no hay desgaste por lo tanto no hay gasto”.
Las unidades de Keko, ya sean SUV, compactos o cargo, están disponibles en más de 100 puntos en estaciones de servicio, shoppings, hoteles, aeropuertos y estacionamientos tradicionales, los 365 días del año las 24 horas. “Se impone también en esta modalidad la tendencia de los vehículos sustentables y la economía colaborativa –asegura el empresario-, que persigue el siguiente esquema: si yo utilizo un auto al que le dan uso varias personas, el costo está repartido entre todos”.
El uso de Keko no queda restringido a los límites de la ciudad de Buenos Aires, sino que el cliente puede llevarlo adonde quiera dentro del país. Sólo basta que luego lo devuelva en algunos de los 100 puntos que ofrece la empresa dentro de la Capital Federal.
El modelo de negocios tiene una dimensión regional. La hoja de ruta de la compañía tiene marcadas en rojo próximas paradas: la ciudad de México y Montevideo, adonde desembarcarán en breve. Por el momento, la expansión hacia otras ciudades argentinas quedó para fases ulteriores.
“Estamos con un plan de expansión regional que ya empezó –cuenta Simone-. Vamos a lanzar Keko en México y Montevideo”. La diferencia con respecto al esquema porteño radica en que se implementará el servicio también con vehículos eléctricos.
“El problema en Buenos Aires son los costos que tiene un vehículo eléctrico y sobre todo el sistema de carga. No hay puntos disponibles en cantidad y la carga domiciliaria sería muy onerosa para el propietario de la vivienda”, enfatiza.
En enero último, Keko obtuvo la certificación como Empresa B, con la que se distingue a organizaciones comprometidas con el triple impacto -ambiental, económico y social- y que ponen el propósito empresarial socioambiental en el centro de su modelo de negocios.
En cuanto a las iniciativas de triple impacto que lleva adelante la compañía, se destaca la adquisición de bonos certificados para la compensación de la huella de carbono de sus autos con la plataforma The Carbon Sink, a través de la cual ya compensó 41 toneladas de emisiones de CO2.
“Desde que nos lanzamos hemos tenido una curva de crecimiento gracias a la adopción de este formato. Hay días en los que uno abre la aplicación y lamentablemente tenemos que informarles a los clientes que no contamos con más vehículos disponibles, son días de 100% de ocupación. El porteño entendió que tener un auto es totalmente innecesario, cuando uno realmente necesita el vehículo unas pocas horas por semana”, concluye Simone.