Pocas marcas como Alfa Romeo hacen de este atributo su identidad constitutiva, más allá de la pasión y el refinamiento; aunque no sin cierta injusticia, elegimos este póker que ilustra cabalmente el ADN alfista
Para pocas marcas de autos la belleza es algo tan "constitutivo" como para Alfa Romeo. De hecho hay una especie de ley no escrita que dice que no alcanza conque un Alfa sea "lindo"; tiene que ser "muy lindo". En cierto sentido, Alfa Romeo siempre ha sido (junto con Lancia en todo caso) la mejor expresión de esa entelequia a la que llamamos "diseño italiano", como sinónimo de productos sorprendentes y atractivos. Por supuesto que otras marcas de la península también participan de esa construcción simbólica. Pero donde Ferrari lo hace por el lado de la pasión visceral, y Maserati por el del refinamiento y la alcurnia, Alfa lo genera desde un lugar más terrenal… más romántico si se quiere.
En eso tiene mucho que ver su notable historial en el automovilismo deportivo, plagado de gestas heroicas. Pero sobretodo con la manera en la que históricamente ha traducido esas emociones a los autos de calle,tanto a través de la ingeniería como del diseño.
Armar un póker de los autos más lindos en la historia de Alfa Romeo es una tarea tan apasionante como tortuosa. Simplemente porque en la rica historia de la marca milanesa debe haber no menos de 15 o 20 modelos que merecerían estar. Y elegir solo cuatro implica justamente dejar afuera autos extraordinarios desde el punto de vista del diseño, de esos que van a hacer que muchos entusiastas (ni que hablar algunos alfistis) pongan el grito en el cielo. Pero esa fue la consigna para esta nota. Así que antes de reseñar los elegidos, vaya al menos una mención para algunos indiscutibles: el majestuoso 8C 2900 de 1937, el bellísimo TZ de 1963, el extraordinario Disco Volante de 1952, el inmortal Spider que se fabricó desde 1963 hasta 1989, el icónico Montreal de 1970,y los numéricos 75 (1985), 164 (1987) y 145 (1995). El maravilloso Brera (2006) sin dudas hubiese estado en un Top Five, e incluso los más recientes MiTo (2008), Giulietta (2011), 4C (2013) y Giulia(2017) merecen un lugar destacado.
Ahora sí, el subjetivísimo Top 4 de este humilde servidor:
1. 8C Competizione (2007), clásico y moderno
A diferencia del innovador Brera que lo antecedió, la obra maestra del diseñador Wolfgang Egger juega la carta de la nostalgia. El 8C Competizione retoma las clásicas formas redondeadas de los legendarios Giulia TZ y 33 Stradale, pero las reinterpreta magistralmente en clave moderna. El manejo de proporciones del auto es exquisito y no hay ángulo desde el cual no luzca fabuloso. El problema con esas formas tan evocativas al pasado (que incluyen los típicos faros elípticos de los ‘60), es que de alguna manera denotan un agotamiento creativo. "El buen diseño siempre tiene que mirar hacia adelante" dice uno de los axiomas de la disciplina… Pero en el caso del 8C, bien vale la pena regodearse un poco en el pasado, ¿no?
2. 156 (1997), el diseño perfecto
Cuando TODO sale bien en el departamento de diseño de una marca se producen cosas como el Alfa 156. En un segmento tan difícil para hacer cosas "distintas" como el de los sedanes medianos, el equipo liderado por Walter de Silva "inventó" el formato de coupé de 4 puertas, simplemente con un extraordinario trabajo de proporciones, y detalles como "esconder" la manija de la puerta trasera. Deportividad, elegancia y sensualidad son tres atributos muy difíciles de combinar juntos en un auto, por eso el 156 sigue siendo uno de los sedanes más atractivos de todos los tiempos.
3. 33 Stradle (1967), más cerca del arte que del diseño
Si la idea de la máxima belleza automotriz pasa por las formas sensuales y voluptuosas, no debe haber mejor exponente en la historia del automóvil que el 33 Stradale. Nació en un gran momento de la marca, apalancado por el éxito del popular Giulia, que merecía ser coronado con un verdadero "fuera de serie". Por eso le encomendaron al Estudio Zagato un derivado para calle del sport prototipo T33/2. La tarea de diseño recayó en el gran Franco Scaglione, que proyectó una carrocería de aluminio tan bella como complicada de hacer (incluía puertas envolventes con apertura tipo "mariposa"), por lo que de las 50 unidades proyectadas solo se terminaron 18, y en forma totalmente artesanal. Una de las curiosidades del 33 Stradale es su pequeño tamaño: mide apenas 4 metros de largo y ¡menos de 1 metro de alto! Hoy sería inimaginable ver un auto de esas dimensiones circulando por la calle.
4. Giulia GT (1963), la quintaescencia de Alfa Romeo
De todos los autos que fabricó Alfa, si me preguntan el que mejor representa la esencia de la marca a nivel diseño es la coupé derivada del Giulia de 1963. El proyecto nació como una versión GT (Gran Turismo) del exitoso sedán, y fue encargado al estudio Bertone, donde por entonces trabajaba un brillante joven llamado Giorgetto Giugiaro. Las formas del Sprint GT –la primera versión– son de una pureza extraordinaria. Giugiaro "limpió" toda la carrocería, dejando solo las líneas indispensables. Fue uno de los primeros autos con una gráfica frontal que integraba las luces y la parrilla en un solo plano, y también fue uno de los primeros en trabajar las aristas de forma mucho más nítida y precisa (Giugiaro ya estaba sentando las bases de lo que luego sería el estilo "origami" o "papel plegado" que tuvo su máximo exponente en el VW Golf de 1973). Definitivamente, ni el Sprint GT ni sus derivados son autos despampanantes, al estilo del 33 Stradale. Pero sí son la máxima expresión del diseño italiano –innovador, sorprendente, elegante, personal– llevado a un plano terrenal: una promesa certera de emoción en el manejo, en un envase del mejor gusto.