Se cumplen 35 años de la carrera de las 84 horas de Nürburgring
La Royal Motor Union de Lieja, de Bélgica, les dio el 1, 2 y 3 porque, según cuenta la historia, pensaron que los Torino de la Argentina serían los tres primeros autos que abandonarían la carrera que ellos organizaban y que llamaron la Marathon de la Route.
La carrera se largó el 20 de agosto de 1969, y se debía correr 84 horas en el circuito de Nürburgring, una pista de 25 kilómetros de longitud con doscientas curvas por vuelta. En la competencia participaron 64 autos de distintos países. La Misión Argentina, como la llamaban los medios de la época, tenía como director de equipo a Juan Manuel Fangio. El encargado de la preparación de las tres coupés 380W blancas era Oreste Berta.
Los pilotos eran Rubén Luis Di Palma, Oscar Cacho Fangio y Carmelo Galbato, en la N° 1; Eduardo Rodríguez Canedo, Gastón Perkins y Jorge Cupeiro, en la N° 2, y Eduardo Copello, Alberto Larry Rodríguez Larreta y Oscar M. Franco, en la N° 3.
Luego de varias horas de competencia, dos Torino marchaban adelante de todos. Delante de marcas como Porsche, Lancia, Mazda, Ford, BMW, Fiat, Volvo, Alfa Romeo, Mercedes Benz y Renault.
Los amantes de los fierros (entre los que me incluyo) y los que no lo eran tanto no se despegaban de la radio, que traía los acontecimientos del Viejo Continente. Muchos no dormían y muchos se dormían escuchando la radio. En las empresas, las fábricas y hasta las escuelas (donde más de un profesor o una maestra hacía la vista gorda o, mejor dicho, oídos sordos) la radio estaba encendida.
Una salida de pista, durante un momento de intensa lluvia, dejó colgado en una zanja al N° 2. Un cortocircuito y el N° 1 se quedó sin luces. Esto hizo que el auto se fuera de pista y abandonara. Pero el N° 3 seguía peleando en los primeros puestos. De pronto el Toro comenzó a rugir más de la cuenta. Se rompió el caño de escape y las intrincadas reglas de la competencia no permitían que subieran los decibeles, por lo que hubo que detenerse a repararlo. Esto le costó al N° 3 una penalización, y esta sanción hizo que, al final de la carrera, el Torino quedara en la 4a. posición de la general. No importó, igualmente todos estaban orgullosos por esta proeza.
Muchos incrédulos dicen que no fue una carrera de importancia, que no se le ganó a nadie. Lo cierto es que el Torino, el auto que IKA Renault producía en la Argentina, fue (incluyendo al ganador), el coche que más vueltas dio: 334, y sacó chapa de campeón entre los mejores del mundo. Y esto es irrefutable.
Se cumplen 35 años de aquella página que escribieron los autos argentinos, que cuentan con el privilegio de haber sido diseñados por Pininfarina. Seguramente habrá festejos en los clubes que reúnen a los fanáticos de esta marca; seguramente se levantarán las copas, y seguramente se derramarán algunas lágrimas. Indudablemente habrá alegría, y esto también es irrefutable.
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