Es el primer vehículo de este tipo en llegar a nuestro país. Por supuesto, cuenta con todo el equipamiento de lujo y confort característicos de la marca
Que la industria automotriz se está volcando cada vez más hacia el uso de las energías alternativas ya no es novedad. De hecho, son muchas las marcas que comienzan a ofrecer modelos que limitan el uso de los combustibles tradicionales hacia otros más verdes. Hace un tiempo, Mercedes-Benz creó su paraguas EQ (sigla que significa inteligencia eléctrica) bajo el cual engloba todos sus productos más amigables con el medio ambiente, y que trajo a la Argentina a finales de septiembre último. Lo hizo con un solo modelo por el momento, el GLC 350e, que es el gemelo híbrido y plug-in de su SUV mediano. De esta manera, se convierte en la primera marca premium en lanzar en nuestro mercado un vehículo con esta tecnología.
De este GLC 350e se puede esperar todo lo que un MB puede ofrecer en cuanto a equipamiento, habitabilidad y confort. Lo mismo sucede con la experiencia de manejo y el confort de marcha: es un Mercedes con todas las letras. Silencioso, ágil, aplomado, firme, sin movimientos ni inclinaciones, y con una capacidad de respuesta asombrosa. Sus números son elocuentes: acelera de 0 a 100 km/h en 6,2 s, alcanza una velocidad máxima de 240 km/h y recupera de 80 a 120 km/h en 4,1 s.
Por eso, vamos a lo más importante que es su sistema de impulsión. Por un lado, cuenta con un motor naftero de 2.0 L de 4 cilindros con turbo, que genera 211 CV a 5500 rpm y 35,7 kgm de torque desde bien abajo (1200 rpm) y hasta bastante arriba del tacómetro (4000 rpm). Por el otro, tiene un propulsor eléctrico que es alimentado por un pack de baterías de iones de litio que suma otros 115 CV y 34,7 kgm hasta las 2000 rpm, para totalizar 326 CV. Estos se reparten a través de la excepcional (suave, precisa, veloz) transmisión automática de doble embrague y 7 marchas 7G Tronic Plus (con levas al volante) al sistema de tracción integral 4Matic (otra joyita).
El sistema posibilita seleccionar el modo en que van a funcionar ambos motores. El E-Mode, por ejemplo, deja que sea sólo el impulsor eléctrico el que trabaje (tiene una autonomía declarada de fábrica de unos 34 km, pero en realidad rinde entre 28 y 30 km); en éste, los acumuladores se van recargando un poco con las frenadas. Es, sin duda, el modo ideal para moverse en la ciudad y en medio de nuestros acostumbrados embotellamientos, ya que el gasto de combustible es cero y el rendimiento no se ve para nada afectado (de hecho, tiene una salida fantástica).
Luego está el Hybrid, que va combinando ambos motores de manera automática (por ejemplo, si se lo exige con el acelerador) y va regenerando la carga tanto mediante el frenado como cuando funciona el naftero. Es el modo por excelencia para viajes largos ya que será el propio sistema el encargado de ir regulando los consumos. La función E-Save, en tanto, hará que el gasto de las baterías sea el menor posible por lo que todo el trabajo irá recayendo de un motor a otro en función de la demanda de carga, pero siempre buscando que el eléctrico trabaje lo menos posible. Finalmente esta la función Charge, mediante el cual es el propulsor naftero el que trabaje mientras va enviando energía a los acumuladores para regenerarlos.
Claro que estas cuatro funciones se pueden combinar con los cuatro modos de conducción tradicionales de MB mediante el llamado Dynamic Select: Confort, Económico, Sport, Sport+ e Individual (este último permite setear la dirección, aceleración, etcétera, para adaptarlas a las preferencias del conductor), y que depende del tipo de manejo que se busque, desde uno bien relajado a otro más divertido y veloz.
Pero no nos olvidemos de lo más importante: este GLC 350e no es un híbrido común; es un híbrido enchufable. Esto significa que viene equipado con un cable con su correspondiente adaptador que permite conectarse a un tomacorriente estándar y reponer las baterías (en caso de no contar con red eléctrica con la potencia/corriente máxima sugerida, el vehículo cuenta con limitador de carga para proteger tanto la instalación como el auto). Una carga completa demanda unas seis horas. Si se busca algo más rápido, se puede recurrir al Wallbox de MB (se vende como opcional), un cargador hogareño que hace su función en unas tres horas.
Todo esto no tendría sentido si no fuera por los consumos: sin tomar el uso eléctrico, gasta unos 10,5 L/100 km en ruta a 120 km/h, y un valor similar en ciudad, nada mal para un crossover que pesa 1950 kg. Con un precio de US$88.500 (US$5500 menos que la versión AMG de este mismo modelo), Mercedes-Benz dio el puntapié entre los verdes de alta gama. Y lo hizo muy bien.
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