Un gran porcentaje de la víctimas fatales en el tránsito circulan a pie; falta de respeto por las normas y señales, hábitos inadecuados y distracciones confluyen en este problema de las grandes urbes
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¿Quién fue primero en los espacios públicos? ¿El peatón o el automóvil? Una pregunta muy sencilla de contestar; sin embargo, en el contexto actual, aquel que según la Real Academia Española es considerada la “persona que va a pie por una vía pública”, hoy se debate entre sus deberes y derechos sumados al creciente descontrol de los demás integrantes de la trama vial.
En el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,35 millones de personas mueren cada año debido a siniestros viales, cada día son 3699 seres humanos; de este número, el 23% son peatones.
En tanto, en el país, la reciente investigación accidentológica aplicada Datos para la acción: situaciones de riesgo vial en peatones, del Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), registró que de un total de 2784 siniestros fatales, el 10% fue por atropellamiento de peatón y del total de víctimas fatales por estos hechos (3138 personas) el 9% corresponde a personas de a pie. Con siniestros ocurridos mayormente de 19 a 22 (con un marcado pico a las 20), se detectó que la siniestralidad vial con participación de peatones en la Argentina se da más en las grandes urbes.
Otro estudio de la ANSV, Percepciones, creencias y actitudes de la población argentina en torno a la seguridad vial, refleja que un 23% declaró que cruza la calle en lugares distintos del paso de peatones, mientras que el 87% reconoce dicho comportamiento como peligroso. Un 31% de los peatones afirmó que siempre, o casi siempre, camina por la vía pública entre automóviles mal estacionados y otras situaciones incómodas. Y que aunque el 84% de los peatones perciben la acción como muy peligrosa, cuatro de cada diez siempre (o casi siempre), cruzan la calle transgrediendo la señal del semáforo.
Falta de atención
Los estudios indican que los peatones realizan prácticas viales riesgosas sabiendo su peligrosidad, porque estos usuarios de la vía pública no se asumen como parte del entramado vial y se consideran exentos de las normas, el control y la sanción.
Para la directora de Investigación y Educación Vial de Luchemos por la Vida Asociación Civil, licenciada María Cristina Isoba, “en la Argentina se estima que en 2019 más de 1500 peatones murieron en el tránsito; más del 20% de todas las víctimas fatales. El problema tiene dos caras: un reciente estudio que hicimos muestra que solo el 12% de los conductores les da la prioridad en la Ciudad de Buenos Aires. Por otro lado, esto estimula a los peatones a cruzar por cualquier parte ya que, confiados en esta forma de moverse desde pequeños, padecen de exceso de confianza. Solo un 10% de ellos cruza la calle correctamente. En la ciudad de Buenos Aires han llegado a conformar el 44% de todas las víctimas fatales”.
Por su parte, el subgerente de Seguridad Vial de CESVI Argentina, Gustavo Brambati comentó: “Hacemos un trabajo anual para evaluar las conductas de los peatones, un análisis por muestreo que hacemos en las diez esquinas más peligrosas de la ciudad. Evaluamos, por ejemplo, si mira hacia ambos lados antes de cruzar, si está distraído y con qué está distraído, si invade la zona de tránsito vehicular antes de cruzar, cuánto tarda en cruzar, divididos por sexo y edad. Como dato interesante, el 98% de los peatones no cumplen con el comportamiento básico para cruzar, que es no invadir la calle, chequear el semáforo y mirar hacia ambos lados antes de cruzar”.
El peatón es parte
“El peatón es el usuario más vulnerable de la vía pública, carece de todo tipo de protección física y por eso se han lanzado a nivel mundial campañas para protegerlo. En general éstas propician normativas para que en las ciudades se establezca como límite a la velocidad máxima de circulación los 30 km/h. Es importante saber que un 30% de los peatones atropellados puede salir ileso si es embestido por un vehículo que circula a 30 km/h, mientras que difícilmente sobreviva si es atropellado por uno que va a 50 km/h”, dijo la licenciada en Prevención Vial y Transporte, Analista Senior de la Oficina Educación Vial del Automóvil Club Argentino (ACA), Graciela Valles.
Existen deberes y derechos de los peatones indicados en la Ley de Tránsito N° 24.449, que estipula que tienen prioridad de paso los peatones que cruzan lícitamente la calzada por la senda peatonal o en zona peligrosa señalizada como tal, debiendo el conductor detener el vehículo si pone en peligro al peatón. Valles señaló que, en zona urbana, el peatón debe caminar por la vereda o espacios determinados para ese fin y cruzar las calles y avenidas en las intersecciones, por la senda peatonal. Excepcionalmente puede circular por la calzada para subir o bajar de un vehículo, rodeándolo. En la zona rural debe transitar lo más alejado posible del camino o ruta en sentido contrario al tránsito y haciéndose ver de noche con una luz o material retrorreflectivo en su vestimenta. El peatón que cruza correctamente en las esquinas o pasos señalizados, salvo que hubiera un semáforo, al que debe respetar, tiene la prioridad de paso ante cualquier vehículo que se aproxime, debiendo éste bajar la velocidad o, llegado el caso, detenerse para dejarlo pasar.
Sobre los deberes de los otros actores, como conductores de autos, transporte, motos y bicicletas respecto de los peatones, Isoba explicó que todos los conductores de cualquier tipo de vehículo deben detenerse y otorgar siempre la prioridad peatonal, tal cual lo establecen las normas de tránsito. “Para acabar con las inaceptables muertes de peatones, en la Argentina las autoridades también tienen deberes pendientes como país civilizado: deben enfocarse en lograr por medio de controles eficaces y sanciones efectivas, así como con educación, que todos los conductores otorguen la prioridad a los peatones que cruzan correctamente la calzada por las esquinas o sendas peatonales, y con el semáforo a su favor donde lo hay, tal cual lo establecen las leyes del tránsito y reducir la velocidad a 30 km/h en todas las calles del país. Un peatón adulto corre un 10% de riesgo de morir al ser atropellado por un auto a 30 km/h y tiene más de un 30% de riesgo de muerte si es atropellado a 40 km/h”.
Brambati, en tanto, aclaró que “no basta con cumplir las normas de tránsito, es importante que tengan como posibilidad el error o equivocación por parte del peatón. Esto marca una diferencia como conductores, analizando de alguna manera las conductas de riesgo y tratando de corregirlas o minimizarlas con su maniobra. Por ejemplo, esperar que el peatón complete el cruce antes de arrancar en un semáforo, ceder el paso cuando giro a la derecha o tocar la bocina para llamar la atención”.
Lesiones diversas
Los accidentes y lesiones más comunes sufridas por los peatones, son diversos y “los grados de exposición están definidos por la velocidad de impacto del vehículo y la tipología del choque; pero por lo general los paragolpes lesionan los miembros inferiores y el capot y el parabrisas, el torso y la cabeza. Las lesiones por arrastre suelen ser múltiples y muy graves, igual que los golpes por proyección. Estudios de la OMS indican que a menos de 30 km/h de velocidad de impacto aumentan considerablemente las posibilidades de sobrevida producto de un atropello”, dijo el directivo del Cesvi.
Como guía, el Dr. Claudio Geller, abogado especialista en seguros y accidentes de tránsito y titular del estudio jurídico que lleva su nombre, comentó que en aquellos incidentes en los que un peatón resultare lesionado, deberá convocarse a la autoridad policial y se abrirá una causa penal en la que el imputado será la persona que conducía la unidad involucrada en el siniestro.
“Es muy probable que la unidad sea retenida en la seccional a fin de realizarse los peritajes (fotografías de los daños) y recabar la información necesaria para determinar la responsabilidad de las partes en el evento; en última instancia será el juzgado interviniente el que se expedirá sobre la responsabilidad penal de las partes. En cuanto a la reparación económica de los daños. si hubo responsabilidad de la unidad asegurada, la compañía de seguros deberá hacerse cargo de los mismos. Podrá atribuirse culpa al peatón en caso de cruzar por lugares no autorizados, no respetar la señalización de los semáforos o evidenciar una manifiesta imprudencia que posibilitó la producción del siniestro”.
Acerca del automovilista aportó que de ser posible es conveniente sacar fotos del lugar de ocurrencia, de los daños físicos y materiales ocasionados y recabar los datos personales de los involucrados, su aseguradora y algún teléfono de contacto. Si hubo testigos es bueno consignarlo en el acta policial indicando nombre / apellido, domicilio, teléfono y documento. Es probable que por la entidad de las lesiones, la persona sea retirada del lugar sin darnos la posibilidad de individualizarla: será la autoridad policial quien posteriormente nos brinde esa información.
A modo de prevención, Geller detalló que ante la modalidad delictiva por la que un peatón se lanza sobre un vehículo para obtener resarcimientos de las aseguradoras, “es toda una organización que está detrás, testigos falsos, lesiones previas, profesionales inescrupulosos, etcétera, que aprovechan la inexperiencia y el nerviosismo de los automovilistas. Para prevenir estas prácticas, procure circular por lugares concurridos, pida el auxilio de la autoridad policial, convoque testigos que puedan dar cuenta de la forma en que ocurrió el incidente. No apresurarse, contactarse con el seguro y su área legal para recibir el asesoramiento adecuado y no reconocer expresamente ninguna circunstancia que no responda a la realidad de los hechos”.
El peligro del celular
Los expertos afirman que definitivamente sí ha influido en el aumento de los siniestros viales a partir de la distracción que genera, ya que el 70% de la información de riesgo es detectable por la vista; por esto, en algunas ciudades del país y el exterior, se han instalado semáforos en el piso para peatones distraídos que circulan pendientes de sus teléfonos: es una manera de concientizarlos y disuadirlos de no usar el celular al caminar para que puedan percibir el alto riesgo que es cruzar las calles sin mirar”.
En cuanto a los menores, los entrevistados concuerdan que la educación vial debe comenzar a temprana edad, desde la familia y mediante el ejemplo. Hasta los 10 o 12 años siguen la indicación del adulto, por eso es fundamental, al ir caminando, no soltarles la mano y ser cautos al tomar cada decisión como peatones. Explicarles con actitudes las normas y pautas para circular seguros como peatones, sin distraerse ni jugar en la calle, mirar a ambos lados antes de cruzar por las esquinas, respetar el semáforo y caminar siempre por la acera o espacios peatonales, nunca cruzar vías con las barreras bajas y observar las salidas y entradas de vehículos, entre otros aspectos.
Las autoridades también deben comprometerse en cuanto al control y sanción de los conductores transgresores de la prioridad peatonal, mantener en condiciones e instalar sendas peatonales, veredas, reductores de velocidad, puentes y semáforo peatonales para cuidar al integrante más indefensos de la vía pública, porque “respetar la prioridad peatonal es una obligación por parte de los conductores y el ejercicio de un derecho como peatones”, concluyó Isoba.
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