La caída en desgracia de los diésel y el apremio por cumplir con las nuevas normas europeas antipolución hacen que los vehículos ecológicos sean las estrellas de esta 68a. edición de la exposición alemana
Los nuevos automóviles eléctricos alemanes son las estrellas del Salón Internacional del Automóvil de Fráncfort (IAA); no en vano, el eslogan del mismo es Driving tomorrow (algo así como la conducción del mañana). La muestra abrió sus puertas el martes para la prensa con un mercado en baja y en el que los fabricantes temen el impacto de la nueva normativa europea contra la contaminación. A partir del jueves último y hasta el 22 del actual, la exposición está abierta al público.
El lunes por la noche, centenares de periodistas acudieron a la presentación del nuevo modelo eléctrico de Volkswagen, el ID.3, un vehículo compacto que la marca compara con su célebre Escarabajo.
Por otro lado, una de las mayores estrellas de la muestra es el muy esperado Porsche Taycan, un deportivo de lujo 100% eléctrico, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos y que quiere rivalizar con Tesla, la empresa de California líder mundial de los autos eléctricos.
Como viene sucediendo desde hace unos años, muchas marcas decidieron no venir al salón, entre ellas los gigantes japoneses Toyota y Nissan, los estadounidenses General Motors, el grupo FCA (Fiat-Chrysler Automobiles) y los franceses del grupo PSA (Peugeot, Citroën y DS). Renault estuvo a punto de no asistir, pero a último momento decidió realizar una conferencia de prensa para mostrar las versiones 2020 de Captur, Zoe, Talisman, Mégane y Espace, aunque sin un gran stand para exhibirlas.
Según Ferdinand Dudenhöffer, director del Center Automotive Research (CAR), la crisis del salón es consecuencia de la mala imagen de la industria alemana "afectada por el dieselgate (el escándalo de los motores gasoleros trucados de Volkswagen) y el desarrollo tardío del automóvil eléctrico".
El sector en su conjunto vive un periodo difícil por el cambio tecnológico, que necesita miles de millones de dólares en inversiones, así como por la guerra comercial, el Brexit y, en Europa, los nuevos límites de emisiones de CO2.
Además, los vehículos están cada vez más en el punto de mira por la contaminación de las ciudades y hoy la policía esperaba entre 15.000 y 20.000 personas en una gran manifestación ante el centro de convenciones de Fráncfort para reclamar una "revolución en los transportes".
Además, en el primer semestre del año, el mercado mundial de automóviles retrocedió un 5%, sobre todo a causa de China. Los fabricantes alemanes se vieron particularmente afectados por esta crisis y en los primeros ocho meses del año la producción cayó un 11% con respecto al mismo periodo de 2018, según cifras de la federación profesional (VDA) de Alemania.
Entre enero y julio, las ventas del grupo Volkswagen también cayeron un 2,7%.
En Europa, a partir del año que viene, los modelos nuevos deberán tener emisiones promedio de CO2 inferiores a 95 gramos por kilómetro (g/km), con importantes multas en caso de incumplimiento.
Para lograrlo, el vehículo eléctrico es la mejor solución, lo que explica los modelos 100% eléctricos o híbridos que se presentaron esta semana en el Salón de Fráncfort.
Sin embargo, las ventas de estos vehículos todavía son marginales. En Europa solo representan un 2% del mercado y sigue habiendo dudas por su elevado precio y los límites de su autonomía.
Según el presidente de Volkswagen, Herbert Diess, el éxito de los automóviles eléctricos "dependerá mucho de las condiciones políticas", aseguró, y pidió más "subvenciones" para rebajar los precios, así como "acelerar el despliegue de puntos para recargar".
Las marcas alemanas todavía están poco presentes en este mercado. BMW no tuvo el éxito que esperaba con su modelo i3 y no tiene ningún auto grande equivalente a los de Tesla. Por su parte Mercedes y Audi apenas han empezado a trabajar en este sector.
Contrarreloj
Se acaba el tiempo para los fabricantes de automóviles europeos, que han esperado hasta el último minuto para intentar cumplir los ambiciosos objetivos de emisiones de la Unión Europea (UE) y ahora se enfrentan a posibles multas por valor de miles de millones de euros.
Los fabricantes utilizan este Salón del Automóvil de Fráncfort para desvelar los nuevos modelos y estrategias con los que esperan reducir las emisiones de dióxido de carbono en cuestión de meses.
Sin embargo, se trata de un reto con muchos obstáculos, ya que el precio de imponer una tecnología costosa a los consumidores no convencidos podría recortar los beneficios en una industria ya golpeada por un descenso de las ventas.
"Hay automóviles que se construyen con un costo adicional de 10.000 euros y los objetivos de emisiones cero requieren un cierto volumen de ventas. Sin embargo, puede que los consumidores no los quieran", dijo un ejecutivo del grupo PSA. "La situación puede explotar en cualquier momento".
Para el próximo año, las emisiones de CO2 deben reducirse a 95 gramos por kilómetro para el 95% de los automóviles con respecto al promedio actual de 120,5 g/km, una cifra que ha ido aumentando a medida que los consumidores sustituían los motores diésel de bajo consumo por los SUV. Todos los vehículos nuevos en la UE deben ser compatibles en 2021.
Entre 2021 y 2030 se deberán reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 37,5%, tras la reducción del 40% de las emisiones entre 2007 y 2021.
Agencias: AFP y REUTERS