El periodista comenzó a conducir a los 14 años en Rauch y dice que lo que más disfruta son los viajes en auto con su familia a la costa
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Su original manera de entregar las noticias con su voz profunda y seria, hacen que Rodolfo Barili sea uno de los conductores más destacados de los noticieros de la televisión con una legión de televidentes que cada noche lo sigue, como desde hace más de una década, por Telefé Noticias en el horario central.
Locutor, guitarrista, conductor y productor ejecutivo, Barili recordó cómo fueron sus inicios al volante en su Rauch natal y cómo es su actualidad a la hora de conducir: “De chico mi viejo me prestó un Fiat 600 para encenderlo y dar la primera vuelta en un lugar descampado. Después, ya siendo adolescente y con 17 años, un tío mío en un Renault IKA Baqueano me enseñó a manejar ¡Y había que manejar ese aparato! Así que con ese jeep practicaba en el final del pueblo”, comentó.
Como muchas personas del interior, vino a Buenos Aires a estudiar y en ese tiempo sacó su licencia de conducir. “Mi primer auto lo compré a un año de empezar a laburar con mi sueldo, fue un Fiat Duna SDL 1.7 L gasolero, sin aire, que me permitía ir al pueblo los fines de semana por dos mangos; entonces el gasoil era barato y podía volver a ver a mi vieja en los días que tenía libres o cuando me tomaba francos. El auto era como un objeto necesario y deseado para ver a mi mamá, a mi gente”, señaló.
Apasionado de la conducción, aseguró que para él el mejor viaje en auto “es a la costa con mis hijos ¡Siempre! Las camionetas y hoy los BMW de la serie X (SUV) te permiten un andar en ciudad bellísimo, la deportividad y el ingreso a la arena. Desde hace 14 años voy con Dante y Benicio a la costa, hacemos siempre el viaje al faro Querandí con todas las aventuras que podás imaginarte. La primera vez nos quedamos, la segunda zafamos, la tercera mejoró y ahora, más o menos, la tenemos clara. Es una aventura linda y distinta que en la ciudad no la tenés”, comentó.
Actualmente, es embajador de BMW y usa una X4 3.0 L que define como “bellísimo”. “Este modelo me ofrece seguridad (ya que mis hijos están arriba de ese auto) y deportividad; pero me interesa más la reacción que la velocidad final. Me gustan los autos que me permiten moverme en el tránsito con comodidad y que frene bien o que cuando deba pegar un volantazo el auto responda. Y eso te da BMW. En una escala de cero a cien, te da cien”, explicó Barili.
Se define como una persona curiosa por naturaleza, que le gusta entender el funcionamiento de las cosas. Así, para su primer auto tuvo una caja de herramientas que compró completísima: “Le cambié la suspensión y le hice todo, no para deportivizarlo sino para mantenerlo bien. Hoy, abrís el capot y ves una cosa plástica que cubre el motor, sin lugar para meter la mano por ningún lado... con lo cual, puedo decir que no entiendo nada de los coches actuales. Ahora, si se pincha la cubierta, la cambió y me gusta”, aportó.
Educar en seguridad
Aunque aprendió con su familia a manejar, Barili no ha enseñado a manejar a otros. En cambio, comentó que su hijo recientemente hizo el curso y rindió para tener su licencia. “Cuando era chico y mi viejo me dio el auto en ese descampado, fue para enseñarme a que a eso no había que tenerle miedo sino aprenderlo; y así lo hice”, destacó.
En cada viaje con sus hijos, Barili les cuenta sus experiencias al volante para que ellos aprendan. “Me acuerdo de que una vez veníamos en la ruta con charcos a la derecha y la mano medio floja, la mitad de las ruedas traccionaba y las otras no y casi se me va. Pude explicarles que tienen que manejar a la defensiva, para llegar seguros a puerto. Que entiendan que quienes están alrededor no manejen con la misma responsabilidad y, en consecuencia, deben estar en alerta al ciento por ciento. Además, les digo cómo hacer que el viaje en auto sea realmente un placer”.
El conductor reconoce que el auto es parte de su vida “porque paso muchas horas arriba, es la continuidad de mi hogar y de mi intimidad porque al estar en el medio de todo, estoy ahí adentro. Los autos no son una cosa más; de hecho, hasta hace muy poco todos tuvieron nombre… Entablo una relación con ellos, la de ponernos de acuerdo: yo te cuido y vos no me dejás”.
En su vehículo siempre lleva anteojos, perfumes, herramientas, una linga, un cable para arrancar la batería, gomas estirables de amurar, una campera, remeras y zapatillas. “Por las dudas, por si tenés que ayudar a alguien, que me ayuden o cambiarme. Vivo el auto como una extensión de mi casa”, dijo.
Finalmente, con una sonrisa declara que cede el volante y hoy el auto de sus sueños para disfrutar sería “una X3 que fuera camioneta 4x4 y, además, cabriolet. Sería casi perfecta. Es difícil de combinar, sería el auto perfecto, pero, todavía no lo hicieron”.
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