Los menores puedan obtener la licencia de conducir a partir de los 17 años, pero para que puedan desenvolverse con seguridad en el tránsito es necesario concientizarlos sobre todo lo que implica ponerse al volante de un vehículo. Cuáles son los requisitos y condiciones
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Un deseo de muchos jóvenes al cumplir los 18 años es sacar su primera licencia para conducir. A este grupo también se suman algunos que aún no han llegado a la mayoría de edad, pero que, sin embargo, también pueden realizar este trámite.
“En la Argentina la Ley Nacional de Tránsito 24.449 y su decreto reglamentario, establecen que las personas a los 16 años pueden sacar el registro para conducir ciclomotores y a los 17 años la habilitación para automóviles y motocicletas de hasta 150 cc u 11kw. Para poder hacerlo, los menores deben cumplir varios requisitos: tienen que tener autorización de su representante legal; saber leer; completar una declaración jurada sobre el padecimiento de afecciones a las que se refiere expresamente la reglamentación; asistir obligatoriamente a un curso teórico-práctico de Educación para la Seguridad Vial en una escuela de conducir pública o privada habilitada (la duración y contenidos son determinados, auditados y homologados por la Agencia Nacional de Seguridad Vial, ANSV); aprobar el examen médico y psicofísico (comprende aptitud física, visual, auditiva y psíquica); y rendir un examen teórico de conocimientos sobre educación y ética ciudadana, conducción, señalamiento y legislación. A este se suman el examen teórico-práctico sobre detección de fallas de los elementos de seguridad del vehículo y de las funciones del equipamiento e instrumental, y, por supuesto, el examen práctico de idoneidad conductiva”, comentó el director ejecutivo de la ANSV, Pablo Martínez Carignan.
El funcionario aclaró que “como la Argentina posee un sistema federal de gobierno y cada jurisdicción conserva su autonomía en cuanto al otorgamiento de la habilitación, aquellas localidades que no se encuentren adheridas a la Ley Nacional de Tránsito y al Sistema Nacional de Licencias de Conducir pueden otorgar el registro de conducir conforme a su normativa local. Asimismo, existen algunas jurisdicciones que se encuentran adheridas pero con algunas reservas”.
En 2021 obtuvieron la licencia 39.750 menores de edad; de estos, 2280 tenían 16 años, y 37.470, 17. Los menores de edad son habilitados a conducir por un año la primera vez y por tres años en la siguiente renovación. Y durante los primeros seis meses deben conducir con un cartel con la letra P (de principiante) ubicado en algún lugar visible del vehículo para alertar a los demás conductores.
Según un estudio observacional de comportamiento en conductores de cuatro y dos ruedas realizado por la ANSV en 2018, de los conductores menores de 21 años solo el 42,15% utiliza el cinturón de seguridad y el 50,69% usa el casco en motos; los conductores de motos distraídos por el uso del celular fueron el 2,7% mientras que los de automóviles por el mismo motivo, el 16,46%.
Además, el Informe de Siniestralidad Vial 2021 de la ANSV indica que del total de víctimas fatales del año último el 18% era menores de 21 años (685 casos) y el número de heridos en ese rango etario fue de 22.116. En cuanto a los test de alcoholemia de esa población, el 3,3% dio positivo, apenas por debajo del resto.
“Los menores de edad están incluidos en el rango de mayor siniestralidad vial. Según estadísticas oficiales, durante 2021 casi la mitad de las víctimas en siniestros viales se concentró entre los 15 y 34 años y, prácticamente la mitad de los fallecimientos en accidentes del país se produjeron en colisiones en las que estuvieron involucradas motocicletas”, dijo desde la Oficina Educación Vial del Automóvil Club Argentino (ACA), la licenciada Graciela Valles.
Escuelas, una solución
Los jóvenes que quieran aprender a conducir pueden hacerlo en cualquier escuela habilitada por la jurisdicción local. Pero hay que tener en cuenta que para que la enseñanza que imparte sea considerada válida (según el artículo 14, inciso 4, de la Ley Nacional de Tránsito Asistencia obligatoria a un curso teórico-práctico de educación para la seguridad vial) el establecimiento “debe de estar habilitado por la ANSV. Asimismo, debe poseer convenio con el Centro Emisor de Licencia Nacional de Conducir que haya tercerizado el dictado del curso en la misma”, explicó Martínez Carignano.
Valles agregó que las escuelas de conducción permiten la enseñanza a menores de edad siempre que estén autorizados por un padre, madre o tutor, que serán los responsables legales. “La Ciudad de Buenos Aires, mediante una resolución de 2021, permite la enseñanza en simuladores y circuitos, habilitando luego el permiso para hacerlo en la vía pública en zonas específicamente autorizadas para ese fin. Pero cada localidad puede reglamentar las exigencias al respecto”, profundizó.
En la Escuela del ACA cada año cerca de 1500 jóvenes menores de edad realizan los cursos. “Debido a que ellos pueden obtener la licencia a partir de los 17 años cumplidos, admitimos a menores a partir de los 16 años y 9 meses”, indicó Victoria Crocci, de la Escuela de Conducción y Tránsito del ACA. Y comentó: “Cuando un joven comienza un curso de manejo, es normal que muestre los temores e inseguridades característicos del desconocimiento y la falta de práctica. Pero a medida que se avanza en el aprendizaje generalmente esos miedos se van superando por medio de la práctica constante, ya que van tomando conciencia de lo que pueden hacer y, en consecuencia, eso da más confianza. Todo esto se ve reflejado en el entusiasmo con el que avanzan en las clases y con el cambio de actitud que notamos respecto de los comienzos”.
Mediante el ACA, los jóvenes pueden tramitar su primera licencia. Pero para esto, deberán ser socios de la institución y cumplir con los requisitos que exige el GCBA.
Según la licenciada Lucila de la Serna, psicoanalista y ex titular de la Asociación Civil Conduciendo a Conciencia, las escuelas de manejo son muy importantes, ya que “posibilitan al joven practicar en una circulación de tránsito real pero con seguridad personal, porque el auto tiene doble comando y una persona responsable quien puede tomar una determinación en caso de que sea necesario. Así, el joven está más preparado para la toma de decisiones en el momento y va a tener mayor seguridad personal cuándo deba estar sólo al volante”.
Puertas adentro
¿Y cómo saber que un menor está preparado para la responsabilidad de ir al volante de un auto? En este aspecto, De la Serna explica que “por un lado requiere la habilidad técnica idónea y por otro lado la responsabilidad personal de lo que implica manejar un vehículo: para sí mismo, para quienes están dentro del vehículo con él y para el resto de las personas que circulan en el tránsito con los cuales tienen un intercambio. No es tan sencillo saber si un joven está preparado para asumir lo que implica la responsabilidad de conducir en el tránsito y para esto es fundamental el rol de la familia como primer concientizador social”.
Alejo Narr, un chico de 16 años que va a realizar el curso de manejo en una escuela de conducción, contó que “aprender a manejar es importante por qué podés moverte a donde y cuando quieras sin la necesidad de esperar un colectivo o un tren. Aprender a manejar debe hacerse en una escuela por un tema de seriedad y seguridad. Voy a sentirme más seguro aprendiendo ahí que en algún lugar medio clandestino”. Y agregó que su objetivo posteriormente es “comprarme un auto, un paso muy fundamental a la hora de terminar este curso. Después, me veo manejando, llevando a mis papás cuando más lo necesiten, porque el auto es muy útil cuando surge una situación de urgencia”.
En paralelo a esta intensión, Lorena Oliva, su madre, indicó: “En mi experiencia, aprendí a conducir a los 32 años y por la insistencia de una amiga a la que le estaré agradecida de por vida. Con el paso de los años se hacen más fuertes los miedos y las inseguridades que muchas veces conspiran para que una se decida a hacer el curso o incluso en los primeros tiempos como conductor o conductora. Pienso que si aprenden de chicos esas inhibiciones no operan y que el proceso de aprendizaje puede ser más fructífero”.
Norberto Narr, el padre de Alejo, afirmó: “Nunca está de más contar con otro integrante de la familia que sepa conducir. De todas formas, el uso del auto tendría que ser con nuestro permiso y acompañamiento hasta que sea mayor de edad”.
Este es un aspecto para tener en cuenta, porque –como explica De la Serna– “cuando un joven sabe manejar y tiene este documento habilitante se modifica la dinámica con relación a sus pares, ya que ahora uno de ellos puede manejar y trasladarlos y pueden salir juntos; es como un ritual que marca el pasaje a la adultez. Es importante analizar las estadísticas sobre todo para prevenir posibles siniestros: los jóvenes de 15 a 25 años son los que más involucrados están en los siniestros viales, y de ellos los hombres se encuentran cuatro veces más involucrados que las mujeres. La idea omnipotente de que nada va a pasar está instalada y lleva consecuencias que en muchos casos pueden ser fatales”.
Y reflexiona: “La conducción también se vincula con la subjetividad. Muchas veces los hombres son quienes asumen un manejo más riesgoso o lo hacen a exceso de velocidad. Conductas que asocian con una falsa idea de ser más piola o más hombre, más viril. Los jóvenes buscan la pertenencia grupal y por eso no es sencillo diferenciarse y decir no quiero. Esto hace que en un auto todos queden a merced de las conductas que decide asumir quien maneja que a veces pueden ser de riesgo, y, por ende, los demás conductores terminan siendo rehenes de esa situación. Surge aquí algo fundamental que es el lugar del grupo: la posibilidad de compartir la amistad y si es necesario poder poner un freno a lo que está sucediendo si la situación se torna riesgosa”.
En el país desde hace muchos años se lleva adelante la campaña del Conductor Designado. “Es una muy buena medida de seguridad, más allá de que no existen datos de su implementación. Si bien resulta muchas veces difícil que lo apliquen los adultos, pensarlo entre los más jóvenes parecería un poco más difícil. Aquí también aplica el tema del ejemplo que éstos hayan recibido, aunque sin olvidar que son imprescindibles los controles continuos y permanentes realizados por cada autoridad local”, aclaró Valles.
Ante un siniestro, si el menor de edad tiene su licencia de conducir vigente según el porte del vehículo que conducía al producirse el mismo no hay causal por la que el seguro decline la cobertura total asegurada.
“En cuanto a la seguridad vial, evaluando las estadísticas y viendo que están más comprometidos son los jóvenes, no es tan oportuno adelantar la edad del manejo. Sin embargo, si en algunas localidades está habilitado y la familia considera que su hijo puede asumir esa responsabilidad, deben evaluarlo. La licencia va a implicar no solo la habilitación técnica y la evaluación correspondiente, sino también la concientización profunda que conducir un auto es una experiencia que implica una responsabilidad para sí y para los otros, para lo que se hace necesario un lugar muy cercano y comprometido de la familia”, detalló de la Serna.
“Los chicos que recién comienzan a manejar tienen que cuidarse mucho, porque no tienen experiencia aún, al igual que los adultos también tenemos que cuidarlos. Como padres, remarcando una y otra vez que si van a manejar no deben consumir alcohol ni drogas, impulsando la figura del conductor designado en el grupo de amigos, estando presentes. Y como sociedad, especialmente quienes tienen la responsabilidad de comunicar no deben celebrar ni divulgar modas, canciones o actitudes que les dicen a los pibes que manejar al estilo rally, corriendo picadas, fumando marihuana o tomando alcohol en el auto está bueno, porque eso mata y te mata”, concluyó Martínez Carignan.
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