Como todo tóxico, el alcohol genera alteraciones en el sistema nervioso central que dificultan conducir un vehículo con precisión y seguridad; mitos y verdades sobre este reiterado factor de accidentes viales
Cotidianamente nos enteramos de siniestros viales protagonizados por gente alcoholizada que conduce con niveles de alcohol en sangre superiores a los permitidos por la ley. Las últimas palabras del párrafo anterior encierran en sí mismas un gran debate social, en el que muchas veces quienes tocan de oído opinan sin tener fundamentos técnicos.
Por eso es importante empezar con el tema de los límites. ¿Hay un límite de alcohol en sangre que sea correcto o bueno? La respuesta es tajante: No. El alcohol etílico es un tóxico que al ingresar en el organismo genera en pocos minutos alteraciones en el sistema nervioso central. Por lo tanto, como cualquier otro tóxico, no es bueno. Sin embargo, dadas las milenarias costumbres en el consumo de alcohol, muchas sociedades permiten que estemos un poco intoxicados para hacer ciertas tareas. ¿Cuánto? Eso lo decide cada sociedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que el límite máximo permitido de alcohol no debería exceder los 0,5 gr/L de sangre y recomienda adoptar límites más bajos aún. Sin embargo, hay sociedades como las del Reino Unido que tienen límites superiores (0,8 gr/L de sangre) y otras como la japonesa que estableció un límite 0,15 gr/L o la sueca, con 0,2 gr/L. Por lo tanto, los límites de cuán intoxicados podemos estar para conducir es una convención social y no un algoritmo matemático.
Acá aparece la segunda discusión. Si como dijimos, el alcohol es un tóxico, pues entonces establezcamos la ya famosa tolerancia cero. Eso no es posible. Una cosa es que no queramos como sociedad que se consuma alcohol antes de conducir (lo cual es correcto) y otra que la tolerancia sea cero. Un simple estudiante de una escuela técnica sabe que cualquier sistema de medición tiene sus propios márgenes de error y por eso deben establecerse tolerancias. En el caso del control de alcoholemia se utilizan unos aparatos llamados alcoholímetros o etilómetros, que tienen su propio margen de error. Además estos aparatos requieren de una calibración periódica, lo mismo que ocurre con gran cantidad de sistemas de medición. A esto se suma que pueden darse falsos positivos en gente con ciertos problemas de salud, como la diabetes o por ayunos prolongados. Es por eso que siempre debe establecerse un margen de tolerancia por pequeño que este sea y en función de los errores a la que pueda estar expuesta la medición.
La tercera discusión que siempre aparece es: “¿Entonces por qué los profesionales tienen tolerancia cero?”, porque en general las leyes las hacen los abogados y no los técnicos. Los profesionales de la conducción, tal como ocurre en Suecia, Bélgica, España y Austria, por mencionar algunos casos, también deben tener una tolerancia porque no están exentos de las mismas condiciones técnicas que se explicaron anteriormente. ¿Se entiende lo políticamente incorrecto que suena esto último? Sin embargo, no podemos ir contra la técnica.
En busca de agua
Una vez aclarada la diferencia entre lo malo que es tomar alcohol antes de conducir y la tolerancia cero, pasemos a otros temas míticos.
Mucha gente cree que el alcohol hace efecto mucho tiempo después de haberlo ingerido. Eso es falso. El alcohol es una sustancia hidrófila, es decir busca moléculas de agua por la gran afinidad que tiene con ella. Apenas ingresa al organismo pasa al torrente sanguíneo a través de la boca, esófago (5%), estómago (20%) y el intestino delgado (75%) y va a buscar rápidamente los órganos que contienen más agua. Uno de ellos es el cerebro, que además tiene la propiedad de no poder bloquear el ingreso del alcohol. Esto hace que en pocos segundos aparezcan las primeras trazas de este tóxico en él.
Otra cuestión importante es cómo se metaboliza y elimina el alcohol del organismo y cuánto tarda todo ese proceso. En el primer paso de la metabolización actúa una enzima segregada por el estómago y por el hígado llamada alco-deshidrogenasa (ADH), que transforman el alcohol en acetaldehído, una sustancia volátil y muy tóxica. Inmediatamente comienza el segundo paso del proceso por la intervención de otra enzima, la aldehído-deshidrogenasa (ADHL) producida exclusivamente por el hígado que, a su vez, metaboliza al tóxico acetaldehído transformándolo en acetato. En el tercer paso el acetato es, a su vez, metabolizado por otros órganos, como los músculos que lo transforman en dióxido de carbono y agua, sustancias no tóxicas que luego son filtradas por los riñones y expulsadas mecánicamente del organismo a través de la orina. Este proceso hace que la alcoholemia descienda a razón de 0,12 gr/L de sangre por hora. Para entenderlo más fácil: si usted llegó al límite máximo de alcoholemia permitido por la ley (0,5 gr/L), necesitará 4 horas para que su organismo esté completamente desintoxicado.
¿Se puede ingerir algo para que la alcoholemia no sea detectada? Definitivamente: No. Sólo el tiempo y el organismo hacen que el alcohol desaparezca del cuerpo. Pero el alcohol, ¿afecta a todos por igual?: No, la alcoholemia depende de muchos factores. Por ejemplo, la mujer es mucho más sensible a sus efectos por razones muy sencillas. La mujer posee aproximadamente un 55% de agua en su organismo, mientras que el hombre tiene un 68% de agua. Como se dijo anteriormente, el alcohol busca el agua; por lo tanto, si un hombre y una mujer de igual peso consumen la misma cantidad de alcohol, éste se diluirá más en el hombre que en la mujer, por lo que presentará menores niveles de alcoholemia. Además la mujer genera menor cantidad de la enzima ADH y a su vez esta enzima trabaja en forma más lenta; por lo tanto, también esta característica hace que el alcohol le pegue más al sexo femenino.
¿Dos personas de igual sexo y peso que toman la misma cantidad de alcohol tendrán los mismos valores de alcoholemia? No, la alcoholemia depende del sexo, peso, contextura física, tipo de bebida, edad, contenido estomacal, ritmo y velocidad de ingestión, tolerancia adquirida, enfermedades, condiciones psíquicas, hora del día, consumo de drogas, etcétera.
¿Es lo mismo tomar alcohol ingiriendo alimentos o no? No, el nivel de alcoholemia será menor si se consumen alimentos, porque estos competirán con el alcohol en el proceso de metabolización, retardando sus efectos.
¿Tomar una copita de vino o una pinta de cerveza no me afecta a la hora de conducir? Como se dijo, el alcohol es un tóxico, cualquiera sea su cantidad. Con niveles de 0,2 gr/L de alcohol en sangre se percibe una sensación de desinhibición que muy probablemente puede hacerle tomar riesgos que de otra forma no los tomaría. Si sigue consumiendo alcohol se verán afectados sus reflejos, su visión, su equilibrio y su percepción de tiempo y distancia.
Para que tomemos conciencia de un peligro, primero tenemos que entenderlo. Después tenemos que analizar las alternativas para evitar dicho peligro y por último proceder en consecuencia. El alcohol es un tóxico que afecta el sistema nervioso central, que a su vez se encarga de que las acciones sean coordinadas y coherentes. Para conducir se necesita lucidez plena, por lo tanto alcohol y conducción son incompatibles. ¿Quiere tomar alcohol? Hágalo. Pero antes de tomar alcohol, tome conciencia. Y después de tomar alcohol, tómese un taxi.
Hábitos que nos ponen en peligro
Como en muchos temas que atañen a la seguridad vial, la alcoholemia es difícil de mensurar. Sin embargo, la Asociación Civil Luchemos por la Vida hizo un relevamiento entre casi 500 automovilistas que debían renovar su licencia de conducción, que arrojó algunas cifras ciertas sobre los hábitos, las creencias y los conocimientos que los conductores tienen sobre una de las principales causas de accidentes en la vía pública, junto con los excesos de velocidad y las distracciones por manejar utilizando el celular.
Dosajes permitidos. Cabe destacar que en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) los niveles de alcohol en sangre permitidos por ley son los siguientes: 1) Conductor de motocicleta, 0,20 gr/L; 2) Acompañante en moto, 0,50 gr/L; 3) Vehículo particular, 0,50 gr/L, y 4) Profesional, 0 gramo/litro de sangre.
Conductas. El 67% de los encuestados aseguró que consume habitualmente bebidas alcohólicas. Muchos también admitieron que conducen después de la ingestión. El problema se agudiza los fines de semana, cuando el 69% de los conductores dijo manejar después de beber alcohol; dadas estas cifras, Luchemos por la Vida estima que un 46% de los automovilistas conduce con elevados niveles de alcohol en sangre durante los días no laborables. En sintonía con esto, el 50% de los encuestados afirmó que, si organiza una fiesta o celebración, calcula 2 (dos) botellas o más de cerveza para cada invitado. En tanto que el 32% dice estimar una botella por persona.
Límites. El 47% de los encuestados no conocía el límite legal de alcohol tolerado en sangre en conductores particulares (0,5 gr/L), mientras que el 29% no sabía cuál es la tolerancia legal para los conductores profesionales (0 gr/L).
Mitos. El 65% de la muestra afirmó que un solo vaso de alcohol no afecta la capacidad para conducir; en tanto que el 58% cree que el tiempo para que se pasen los efectos del alcohol es menor al que realmente es necesario. Más aún, el 22% de los encuestados piensa que se deben tomar tres o más vasos de vino para que la capacidad de conducir se vea afectada.
Conductor designado. Según un relevamiento realizado por Trial Panel hace un par de años, el 95% de los encuestados afirmó que es Muy buena o Buena la idea de contar con una persona elegida para que no beba alcohol durante una salida. El 5% restante la consideró Regular o Mala. En cuanto a la aplicación de este sistema, el 73% dijo que ni una sola vez lo llevó un conductor designado, mientras que el 27% admitió que al menos una vez viajó en un vehículo conducido por una persona designada previamente para hacerlo. • G.T.