Seis de las doce casas reales europeas cuentan con grandes colecciones de vehículos históricos y actuales; el Reino Unido, España y Mónaco encabezan la pasión por los automóviles más exquisitos
Hay doce monarquías en Europa. La mitad (Dinamarca, España, Luxemburgo, Mónaco, Noruega y Reino Unido) es dueña de colecciones de automóviles que despiertan, al menos, cierta envidia, tanto por su rareza, como por su antigüedad e historia.
Sinónimos de lujo, los modelos que dan vida a estas colecciones van desde el primer auto real británico, con más de 117 años de historia, hasta el vehículo en el que durmió el dictador Francisco Franco durante la Guerra Civil española. Los siguientes son algunos de los ejemplares más imponentes, exclusivos y valiosos de las casas reales del Viejo Continente.
Guerra de Titanes
Las monarquías del Reino Unido y España se disputan el primer lugar entre las colecciones más curiosas. La reina Isabel II ocupa el trono del Palacio de Buckingham hace más tiempo que ningún otro monarca. Aprendió a manejar durante la Segunda Guerra Mundial, con 18 años. Hoy, a sus 90, es dueña de algunos de los ejemplares más antiguos y originales del mundo.
La mayoría de esos modelos descansa en el museo de Sandringham Estate, residencia privada de Isabel II, en Norfolk. Estos ejemplares (unos 23) no están en uso, pero el público puede visitarlos todos los días, desde Pascuas hasta fines de octubre. Entre los modelos más destacados se encuentra el primer auto real: un Daimler Mail Phaeton, de 1900. Cuenta con un motor de dos cilindros y 6 caballos de fuerza, y llegó a alcanzar una velocidad de 34 km/h. Encargado por el rey Eduardo VII, disparó un fanatismo inédito en la sociedad británica por Daimler, que pasó a ser considerada la marca del auto real.
Otros ejemplares en exhibición en dicho museo son el Daimler Brougham de 1914; un Ford Zephyr de 1956; y un Rolls-Royce Phantom de 1961. Hay también autos para niños, que incluyen una réplica del Aston Martin DB5 de 1964, famoso por las películas Goldfinger y Thunderball, de James Bond. Este modelo, creado para el príncipe Andrés de York, en 1966, cuenta con patentes intercambiables británicas, francesas y suizas, entre otros detalles.
Prueba de la admiración de la familia real británica por los autos es la casa de muñecas de la reina María de Teck, una de las principales atracciones del Castillo de Windsor, escape de fin de semana predilecto de Isabel II. Esta casa de muñecas, reconocida por sus excéntricos detalles, cuenta con una colección de nueve autos en miniatura, que incluye las limusinas Daimler y Rolls-Royce Silver Ghost, fabricadas especialmente para María de Teck, en 1924, por Daimler y Rolls-Royce, respectivamente.
En tanto, Isabel II cuenta con una flota de Jaguar, Bentley, Land Rover y Rolls-Royce (entre ellos, un Phantom IV). La mayoría de estos ejemplares fueron diseñados para la Reina y son, por lo tanto, únicos en su especie. Descansan en las caballerizas reales del Palacio de Buckingham, en Londres, y se usan para coronaciones, visitas de Estado, casamientos reales y aperturas del parlamento, entre otros acontecimientos.
En la península ibérica, los talleres de la Guardia Real, en el municipio madrileño de El Pardo, esconden una de las colecciones de autos más importantes de España. Allí, unos 55 vehículos –propiedad del Patrimonio Nacional y del Ministerio de Defensa– descansan en los cuarteles de la Reina y el Príncipe de Asturias, y en el cuartel del Rey.
Entre los modelos más destacados llama la atención un Ford 817 T, patentado en 1939, que el general Franco usó como habitación durante la Guerra Civil española. El vehículo, formado por una camioneta Ford y un vagón de tren, cuenta con un dormitorio, escritorio y baño con ducha. Otro ejemplar con historia es el Mercedes-Benz G4 W31 de tres ejes que Adolf Hitler le regaló a Franco, en 1940. Benito Mussolini también contaba con uno de estos modelos.
Pero la joya más valiosa de la colección es, quizá, el Rolls-Royce Phantom IV, que usaron tanto Juan Carlos I como el actual rey, Felipe VI, en sus respectivas proclamaciones. El ejemplar es uno de los tres Phantom IV que encargó Franco, en 1948, y parte de los 18 modelos fabricados en el mundo. Es, también, el auto en el que los reyes de España recibieron a Mauricio Macri y Juliana Awada, en febrero último.
Completan la colección un Mercedes-Benz 770 Pullman Limousine y un Cadillac 1948, entre otras reliquias. El Patrimonio Nacional español también cuenta con dos Ferrari FF que el jeque Mohammed bin Rashid al Maktoum, de Emiratos Árabes Unidos, le regaló en 2011 a Juan Carlos I, que llegó a tener unos 70 autos.
Países nórdicos
Dinamarca y Noruega se centran en los modelos clásicos, elegantes y tradicionales. En la casa real danesa, liderada por Margarita II, las patentes de cada vehículo cuentan con una corona, seguida por un número corto. Los autos de la Corona, se los bautizó. El emblema de la colección, conocido entre los miembros de la realeza como el Gran corona, es un Rolls-Royce Silver Wraith LGLW 25 de 7 plazas, cortesía de Federico IX, padre de la actual monarca. Fabricado en 1958, este ejemplar es uno de los 52 que salieron al mercado ese año.
La monarquía danesa ostenta también tres limusinas Daimler de ocho asientos: Corona 1, de 1970, usada para grandes eventos oficiales; Corona 2, de 1989, la más nueva del trío; y Corona 5, de 1986, que sirve para trasladar a jefes de Estado de visita en Dinamarca y a embajadores que tienen audiencias con la Reina. Autos privados, más limusinas, y una serie de vans y minibuses completan la colección real.
Más al norte, el rey Harald V de Noruega es dueño de varios Audi. Una limusina A8 L Extended de 6 asientos y 7 puertas, que supera los 350.000 euros (unos US$ 413.000, al cambio actual), encabeza su colección. Fue fabricada especialmente para él, y demoró un año en ser entregada. Una limusina Mercedes-Benz Clase E, valuada en unos US$ 140.000; un Cadillac de los años ’30 y un Lincoln Continental de 1966, son otras joyas de la colección noruega. Los modelos más accesibles incluyen los Lexus LS 600h, Audi A8, Mercedes-Benz E65 y E67, y BMW Serie 7.
Poderosos los chiquitines
Mónaco es, después del Vaticano, el país más pequeño de Europa. Su pasión por los autos, sin embargo, es colosal. A tono con las calles monegascas, que despliegan algunos de los modelos más lujosos del planeta, la fiebre por los fierros corre también en la sangre real.
El príncipe Luis II (1870-1949) apoyó la inauguración del primer Grand Prix de Mónaco, en 1929. Años después, su nieto, Rainiero III (1923-2005), famoso por su casamiento con la actriz estadounidense Grace Kelly, forjó una colección de autos clásicos con más de 100 ejemplares. Los modelos van desde un De Dion-Bouton de 1903 hasta el Lexus LS 600h que usó su hijo y actual príncipe, Alberto II de Mónaco, para su casamiento con Charlène Wittstock, en 2011. Incluye, también, un Lincoln tipo L de 1928; un Delahaye 135 MS de 1948; un Cadillac de 1953; y un Mercedes-Benz 300 SL de 1953. Se destacan, además, varios autos deportivos y de Fórmula 1.
La colección descansa en el museo Les Terrasses de Fontvieille y está abierta al público los siete días de la semana. En 2012, Alberto II subastó parte de la misma para adquirir más ejemplares.
Otro país europeo en el top ten de las naciones más pequeñas del Viejo Continente es Luxemburgo. Su actual gran duque, Enrique de Luxemburgo, asumió el cargo en 2000 tras la abdicación de su padre, Juan de Luxemburgo.
Maneja un Audi A8 L. Sin embargo, elige un Daimler DS420 de 1968 para actos oficiales, casamientos reales y visitas de Estado. Para el casamiento del príncipe Guillermo con Estefanía de Lannoy, Bentley Motors le regaló dos Mulsanne a la casa real: uno, llevó a Guillermo y a su madre a la catedral de Luxemburgo; el otro, a Enrique y a la tía de Estefanía.
El mejor amigo de la Reina
Isabel II y su pasión por el venerable Land Rover Defender
Detrás de sus trajes impolutos, sombreros majestuosos y sonrisa cómplice, Isabel II del Reino Unido guarda un fanatismo por Land Rover que data de 1948, cuando aún era princesa. Ese año, su padre, el rey Jorge VI, fue invitado a la ceremonia del modelo de producción número 100 de Land Rover. La 4x4 que reflejaba la pasión de la familia real británica por las actividades outdoor; entre ellas, la caza.
En 1952, el mismo año en que asumió el trono, Isabel II (única persona en el Reino Unido que no necesita licencia de conducir para circular) tuvo su primer Land Rover. Al año siguiente, durante su tour por el Commonwealth, recibió el primer ejemplar diseñado especialmente para ella, que contaba con un área elevada para que la multitud pudiera verla fácilmente. En 1978, la automotriz construyó otro modelo para la Reina con una suerte de sistema de semáforo, que le permitía a Isabel II avisarle a su chofer si quería frenar, ir más lento, o continuar viaje.
En enero de 2016, luego de 68 años de vida (y de amistad con Isabel II), la marca lanzó el último modelo de su clásica Land Rover Defender, que la acompañó durante todo su reinado. Fue el mismo año en que la Reina festejó su cumpleaños número 90.