Cuando se trata de comenzar a conducir, los expertos aconsejan tomar clases con instructores profesionales; todo lo que hay que saber sobre establecimientos, tipos de cursos, valores y demás
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El acompañamiento profesional y experimentado que ofrecen las escuelas de conducción para aprender a manejar un vehículo, permiten al futuro conductor hacerse de conceptos claros y prácticas que le dan habilidades para sortear los obstáculos reales que presentan las calles y rutas cotidianamente (más info aquí).
“El rol de las escuelas de manejo es fundamental como paso previo para el otorgamiento de la licencia de conducir, ya que es la única forma orgánica de poder garantizar, mediante la acreditación de horas teóricas y prácticas, el proceso de aprendizaje previo y necesario para poder llegar a conducir un vehículo, sea moto, auto, camión o transporte de personas. Por otro lado, simplifica el proceso de evaluación por parte de los organismos que otorgan las licencias y, además, minimiza el riesgo de los procesos de entrenamiento porque se hacen con un vehículo con doble comando identificado como tal. Los siniestros con este tipo de vehículos tienen una frecuencia bajísima”, dijeron desde el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) Argentina.
Pablo La Spina, gerente de Educación y Convivencia Vial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, comentó que en la Ciudad de Buenos Aires son 27 las academias habilitadas (consultar en https://www.buenosaires.gob.ar/licenciasdeconducir/cursosdecapacitacion/academias-autorizadas), que deben cumplir con ciertos requisitos para poder funcionar: tener un local habilitado y asegurado; contar con un plantel de instructores formados y que hayan realizado evaluaciones físicas, teóricas y prácticas para obtener su licencia habilitante; los vehículos deben poseer seguro para la enseñanza, doble comando y deben realizar periódicamente una revisión técnica obligatoria, y los cursos teóricos y sus contenidos son aprobados y controlados por la Gerencia de Educación y Convivencia Vial de la Dirección General Diseño e Implementación.
Y detalló que todo automóvil que opera en una escuela cuenta con una habilitación impartida por esa Gerencia que incluye varios requisitos técnicos (sistema de doble comando, la adición de un espejo retrovisor usado solo por los instructores durante la práctica conductual, etcétera) y administrativos (estar radicados en CABA, tener una antigüedad inferior a 10 años, contar con un seguro específico para la actividad y la identificación del rodado en sus laterales con el nombre, domicilio y número de habilitación de la escuela a que pertenece y número interno).
Respecto de las Escuelas, desde el CESVI Argentina indicaron que si bien la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) regula a las academias de conducción, “este organismo debería tener un mayor protagonismo, ya que actualmente sólo exige que se registren las escuelas de forma voluntaria pero no participa de los contenidos de los programas de entrenamientos, ni audita los vehículos con que dictan las prácticas ni a los instructores. Los municipios sólo obligan a las escuelas de manejo a estar registradas y contar con los elementos necesarios para dictar las capacitaciones. O sea, entendemos que éste debería ser un paso obligado de todos los conductores y el estado debería fiscalizarlas de una manera más efectiva”.
Futuros conductores
El doctor Omar Bozzari director de la Escuela Driver’s (con sedes en CABA y GBA) y presidente de la Asociación Academia de Conductores de CABA (Acacoba) expresó: “Ofrecemos cursos de conducción teórico-prácticos en tránsito real para principiantes a partir de los 17 años y hasta la edad del que se atreva. También, para quienes ya tienen licencia se dan clases de refuerzo para obtener confianza y seguridad. En la CABA para la obtención de primera licencia es obligatorio un curso teórico de Educación Vial, que nosotros lo dictamos on-line y dura dos horas y media y que tiene una temática orientada al conocimiento de los derechos y obligaciones del aspirante y a partir de esto su responsabilidad y solidaridad en la vía pública”.
En tanto, con más de 50 años en el rubro, Andrea Rodríguez, apoderada de la Escuela Oscar, señaló que “todo el material teórico es provisto por la escuela junto con los elementos para el protocolo Covid en caso de necesitarlo. Al finalizar el curso damos un certificado del curso teórico (avalado por el GCBA), y entonces al rendir para la licencia solo deberá dar los exámenes sin necesidad de realizar ningún tipo de curso. Respecto de las clases prácticas comienzan en el tránsito directamente y desde la primera clase. El espíritu de Oscar es que el alumno se interiorice en el hábitat donde va a continuar el resto de su vida como conductor. Empiezan de 30 minutos y el alumno va aumentando el tiempo de clase a medida que vaya progresando y ganando confianza hasta de una hora y media según cada caso. El curso lo diagraman los instructores de acuerdo con las habilidades de cada alumno, su evolución y expectativas. Damos diploma de finalización firmado por el instructor a cargo”.
En tanto en el Automóvil Club Argentino (ACA), desde el área de Prensa comentaron que en sus cinco escuelas de conducción pueden tomarse clases para rendir el examen y de refuerzo para los que ya son conductores. Los cursos en CABA incluyen simulador de manejo (único en su tipo en el país) que posibilita adquirir la coordinación y capacitación previa a la práctica en pista; mientras que los cursos de educación vial son virtuales y al finalizarlo queda registrado en la web del GCBA. “El curso de conducción regular consta de 10 clases de 25 minutos cada una en vehículos de doble comando, con la permanente asistencia de un instructor. Se desarrollan en la pista propia del ACA, que está diseñada especialmente para familiarizarse con las situaciones comunes del tránsito. Y los alumnos asociados sin discapacidad física y con domicilio en Capital pueden rendir el examen de manejo en la misma pista y con el mismo vehículo con el que realizaron las prácticas. Además, está el curso avanzado para personas que saben conducir y quieran adquirir práctica por no haber manejado durante un tiempo prolongado”, aportó la jefe de la Escuela de Conducción Juan Manuel Fangio del ACA, Carolina Iglesia.
En cuanto a las Escuelas del ACA en el GBA, hay clases teóricas con instructores seleccionados y capacitados para la atención personalizada según la necesidad de cada alumno. En las mismas, se desarrollan contenidos y antecedentes legislativos del país y la provincia. Las clases prácticas duran 25 minutos cada una en vehículos equipados con doble comando, dirección hidráulica y la permanente asistencia de un instructor. Para el examen, y según el municipio, se le acerca un vehículo escuela para rendir el examen práctico.
En tanto, desde la ANSV indicaron que en la actualidad realizan cursos virtuales promovidos por su Centro de Formación para dar espacios de educación e intercambio mediante el uso de herramientas para facilitar los procesos de enseñanza-aprendizaje a distancia. “El objetivo es poder hacer extensiva la formación en seguridad y educación vial a todos los rincones de nuestro país”, dijeron.
Entre los cursos virtuales abiertos está el de Conducción Segura, que son herramientas de formación para la conducción de autos y motos. Son cinco módulos autoasistidos y correlativos, con certificado de participación (el curso no habilita para sacar la licencia de conducir). A estos suman cursos virtuales en formación en el uso responsable de la bicicleta; de educación vial para la ciudadanía y para agentes de control y fiscalización (más info en https://www.argentina.gob.ar/seguridadvial/centroformacion/cursosvirtuales).
Según las estadísticas de la ANSV los motociclistas representan el 48 por ciento de los fallecidos como consecuencia de siniestros viales, siendo principalmente varones jóvenes de entre 15 y 34 años. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que usar el casco reduce en un 40 por ciento los riesgos de muerte y hasta un 70 por ciento las probabilidades de lesiones graves.
Ante esto, la ANSV desarrolló el programa federal de entrega de cascos y equipamiento reflectivo a motociclistas (ya superan los 10 mil cascos y chalecos dados), cuyo paso previo es la capacitación en conducción segura para concientizar y fomentar el uso del casco. Está destinado a quienes obtengan su primera licencia nacional de conducir Clase A, trabajadores en moto registrados en la jurisdicción, que utilicen motos como medio de transporte a sus lugares de trabajo y conductores que hayan sido detenidos en controles de tránsito por no usar casco.
Actualidad
Debido a la pandemia, las escuelas deben cumplir con el protocolo sanitario definido para este sector por el Ministerio de Salud en 2020. Las clases teóricas pueden ser virtuales o en los espacios comunes con aforo, distancia, mamparas, sanitización y uso de alcohol. Y para las prácticas hay mamparas divisorias en los vehículos entre el alumno y profesor en la que éste, puede hacer una maniobra en caso de ser necesario; ambos usan barbijo todo el tiempo y las ventanillas bajas y el auto se sanitiza al finalizar cada clase.
Bozzari indicó que en los últimos 20 años han variado los aspirantes, pero la mayoría sigue siendo mujeres: “En este grupo encontramos chicas de 17 años que terminaron la escuela secundaria; de 25 a 35 años que son madres con niños en el colegio; mayores de 40 en búsqueda de su independencia, y de más de 60 como materia pendiente de su vida. Todas hacen un porcentual del 70%. Y los hombres han progresado en los últimos años en capacitarse debidamente, ya que son una minoría los que aprenden con un amigo, el padre o el abuelo. Hoy las condiciones del tránsito han cambiado mucho y se requiera otra capacitación”.
Respecto de los alumnos, los consultados coinciden los factores principales que los acercan a las escuelas son el miedo al tránsito, el haber sufrido una experiencia traumática o de inseguridad, la falta de respeto por las normas.
Por otra parte, muchos van con expectativa de aprender en la primera clase y salir a manejar al otro día. Y ese es un error: “El manejo es un hábito y como tal, para generarlo se necesitan 40 días de repetición. Por eso, al principio las clases son dos o tres veces por semana, más allpá de que a algunos alumnos ansiosos les gustaría todos los días. Desde nuestra experiencia, una persona que recién saca la licencia no maneja de forma continua todos los días, por eso mismo, tratamos de instaurar el hábito de retomar los conocimientos con algunos días en el medio”, aclaró Rodríguez.
Un aspecto importantísimo es que los miedos se superan con la trayectoria de los profesores/instructores que acompañan a los alumnos y los ayudan a superarlo paulatinamente mediante la práctica pausada para que el mismo, genere confianza y seguridad para luego sacar la Licencia de conducir.
¿Por qué aprender a manejar en una escuela de conducción habilitada? Pablo La Spina afirma: “Porque cuentan con el control pertinente y permanente de la Gerencia de Educación Vial del GCBA para su habilitación y la realización de las actividades tanto en la parte administrativa como pedagógica. En ese mismo sentido, todo instructor habilitado por el GCBA debe aprobar un examen teórico y práctico sobre los mismos temas y habilidades requeridas para un conductor profesional y tener una licencia que tenga entre uno y dos años de antigüedad, dependiendo del tipo de licencia sobre la cual se pretende instruir. De esta manera se le exige un mayor grado de experiencia y conocimiento en la conducción de automotores”.
También, hay que tener en cuenta que “las escuelas truchas desaparecen; o sea, cobran el curso, dan un par de clases y después no aparecen más. O preparan hasta un determinado momento de la instrucción y luego aconsejan que terminen en una autoescuela. En cambio, el nombre de una autoescuela avala que la enseñanza va a ser realizada en forma integral e integra”, explicó Rodríguez.
Finalmente, los expertos coinciden que aprender a manejar y sacar la Licencia de conducir, da a la persona libertad, confianza, autoestima, independencia, una meta cumplida, la posibilidad laboral y generar un impacto de movilidad en la familia, entre otros aspectos positivos que hoy viene bien vivirlos.
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