Cada vez más usuarios en todo el mundo, gracias a incentivos económicos, infraestructura desarrollada y legislación avanzada compran autos eléctricos; pronto, la ola llegará a la Argentina
Ben es el CEO de una empresa familiar en Londres. Maneja unos 50 km por día. El gobierno del Reino Unido pagó 5000 libras (US$ 6088) del valor total de su Tesla Model S, cubrió los costos del cargador eléctrico de su casa y la mayoría de los del cargador de su oficina. Ben no paga peaje para entrar en Londres, está exento del impuesto a la circulación y tiene estacionamiento gratuito en varios puntos de la capital. “Ahorro un 85% de lo que gastaría con un auto convencional”, calcula.
A dos cuadras de su oficina, el actor inglés y ganador del Oscar, Mark Rylance, carga un G-Wiz en su casa. Él y Ben son parte de los casi 70.000 británicos que manejan un auto eléctrico; y del medio millón que lo hace en Europa.
Con una pequeña ayuda... del gobierno
El auge de los autos eléctricos en el Viejo Continente –pasaron de unos 50.000 en 2013 a casi 500.000 en 2016– no es casualidad. Incentivos económicos, infraestructura desarrollada y una legislación estricta que apunta a reducir las emisiones de CO2 son parte de las razones que explican esta tendencia. Por caso, en 2015 uno de cada 700 autos en Europa era eléctrico; es decir, vehículos de batería (BEV) o híbridos enchufables (PHEV), por sus siglas en inglés. El dato lo aporta la Agencia Europea del Medioambiente que estima que del total de autos 0km vendidos en la Unión Europea (UE), los eléctricos mordieron el 1,2% de la torta.
Si bien el market share sigue siendo bajo, hay excepciones. Con 5,2 millones de habitantes, Noruega es el líder mundial en autos eléctricos per cápita; ostenta, también, el mayor share: casi un cuarto (22%) de los autos nuevos vendidos en 2015 fue eléctrico, proporción que llegaría a 30% en 2020, según la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos. Además, el país nórdico está cuarto en el ranking mundial con más de 100.000 eléctricos en sus calles, después de gigantes como los Estados Unidos (321 millones de habitantes), China (1371 millones) y Japón (127 millones).
El caso noruego llama la atención pero no sorprende. El país viene impulsando la compra de autos de bajas emisiones desde principios de los ’90, cuando nacieron los primeros prototipos de la automotriz noruega Think Global. Hoy, el paquete de incentivos combina subsidios (cero impuestos de compra, bajos impuestos a la circulación y reducción del 50% del impuesto a los vehículos de empresas) con beneficios (peajes, transporte en ferry y estacionamiento gratuito, y permiso para circular en carriles exclusivos). Esto hizo que la flota de eléctricos se multiplicara por más de 12 en los últimos cuatro años: de 9905 unidades en 2012 a 121.447 este año (tres cuartas partes son BEV). Los resultados se sintieron en el medioambiente: el promedio de emisiones de autos 0km alcanzó el récord de 100 g/km en Noruega. El target es llevarlo a 85 g en 2020.
Holanda es el segundo país del mundo con mayor share de autos eléctricos: representaron el 9,7% de las ventas de 0km en 2015, según el portal Nederland Elektrisch. Cuenta, además, con la mayor flota de PHEV de Europa (84.730 unidades). En septiembre, el reino de Máxima estuvo al borde de quebrar la brecha de los 100.000 autos eléctricos vendidos, que pasaron de 43.762, en 2014 a 96.741, este año, según la entidad gubernamental Netherlands Enterprise Agency.
Además del incentivo geográfico –Holanda es 56 veces más chica que la provincia de Buenos Aires–, muchos modelos eléctricos están exentos del impuesto de registro de vehículo y del impuesto anual a la circulación, que puede costar hasta € 1200 (US$ 1309). Y hay un descuento de 36% en impuestos para las empresas que adquieren un auto eléctrico de hasta 50.000 euros.
Francia también tienta: su sistema bonus-malus premia al comprador de un auto eléctrico con hasta 6300 euros del valor del vehículo o 10.000 euros cuando lo reemplaza por un diésel. Para financiar el subsidio, castiga al comprador de un auto convencional con aumentos de hasta 8000 euros según su cantidad de emisiones. Los resultados están a la vista: fue el quinto país del globo en alcanzar los 100.000 coches eléctricos vendidos, un 1,57% de los 0km.
En el Reino Unido los subsidios alcanzan a 4500 libras para los autos (eran 5000 en 2015) y 8000 para las vans. El gobierno también paga el 75% del valor de compra e instalación del cargador doméstico. Como Ben, los usuarios de eléctricos no pagan el peaje de 11,50 libras para entrar en Londres ni el impuesto a la circulación, que puede costar hasta 475 libras al año. Algunos puntos de la ciudad ofrecen estacionamiento y carga gratuita.
Otro player importante en términos de ventas es Alemania. Ambicioso, el país germano busca tener 1 millón de unidades en 2020 (en enero apenas había 53.000 registrados desde 2009). Por eso, el gobierno local y las automotrices presentaron un subsidio de 4000 euros para los BEV y de 3000 euros para los PHEV; además, la exención del impuesto anual a la circulación, que era por cinco años, se extendió a 10. Los números están repuntando y cerraron septiembre en 69.121 unidades y este año totalizarían 78.322 coches, según la entidad gubernamental National Platform for Electric Mobility.
Más allá de los obstáculos
Una de las barreras de acceso a un auto eléctrico es el precio, que suele ser mayor que el de un vehículo convencional similar. Sin embargo, el ahorro a largo plazo amortiza el desembolso.
Según el modelo, manejar un eléctrico en el Reino Unido puede costar 2 centavos de libra por milla (1,6 km), un 83% menos que los 12 que consume uno convencional. El dato lo aporta Go Ultra Low, campaña entre el gobierno británico y las automotrices, que sostiene que un auto eléctrico ahorra hasta 750 libras por año en combustible. Además, optar por un eléctrico como auto de empresa genera ahorros de hasta 300 libras por mes, ya que el porcentaje de impuesto que paga un eléctrico es menor que el de uno convencional.
Otra barrera de acceso a estos modelos –los BEV, sobre todo– es la autonomía. Por eso, para asegurar una infraestructura robusta, la UE anunció la instalación de un punto público de carga por cada 10 autos eléctricos en 2020. Hoy, Holanda es el país con más puntos públicos de carga de Europa: 23.000 (cuatro autos por punto). Le sigue Alemania (14.000, cinco autos por punto), Francia (13.000, siete autos), Reino Unido (11.500, cinco autos) y Noruega (7600, 16 autos). Los conductores pueden chequear los puntos más cercanos desde aplicaciones y páginas web, como Chargemap. El precio de carga varia según la ciudad, el tipo de cargador y el modelo de auto (en algunas ciudades la carga es gratuita).
El tiempo de carga también inquieta. Por eso, Europa aspira a que sus redes incluyan cada vez más cargadores rápidos. Estos demoran 30 minutos en llenar el 80% de la batería del auto (otros cargadores pueden tardar hasta 8 horas). Noruega lanzó un programa para instalar dos estaciones de carga rápida cada 50 km para 2017, mientras que en Inglaterra y Gales la mayoría de las estaciones de servicio en autopistas ya la ofrecen.
Más temprano que tarde (primeros meses de 2017) los rizos iniciales de la ola eléctrica llegarán a la Argentina con los Renault Kangoo Z.E. y Twizy. Y no serán los únicos: VW también traería un vehículo eléctrico el año próximo, amén que Toyota planea fabricar aquí el Prius híbrido.