Un estudio realizado por el Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam) afirma que seis de cada diez motociclistas lo usan en forma correcta; la cifra se reduce a cinco de cada diez entre los acompañantes
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A fines de abril de este año vimos azorados como dos conductores, Alejandro Radetic y Alejandro Biscardi, corrían y cometían todo tipo de infracciones en la Avenida 9 de Julio y en muchas otras arterias de la Ciudad de Buenos Aires sin que ninguna autoridad los detectara. Si no hubiese sido por su propia soberbia de subir a las redes sociales el video de sus supuestas gracias, nunca nos hubiésemos enterado de lo sucedido.
Esto nos llevó a preguntarnos, ¿Cuántas otras infracciones se producen sin control alguno de las autoridades? Fue por eso que desde el Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam) nos planteamos la realización de una investigación acerca del uso del casco por parte de los motociclistas. Básicamente, cuántos los usan y cómo lo hacen. Para hacer el estudio, nada mejor que el punto más emblemático de la Ciudad, en Corrientes y 9 de Julio, en la Plaza de la República, en el Obelisco.
Realización del trabajo
Así, en la primera semana de julio de este año, dos equipos de Ovilam se ubicaron en la Plaza de la República, en horas de la mañana y la tarde, para realizar un trabajo de observación estadística en la que se registraron el paso de 9550 motocicletas. En función de lo planteado en el diseño de la investigación se analizaron los siguientes aspectos: 1) cantidad de personas por moto, 2) utilización de casco, 3) forma de colocación del casco y 4) tipo de casco utilizado.
Cabe destacar que durante los trabajos de relevamiento de la información nuestros colaboradores estuvieron siempre en forma próxima a agentes de tránsito de la Ciudad de Buenos Aires de forma de asegurarnos de que tanto dichos efectivos como el personal de Ovilam estábamos en posibilidad de observar las mismas infracciones.
Resultados
El índice de pasajeros por vehículo fue levemente menor que en el estudio que habíamos realizado en enero de 2016 en Av. Gral. Paz y las vías de acceso a la CABA, y las franjas de 30 cuadras contiguas a la Gral. Paz (lados provincia y CABA). En aquella oportunidad observamos en los accesos a la Ciudad (Panamericana, Acceso Oeste y Ricchieri) que 117 de cada 1000 motos llevaban acompañantes. En 80 de cada 1000 motocicletas que circulaban por la Av. Gral. Paz había un segundo ocupante, mientras que en la franja del lado CABA la relación fue de 70 cada 1000. En este nuevo estudio en Obelisco, el índice se redujo a 62 de cada 1000 motocicletas. Esta pequeña merma tal vez se deba al uso intensivo de la moto en el microcentro para labores de mensajería y delivery.
El segundo punto de interés en nuestra investigación sobre el tema referido a los motociclistas fue la forma de uso del casco. El artículo 40 de la Ley 24.449/94 establece la obligatoriedad del uso de casco para los motociclistas. Específicamente en su inciso J) dice: “Que tratándose de una motocicleta, sus ocupantes lleven puestos cascos normalizados, y si la misma no tiene parabrisas, su conductor use anteojos”.
A su vez, la reglamentación de la ley anterior (Decreto Reglamentario 779/95) agrega sobre este punto que “el casco interiormente debe llevar una etiqueta claramente legible que diga: “Para una adecuada protección este casco debe calzar ajustadamente y permanecer abrochado durante la circulación. Está diseñado para absorber un impacto (según Norma IRAM 3621/62) a través de su destrucción o daño. Por ello cuando ha soportado un fuerte golpe debe ser reemplazado (aun cuando el daño no resulte visible)”.
Pero si nos referimos a las reglamentaciones propias de la Ciudad de Buenos Aires, debemos remitirnos a la Ley 2148 - Código de Tránsito y Transporte. En el artículo 6.10.3 “Requisitos para conductores de motovehículos”, se expresa que “Todo conductor que circula en motovehículo está obligado a llevar puesto un casco protector homologado o certificado, ajustado convenientemente a la cabeza, siendo responsable, además, de que su eventual acompañante cumpla también con dicha obligación”.
En función de esto último, no sólo es necesario que el motociclista y su acompañante lleven el casco puesto, sino que éste debe estar correctamente abrochado para que cumpla su función eficientemente. Un casco desabrochado es muy probable que se descalce de la cabeza del usuario en el momento de una caída.
De las observaciones surgieron 5 opciones de uso de las cuales solo una es la correcta y las otras 4 son pasibles de multa: 1) Que el motociclista lleve el casco puesto y abrochado convenientemente (Correcta); 2) que lleve el casco puesto, pero sin abrochar; 3) Que lleve el casco apoyado en su cabeza, pero sin estar colocado convenientemente; 4) Que lleve el casco en el codo, y 5) que directamente no lleve casco.
El 59,27% de los conductores y el 49,15% de los acompañantes llevaban el casco bien colocado, mientras que el 38,85% de los primeros y el 47.46% de los segundos no se lo abrochan correctamente. En el muestreo, sólo el 1,57% de los conductores lo tenía mal colocado; en tanto que el 0,31% de éstos y el 3,39% de los acompañantes directamente no contaban con este elemento.
Podemos resumir que sólo 6 de cada 10 conductores llevan el casco puesto tal como indica la ley y sólo 5 de cada 10 acompañantes. Esto es muy distinto al índice que habitualmente solemos escuchar y leer que habla de más del 90% de uso de casco en la CABA. Esto ocurre porque en esas mediciones no se tiene en cuenta como infractores a aquellos que no llevan el casco correctamente abrochado. Un casco mal colocado o desabrochado es prácticamente igual a no tenerlo puesto.
Cabe destacar que durante todo el tiempo que duró la investigación los agentes de tránsito de la Ciudad de Buenos Aires multaron sólo a los ocupantes de una moto (conductor y acompañante) por no tener cascos.
Otra cuestión a tener muy en cuenta es el modo de uso de los diversos tipos de cascos. En este sentido la investigación reveló datos muy interesantes. Ver infografía “Tipo de cascos”.
El 91% de los motociclistas prefieren los cascos modulares e integrales. Lo llamativo de la información es que el 68,8% de los usuarios de cascos modulares se lo colocan en forma correcta y lo sujetan convenientemente (en tanto que el 30,3% lo lleva desabrochado y el 0,9% lo usa mal colocado), mientras que sólo el 41,8% de los usuarios de cascos integrales cumplen con lo previsto por la ley (frente a un 55,6% que lo utiliza sin abrocharlo convenientemente y el 2,6% lo porta sin calzárselo bien en la cabeza).
Esto se debe a la comodidad que brinda el casco modular al poder rebatir la mentonera facilitando la comunicación durante las paradas sin necesidad de quitarse el casco. Los motociclistas que usan el vehículo como una herramienta de trabajo y poseen cascos integrales, suelen no abrochárselos para facilitar el quitado del mismo en forma rápida sin tener en cuenta el riesgo que corren mientras circulan con su moto.
En cuanto a los usuarios de los cascos del tipo off-road (sólo el 1,3% del total, el 84,6% lo utiliza en forma correcta y el 15,4% lo porta sin abrochar. Los que usan el tipo abierto con pantalla (5,9% del total de usuarios), el 86,6% se lo calza correctamente. mientras que el 15,4% no se lo abrocha. Por su parte los que prefieren el casco de tipo abierto (1,5% de todos los usuarios), el 86,7% lo utiliza en forma adecuada, en tanto que el 13,3% lo lleva desabrochado (lo que en este tipo de casco resulta más peligroso aún). Por último, 100% del 0,5% de los motociclistas que utilizan cascos tipo retro lo utilizan en forma correcta.
Del presente trabajo surgen claramente las siguientes conclusiones:
1°) Más de un 40% de los usuarios de motos se colocan mal el casco. Esto evidencia que lo utilizan solo para evitar el riesgo de ser multados y no por la convicción de que deben protegerse convenientemente. 2°) El casco modular, por sus características y por el grado de elección de los motociclistas es el que mejor se utiliza desde el punto de vista de lo previsto por la ley. 3°) Se debe seguir trabajando en educación, concientización, control y sanción para mejorar el índice de uso correcto del casco. 4°) Los motociclistas, al igual que las autoridades, deben tener presente que los elementos de protección personal ayudan en forma considerable a reducir la gravedad de las lesiones pero no mitigan el altísimo índice de siniestralidad con motos que sufrimos en todo el país (según el SAME y otras fuentes, el 40% de los muertos y el 39% de los heridos en siniestros viales son motociclistas). 5°) La eficiencia de los controles no depende exclusivamente de la cantidad de agentes que se pongan en la calle sino de la actitud de estos y de la decisión política de las autoridades para llevar adelante los mismos. 6°) Esta pasividad de los controles genera a su vez una sensación de impunidad que alienta a aquellos que no están debidamente educados y/o concientizados a infringir las leyes con la casi certeza de que no serán multados.