En un año complejo para la industria automotriz global, los eléctricos crecieron en número e identidad estilística, en especial de la mano de los fabricantes asiáticos; la moda retro sigue vigente y Ferrari renovó la belleza de los clásicos
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Termina otro año: raro, complejo, interrumpido, pero aun así muchísimo más “normal” que el anterior. La industria automotriz a nivel global dejó de padecer los cierres por la pandemia, pero tuvo (tiene) que enfrentar varias de sus consecuencias, sobre todo la escasez de algunos componentes como los microchips, que está complicando la producción de muchos modelos que requieren intensivamente de ellos. La demanda, por otra parte, se recuperó casi completamente en términos de volumen, con un marcado ascenso de las ventas de vehículos eléctricos (EV) en los mercados más avanzados.
Podríamos decir que 2021, finalmente (y más allá de la particular experiencia de Tesla), fue el primer año en el que los EV se empezaron a convertir en alternativas “reales” de los autos convencionales. Por eso las cosas más interesantes del año en términos de diseño pasaron por ese lado. Y no solo por una cuestión de si los nuevos modelos eléctricos resultaron los más “lindos” (un apreciación que depende mucho del gusto personal), sino por el hecho de que finalmente están encontrando un lenguaje estilístico diferencial que los represente.
Lo mejor vino desde Corea
En ese sentido –el de la búsqueda de una nueva identidad estética–, lo más interesante vino desde Corea del Sur. Pasa que, junto con el Grupo Volkswagen, el Grupo Hyundai –que incluye a las marcas Hyundai, Kia y Genesis– es uno de los que más están empujando la electrificación de su gama. Y para los coreanos no se trata simplemente de ponerle motores eléctricos a sus autos, sino de plantear toda una nueva filosofía de diseño para sus nuevos modelos, incluyendo un lenguaje estilístico bien diferenciado para cada una de las tres marcas. Esto se puede apreciar a la perfección en la nueva gama de SUV medianos 100% eléctricos: Hyundai Ioniq 5; Kia EV 6 y Genesis G60.
Los tres “primos” comparten una misma plataforma, tamaño y segmento (aunque el Genesis G60 se posiciona como un producto premium). Y los tres comparten también una característica muy particular: en fotos o a la distancia, parecen mucho más chicos de lo que son. De hecho, para cualquier desprevenido podrían pasar sin problemas por hatchbacks del tamaño de un Volkswagen Golf, cuando en realidad tienen el tamaño de un Tiguan. Esto tiene que ver fundamentalmente con el tamaño de las ruedas (enormes), que les dan con respecto al resto de la carrocería unas proporciones similares a las de esos autos más chicos. Y si bien se los considera “SUV” por el hecho de tener una posición de manejo algo más elevada, eso tiene más que ver con el hecho de su tamaño, que por tener un mayor despeje o la carrocería levantada. En definitiva: parecen hatchbacks, se autoperciben SUV, pero son en realidad algo nuevo a lo que todavía hay que encontrarle el nombre (porque lo de crossover ya no cierra). Pero más allá de la similitud en el nuevo formato, una de las cosas más interesantes pasa justamente por las diferencias estilísticas entre los tres modelos.
Mientras el Hyundai tiene unas superficies muy planas y facetadas (que hacen honor a aquel estilo “origami” o “papel plegado” que patentó Giorgetto Giugiaro en la década de 1970), las formas del Kia y el Génesis son mucho más fluidas y redondeadas, con transiciones suaves entre las principales superficies. Y ahí donde el Ioniq 5 tiene aires retro (que recuerdan incluso al Lancia Delta, por las líneas rectas y las proporciones), el EV 6 y el G60 recuerdan más al estilo “biodesign” de los ‘90, por sus formas más orgánicas.
En estos tres modelos del Grupo Hyundai se pueden ver claramente tres tendencias de diseño hacia donde apuntan varios fabricantes: el formato “hatchback agrandado”; ciertas referencias a estilos del pasado (que no llegan a ser “retro” y paradójicamente aportan modernidad); y, más allá de esto último, formas mucho más limpias, simples y amigables que las que estuvimos viendo en los últimos tiempos. Esto último es muy visible en las trompas, donde se reducen (o directamente desaparecen) las tradicionales parrillas frontales (de las que varias marcas siguen haciendo uso y abuso en tamaño, aún en sus nuevos modelos eléctricos). Dentro de 5 o 6 años, lo más probable es que este estilo más “neto” sea el predominante, y todos esos autos que ahora nos parecen atractivos por su agresividad y su abundancia de pliegues, líneas y elementos ornamentales, nos van a parecer decididamente “viejos”. Así funciona eso que, en términos muy generales, podemos denominar “moda”.
Pero estos “primos” no fueron los únicos aportes destacados desde Corea durante 2021: otros tres modelos también descollaron, cada uno en su categoría. Por el lado conceptual, el Genesis X Concept, una finísima coupé en el más clásico estilo Gran Turismo, que fue sin dudas uno de los autos más bellos del año. En el extremo opuesto, apuntando a un uso netamente familiar y utilitario, Hyundai lanzó el Staria, una minivan con un diseño de esos que pueden llamarse “futurista” (en color negro recuerda mucho al robot de la remake de El día que la Tierra se detuvo), pero que fundamentalmente se distingue por su simplicidad, limpieza y una vuelta a las grandes superficies vidriadas. Y por último un vehículo más convencional, pero que puesto en la calle se roba todas las miradas: la nueva pickup compacta Santa Cruz, que viene a robarle a la Fiat Toro el trono de “chata” más canchera y deportiva. La buena noticia es que estos dos últimos productos los vamos a ver el año que viene –con cuentagotas, eso sí– por la Argentina.
Retro Vibes
El tema de la nostalgia fue bien aprovechado por varias marcas en 2021. Es un recurso que dio pruebas de funcionar muy bien para lograr una conexión emocional con clientes y entusiastas, sobre todo ante el desafío de instalar productos eléctricos, que muchas veces son tildados de “electrodomésticos” por los que se autodenominan “fierreros”.
A comienzos de año Renault la clavó al ángulo con el 5 Prototype, un concept car que promete ser muy similar a un producto de serie que se lanzaría el año que viene. El 5 –primer trabajo hecho bajo la supervisión de Gilles Vidal, el nuevo director de diseño de Renault– es una pequeña obra maestra en esto de capturar la esencia del pasado y proyectarla hacia el futuro con un halo de modernidad. Fue sin dudas uno de los autos más festejados del año y todos cruzamos los dedos para que su magia se conserve en el pasaje del concept al producto de serie. Conociendo la excelsa trayectoria de Vidal en Peugeot, uno podría firmar que así será.
Otro concept car que llamó mucho la atención en esta línea “retro” (aunque sin llegar a tener la difusión del 5), fue el Ora Futurist. Ora es una de las nuevas marcas del gigante chino Great Wall, un grupo que no para de crecer, tanto en volumen como en calidad de productos. El encantador Futurist –que tiene claras reminiscencias a los típicos sedanes cuadrados de los ‘60 y ‘70 (como el Fiat 125)– es un gran ejemplo de que el nivel de ejecución de los equipos de diseño chinos ya está a la altura del resto de sus rivales occidentales y orientales. Ora es la marca que está haciendo punta de lanza para Great Wall en Europa –un mercado dificilísimo por la alta exigencia de los consumidores– y uno de sus productos para el desembarco es el Good Cat, otro de los autos chicos que sorprendió gratamente al mundillo del diseño. Con sus formas simples y redondeadas, sus luces redondas y los guardabarros más altos que el capot, cualquiera podría pensar que Porsche desembarcó en el segmento B (guiño).
Nissan fue otra de las marcas que apeló a la carta retrofuturista para renovar uno de sus autos más icónicos: la coupé Z. El nuevo deportivo recupera la silueta y los rasgos más clásicos de los viejos y queridos 240 y 260Z y, aún sin una recepción tan unánime, fue sin dudas uno de los modelos que más revuelo causó este año. Más allá de eso es interesante comparar la simplicidad estilística del Z con el barroquismo de su archirrival, el Toyota Supra. Por acá va la cosa.
Un año de bellas Ferrari
Sí, las Ferrari siempre nos gustan a todos, eso no es novedad. Pero 2021 marcó un punto altísimo en el diseño de la casa del Cavallino, que merece ser desatacado. Ya desde hace algunos años Ferrari dio un giro hacia cierto clasicismo, que se puede apreciar en una menor parafernalia aerodinámica y más atención al trabajo de proporciones y detalles. El resultado son vehículos más despojados estilísticamente, pero mucho más elegantes. Es algo que se viene viendo desde la coupé de gran turismo Roma (y un poquito más atrás, desde las fantásticas SP1 y SP2), y ahora se consolidó con la bellísima 296 GTB, que exhibe una pureza de líneas digna de los mejores clásicos de la marca. Y hace unas semanas presentaron la fabulosa Daytona SP3 que, en sintonía con la onda nostálgica del apartado anterior, homenajea con sus formas a las legendarias 330 P4 y 350 Can Am de fines de la década de 1960.
La excelencia en el diseño que mostró este año Ferrari cobra aún más relevancia cuando su archirrival Lamborghini decidió “resucitar” al icónico Countach; pero con tan poca originalidad en su diseño que Marcello Gandini –el creador del original– publicó una carta lapidaria en la que decía que el nuevo modelo “no reflejaba ni su espíritu ni su visión”. Eso sí: en pocos días se vendieron los 112 que se van a fabricar, a un precio que supera el millón de dólares. Billetera mata diseño.
Tsunami conceptual
Para cerrar con este año en el que el gran tema en el diseño sigue siendo la transición hacia la nueva movilidad eléctrica, son para destacar los esfuerzos de Nissan y Toyota para marcar una visión de futuro con sus concept cars. Nissan presentó una familia de cuatro en el marco de su plan Ambition 2030: Chill Out (un crossover coupé); Hang Out (un SUV); Max Out (un roadster) y Surf Out (una pickup). Todos muy interesantes, sobre todo la pickup, que es fantástica.
Ahora, si cuatro concepts juntos son una sorpresa, lo de Toyota (hace solo unos días) es descomunal: 15 (¡quince!) autos conceptuales presentados todos juntos por su presidente Akio Toyoda, en una demostración de poder de fuego a la altura de la marca de autos más poderosa del mundo. Hay de todo entre esos prototipos (y da para un artículo entero): desde pequeñas coupés deportivas hasta una pickup, pasando por sedanes, hatchbacks, SUV, vans y hasta un delicioso mini Land Cruisier que parece hecho de legos. Con esto Toyota demuestra que decidió tomarse el tema de la electrificación muy en serio, y también dará mucho que hablar a nivel diseño.
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