A lo largo de la vida, las personas tienen distintos objetivos y metas que se proponen cumplir. La propagación de la pandemia de coronavirus y la rutina que conlleva la vida cotidiana, hicieron que muchas personas se decidan a concretar los sueños que tenían. Proyectos, ideas, planes que se pensaban para otro momento o a los que no se les encontraba el momento, se pusieron en marcha. Esta es la historia de Blas Merlo, de 26 años, y Paula Rossignolo, de 28, una pareja que sólo quería concretar su deseo por viajar. Y qué mejor en estos tiempos que hacerlo por las suyas, sin depender de aeropuertos, aviones y exponerse al contacto con otros viajeros. Para eso, decidieron adaptar su camioneta estilo minivan y convertirla en una “casa rodante”. Aunque el plan comenzó en 2018, cuando no existía ni nadie imaginaba una pandemia. Vendieron su Fiat 500 y compraron la camioneta usada para empezar a adaptarla y transformarla.
Blas nació en Junín, provincia de Buenos Aires, y Paula en Capital Federal; actualmente viven y desarrollan su aventura en Lobos. Ambos tenían la intención de recorrer el país hacia destinos cercanos, pero las ganas y el deseo de hacer muchos más kilómetros en las rutas y traspasar fronteras hicieron que ambos se pusieran un objetivo superior y un destino más lejano: Alaska.
La minivan que eligieron fue una Mercedes Benz 1996. Si bien se utiliza mucho para motorhome, no tiene grandes espacios como sí ofrecen otros vehículos. A pesar de esto, Blas y Paula hicieron algó único: en enero de 2019 comenzaron a remodelarla. La restauraron y la convirtieron en una verdadera casa móvil.
La camperización (transformar un vehíbulo en vivienda) de la camioneta la dividieron en dos: mientras Paula se encargaba “de la estética y los colores”, Blas hacía “la distribución interior y la mano de obra”. La paleta que utilizaron para decorar fuer en celeste claro y marrón símil madera, con laca en algunos sectores para darle más brillo. En el interior utilizaron elementos rústicos, algunas piezas tejidas con macramé y otras cocidas, como las cortinas, en tonos marrones haciendo composé.
Desde un baño chico, una cocina con horno más pequeño que el convencional y una cama alta para así tener una baulera debajo y aprovechar espacios, hasta paneles solares y una terraza en el techo, la reconversión de la casa-camioneta revolucionó las redes sociales y a todo Lobos. A través de su cuenta de Instagram ambos mostraron el proyecto de transformación interior del vehículo, en donde se ve desde la quita de las butacas traseras y sus alfombras “tipo camionero” que tenía la Van, hasta la instalación de un tanque de 27 litros para la ducha y así bañarse rápidamente en 10-12 minutos. “Hicimos la conexión eléctrica e colocamos un medidor de monóxido de carbono porque que tener mucho cuidado y más cuando el lugar es pequeño”, advierte Blas.
"Hicimos una distribución única: aprovechar la parte alta con la cama para generar espacios y ubicar una baulera debajo para guardar cosas. También pusimos estantes para organizarnos a lo largo del viaje con nuestras pertenencias."
Blas
A pesar de los meses dedicados a su objetivo, cuentan que en los comienzos no fue una tarea sencilla. Y ahora que ya está listo, llegó el momento de tomar las grandes decisiones: Blas dejará su trabajo en el banco para cumplir este proyecto de viaje sin plazos de tiempo. “Vengo de una familia de bancarios: mi papá y mi hermano lo son, por lo que la decisión de dejar mi trabajo fue un proceso bastante difícil pero ya está firme”. Y juntos empezaron a buscar más alternativas para poder sustentar su viaje económicamente, así fue como decidieron unificar sus conocimientos (Paula es graduada en Marketing y Blas estudió diseño gráfico) para realizar un emprendimiento a través de redes sociales. Allí venden objetos de viaje y decoración como jarrones y macetas autorregables.
"Entre los dos nos fusionamos super bien y la verdad que estamos muy contentos. Ya conseguimos varios sponsors para que trabajen con nosotros y nos acompañen en nuestro recorrido"
Paula
Si bien aún por la pandemia de coronavirus no saben cuándo será el comienzo de su viaje, ambos son optimistas de cara a los próximos meses. “Aproveché este último tiempo para ir ahorrando. Espero que podamos salir en los próximos dos o tres meses, entre marzo o abril”, confiesa Paula, a la espera de convertir en realidad junto a su Blas el sueño de viajar libremente por el continente americano.
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