Tulio Crespi es uno de los creadores de vehículos más importantes del país. De su fábrica salieron modelos que llegaron hasta el Salón de París como la Tulieta GT, que aquí explica cómo restauró
Yo me conformaría con tener algunos pedidos; no deliro ni sueño. Detenidamente pude conocer algunos anticipos de los coches que se expondrán en París, y para orgullo de nuestros obreros, sostengo que en punto de terminación, por ejemplo, no nos veremos superados por nadie. Los autos son francamente nobles. Estamos en precio y las pautas posibles de aceptación; por otra parte, me las anticiparon los más exigentes clientes argentinos, que saben perfectamente cuándo un automóvil vale y pagan por ellos lo que realmente es necesario”, así le anticipó Tulio Crespi sus expectativas a LA NACION en vísperas de su presencia en el 62º Salón Internacional del Automóvil de París. Pasaron 41 años desde aquella referencia del lunes 29 de septiembre de 1975, y uno de los vehículos exhibidos volvió a ser noticia. Se trata de la Tulieta GT, que acaba de ser restaurada.
“Lo más importante en la historia de la Tulieta GT es haber estado en aquel Salón de París, ocupando el lugar en el stand que era para Lotus, que no llegó con la terminación de su auto”, reconoce hoy el creador argentino de 78 años.
En el tiempo que transcurrió desde dicha cita francesa, a la cual se trasladó en un Hércules de la Fuerza Aérea Argentina (el mismo que volvió con los autos y con varios premios, entre ellos al mejor diseño), el constructor radicado en Balcarce desde 1986 –antes poseía su taller en el barrio porteño de Chacarita–, siguió con sus creaciones. “Llevo 53 años construyendo autos. Gané en todas las categorías en las que competí. Tulio Crespi S.A. es la fábrica que más autos de carreras hizo en el mundo. Mis autos corrieron más de 230 mil carreras”, relata el porteño.
La producción de la Tulieta GT comprendió 45 ejemplares. La protagonista de la historia, que fue hallada en Río Gallegos, Santa Cruz, es una de las primeras que se hicieron, según el propio autor. Mecánicamente, está original. “Lo que hice fue colocarle al chasis del Renault 4L la carrocería que produje. El motor era el del Renault 12 (cuatro cilindros en línea de 1300 cc). Por eso, cuando volví de París, me citaron de Renault. La Tulieta iba a ser el Renault 12 Alpine 2”, rememora Crespi.
De atrás para adelante
¿Qué es lo más difícil de la restauración? “Todo depende de cómo se encuentre el auto. Pero es importante que todos los elementos existan, porque entonces no hay que fabricarlos. Lo que está mal se reemplaza por algo nuevo. Esta Tulieta tiene las primeras llantas de aleación de aluminio que se fundieron en el país, con un diseño que hice yo”.
Cuando la Tulieta irrumpió en el mercado en la década de 1970, los autos convertibles no eran habituales. Por eso, para ponerle el parabrisas, Crespi debió utilizar el ingenio una vez más. Es que no existían vidrios tan inclinados, dado que eran todos rectos. ¿Fabricarlo? Una locura.
“Usé la luneta del Dodge Polara, porque tenía la inclinación justa. Los autos de ahora tienen el parabrisas más inclinado, pero en esa época era una barbaridad. Lo mismo que los faros; se usaban los que había, pero la Tulieta fue el primer auto en el que se levantaban los faros completos”.
Además de la Tulieta GT, otro modelo que estuvo en el Salón de París de 1975 fue la Tulia. Tras cuatro décadas, luego de la restauración de la primera, ahora llega el turno de la reconstrucción de ésta. “Esta pieza fue hecha hace 43 años y dejada dentro de la matriz –afirma Crespi–; decidí sacarla y hacerla nuevamente, claro que aplicando nuevas tecnologías”. El chasis será con piso plano, efecto suelo, con suspensión independiente y freno a disco en las cuatro ruedas. Muchos elementos de la carrocería serán fabricados en carbono y kevlar para que reúna las medidas de seguridad correspondientes. No está decidido qué motor llevará, una de las opciones es un Torino 7 bancadas. Nostalgia pura. •
La restauración paso a paso
1. Desarmado.
Lo primero que debe hacerse es desarmar el auto íntegramente. En este caso, hubo que tener en cuenta que en el momento en que se fabricó la Tulieta GT, se la realizó con la base del Renault 4L, que era el auto más moderno de entonces. Como en aquella época no se hacían los tratamientos antióxido (cataforesis) actuales, los autos se oxidaban y picaban mucho. Entonces, se reconstruyó todo el chasis.
2. Chasis.
Con el coche desarmado se repasa el chasis y las suspensiones por completo. En este caso, hubo que hacerle parte de la trompa nueva porque estaba deteriorada. Directamente la cortamos, pusimos la carrocería dentro de la matriz y le hicimos la parte que faltaba.
3. Ensamblado.
Después, se comienza con el armado. Para eso se vuelve a poner la carrocería en el chasis. En aquella época, el Renault tenía chasis, no era como los autos de ahora que no lo tienen; entonces se debe armar completo. En ese momento, se tienen en cuenta los encastres y la escuadra de las puertas y el capot; posteriormente se vuelve a desarmar para pintar. La restauración se hace de abajo hacia arriba: primero el chasis y después se integra la carrocería.
4. Pintura.
Por último, se realiza la pintura; a lo que sigue la reparación del tapizado y el lustrado. Cuando la terminé y la probé fue como volver a vivir. Empecé a recordar viejos tiempos. Andaba por todos lados con ese auto.
Tulio Crespi